domingo, 26 de enero de 2014

LA ORF AUSTRIACA SE HA CONVERTIDO EN UN MODELO DE GESTIÓN PARA LAS TELEVISIONES EUROPEAS

Por HERMANN TERTSCH
EL PAÍS  Viena, 10.01.83


El consenso político en el consejo de administración es la clave de la expansión de la televisión Austríaca (ORF) en los últimos años, hasta convertirse en una de las emisoras estatales más dinámicas e, innovadoras de Europa. El consejo de administración, compuesto por representantes del Gobierno, partidos políticos, espectadores y comité de empresa, dejó así de ser un foro de rencillas e intentos de manipulación política del medio, que dificultaban la planificación a medio y largo plazo en la gestión de la empresa. La ORF es hoy una televisión elogiada por gran parte del público, con dos cadenas complementarias, un elevado porcentaje de producciones propias y unos costos de personal apenas superiores al 50% de su presupuesto total, si bien los salarios de sus empleados están por encima de la media del sector privado.

El artífice de esta práctica, según la cual todas las decisiones se toman por mayoría mínima de dos tercios pero en la que no es infrecuente la unanimidad de los miembros del consejo, es Ged Bacher, director general de la ORF desde 1978. Cuatro años después de su nombramiento, Bacher puede presentar un balance merecedor de elogios, no sólo de gran parte del público, sino incluso del Tribunal de Cuentas de la República Austríaca.La ORF, jurídicamente un ente público, no percibe asignación alguna del presupuesto del Estado y lleva los últimos años cosechando beneficios regularmente, que en 1982 alcanzaron los 99,5 millones de chelines austríacos (unos 725 millones de pesetas). Sus ingresos provienen, en más de un 50%, del canon por receptor de televisión y radio; en un 40% , de la publicidad, y el resto, de licencias, ventas de programas y subvenciones. El canon por aparato de televisión es de 123 chelines al mes, unas 910 pesetas según el cambio actual.

El monopolio de radio y televisión que detenta la ORF está firmemente asentado, y la eventual autorización de emisoras privadas, caballo de batalla en anteriores confrontaciones electorales, parece haber pasado a segundo término en la agenda de los partidos austríacos de cara a las elecciones que se celebrarán en la primavera próxima.

La competencia de tres cadenas de televisión de Alemania Occidental (ARD, ZDF, Televisión Bávara) y de la televisión suiza, en aumento a medida que se implanta la televisión por cable, no parece poner en peligro la hegemonía de la ORF, que, a su vez, cuenta con audiencia habitual en los territorios de cobertura de las televisiones antes citadas. Si la audiencia de la ORF en Alemania Occidental y Suiza se estima en un mínimo de 800.000 personas, en los países del Este fronterizos con Austria la aceptación del público es aún mayor.

Dos cadenas complementarias

En Hungría, los periódicos regionales publican diariamente la programación de la televisión Austríaca, y en Checoslovaquia podrían alcanzar el millón y medio los telespectadores habituales de la ORF. La programación de la ORF consta de dos cadenas de televisión; dos programas nacionales de radio; diez emisoras regionales de radio, así como una emisión en inglés, una de onda corta en cuatro idiomas (entre ellas, el español) y el servicio de teletexto, que permite al usuario leer en la pantalla un noticiario nacional e internacional a cualquier hora de la programación.La puesta en marcha de la segunda cadena como programa completo e independiente y la emisión matinal de la primera cadena, que consiste fundamentalmente en repeticiones de programas nocturnos, ha supuesto un fuerte aumento de las horas de emisión. Así, mientras la mayor cadena de televisión alemana, WDR, emite diez horas diarias, la ORF emite diecinueve. De la programación diaria de la ORF, aproximadamente el 70% es de producción propia.

Uno de los pilares del éxito cosechado en los últimos años se basa en una oferta paralela y complementaria, sin competencia entre las dos cadenas y en una sincronización entre ambas programaciones, que permita al espectador el cambio de cadena sin perder parte de los programas que interesan. Para ello es imprescindible una estricta puntualidad en los comienzos y finales de los espacios, difícil en el caso de la ORF, que sólo emite cuñas publicitarias antes y después de los informativos.

La primera cadena emite preferentemente programas de amplia audiencia, de entretenimiento, deportivos, infantiles, de música popular y telefilmes de producción propia. El segundo canal presenta una programación para un público más exigente, con obras teatrales, música, crítica literaria, reportajes y documentales, cine y programas de debate.

Sueldos y salarios

Uno de los programas de más éxito en los últimos años es Club 2, una mesa redonda sobre temas de actualidad, al estilo de La clave. El hecho de tener beneficios y una gestión económica transparente no ha evitado que los altos sueldos y las privilegiadas prestaciones del personal de la ORF sean motivo de crítica en la opinión pública.Los 3.227 empleados de la ORF cobran de acuerdo con una escala de salarios correspondientes a dieciocho categorías. El personal de limpieza de los estudios, encuadrado en el grupo uno, cobra entre 7.000 y 14.800 chelines, entre dos y tres veces por encima de lo que perciben, por el mismo trabajo, los empleados de la empresa privada. Todos los sueldos, desde el citado grupo uno al dieciocho, con cantidades globales que oscilan entre 32.000 y 64.000 chelines (240.000 y 475.000 pesetas), son desorbitados respecto al nivel salarial de Austria.

Los sueldos del director general y de los directores de las dos cadenas son establecidos por el consejo de administración. El director general tiene asignado un sueldo mensual de 141.000 chelines, lo que supone, al cambio de moneda actual, algo más de un millón de pesetas. Los costos del personal aumentaron en una década (1970-1979) en un 300%, mientras los costos totales crecieron durante el mismo período un 165%. En 1982, los gastos de personal ascendieron a 2.320 millones de chelines. Porcentaje que representa algo más del 50% del presupuesto total de la ORF, similar al de la televisión sueca pero que aún así está muy por debajo de las asignaciones presupuestarias destinadas al pago de personal en otras televisiones estatales de Europa incluida España.

Otro aspecto criticado de la gestión del director general Bacher ha sido la política de regionalización de la televisión, plasmada en la creación de centros regionales de televisión en todos los Estados federales austríacos. La instalación de dichos centros, justificada por la dirección como un intento de acercamiento al público, supuso grandes inversiones, cuya productividad ofrece dudas. Así, en 1982 todos los centros regionales juntos produjeron tan sólo una hora y doce minutos de programación al día.