martes, 28 de febrero de 2017

CRÓNICA DE UNA REVOLUCIÓN

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Bucarest
El País  Domingo, 07.01.90

EUROPA CAMBIA

Rumanía entra lentamente en la normalidad, aunque los carros de combate continúan en sus calles

Bucarest entra lentamente estos días en una normalidad mejor que la habida durante lustros. Los controles de milicianos y del Ejército en las calles han desaparecido, permanecen los carros de combate ante los edificios estratégicos, como la televisión y el Ministerio de Asuntos Exteriores, donde se reúne el nuevo poder. Días después del triunfo de la revolución que acabó con la dictadura de Nicolae Ceaucescu, sin embargo, el futuro de Rumanía es todavía incierto y queda aún un largo camino por recorrer en el proceso democrático.
Trabajadores en toda la ciudad se afanan por sustituir los miles de cristales rotos. Otros daños serán más difíciles de reparar. Decenas de obras de arte han ardido en el Museo Nacional bajo el fuego artillero. Los bellos edificios de la plaza de la República también fueron pasto del fuego. Muchas villas que habían sobrevivido la depredación arquitectónica de los proyectos demenciales del tirano han quedado destrozadas en los combates. Eran en gran parte casas francas de la Securitate, y el Ejército las atacó con el fuego de sus carros de combate.

Desaparece el terror
Ha desaparecido el terror, y el alivio, lentamente, releva al dolor por tanta sangre derramada. Ahora los rumanos se preguntan cómo ha sido posible la pesadilla del régimen de Nicolae Ceaucescu, que ya ha entrado en la historia como uno de los grandes criminales de este siglo que acaba; cómo un ser inculto y demente como Nicolae Ceaucescu pudo montar un aparato tan cruel como efectivo y mantener maniatado, hambriento y humillado a un pueblo de 22 millones de habitantes de Europa. "¿Por qué el general Vasile Milea [ministro de Defensa asesinado] no se rebeló antes contra esta locura?", se pregunta estos días una articulista rumana.
Incluso para quienes han sufrido bajo otras dictaduras es difícil concebir el grado de terror que Ceaucescu había logrado imponer y el absoluto desprecio de su clan y sus sicarios hacia todos los principios de una sociedad civilizada.
La policía política Securitate golpeaba a embajadores extranjeros con la misma facilidad con que hacía desaparecer para siempre a objetores y críticos. La mentira había llegado a niveles delirantes con todos los medios dirigidos por un ministerio de la verdad orwelliano. Todos habían de vigilar a todos. La desconfianza, la delación, la corrupción y el miedo eran omnipresentes.
El final de este despotismo asiático en los Balcanes lo inició con su coraje uno de los pocos héroes que se atrevió a luchar en solitario contra la dictadura. El párroco Laszlo Tökes había sido objeto preferido de las vejaciones, palizas y arrestos de la Securitate en los últimos años por su denuncia de la inhumanidad del régimen. El día 15 de diciembre, Laszlo Tökes y su mujer, embarazada, iban a ser desalojados de la parroquia. Durante dos días, miembros de la comunidad húngara de Timisoara rodean su casa en una cadena humana para intentar evitarlo.
Unos encapuchados logran penetrar en la parroquia y dar una paliza al religioso, que, ensangrentado, se asoma a una ventana y pide a sus fieles que se alejen porque corren peligro. Esta escena provoca tal indignación que pronto son varios miles de húngaros, rumanos, alemanes y serbios, que componen la población de esta ciudad, los que se manifiestan de forma espontánea en defensa de Tökes. La Securitate abre fuego y mueren las primeras decenas o centenas de niños, mujeres y ancianos reunidos, mientras los hombres estaban en sus trabajos.

Cierre de fronteras
Al día siguiente, Rumanía cierra sus fronteras ante la llegada de las primeras informaciones a Occidente. Nicolae Ceaucescu parte en viaje oficial hacia Irán, donde declara que "la situación en Rumanía es estable". El día 20, Bucarest aparece fuertemente vigilada por la policía, armada con ametralladoras. Un día más tarde son ya decenas de miles las personas que se concentran y manifiestan en Timisoara en protesta por la matanza del día anterior. Sorprendentemente, el Ejército, desplegado en las calles, no interviene.
Ceaucescu vuelve de Irán y comete su mayor error, convocar una manifestación en su apoyo en la plaza de la República, en Bucarest, el día 21. Con la vigilancia existente en la capital cualquier concentración ilegal hubiera sido disuelta antes de contar con un par de decenas de participantes. La convocatoria de la manifestación de solidaridad con el dictador abre las puertas a la victoria de la revolución en Bucarest.
En su demencia, Ceaucescu difama a los ya por entonces miles de muertos como "agentes extranjeros" y promete aumentos de sueldo, en un necio intento por ganarse apoyos. La masa, llegada con retratos oficiales del dictador, lo calla pronto con gritos de "asesino", "rata", "Jos (abajo) Ceaucescu".
La patética imagen del tirano moviendo los brazos horizontalmente en su inútil gesticulación por acabar con el clamor del pueblo es un documento histórico de esta revolución, sólo superado por el vídeo del juicio y la ejecución del tirano y su máximo cómplice y esposa, Elena.
El día 22, como en una película épica revolucionaria, los obreros entran en la capital en grandes marchas desde la periferia. La sede del Comité Central del partido comunista es ocupado por las fuerzas directrices del levantamiento y se forma el Frente de Salvación Nacional, con el anciano ex ministro de Asuntos Exteriores, Corneliu Manescu, a la cabeza. Por primera vez el odiado tirano, tras 24 años de poder y un día de huida, tiene un contrapoder que le disputa la legitimidad con las armas.
Ese mismo día, miles de ciudadanos asaltan el palacio Primaverii y entran en los lujosos salones, llenos de tapices y cuadros del patrimonio nacional, una isla de lujo desaforado y ostentoso en el mar de miseria creado por el titán de titanes o gran amo del país.
A las diez de la mañana, Nicolae Ceaucescu había cometido otro error. Había ordenado asesinar al ministro de Defensa, Vasile Milea, por negarse éste a ordenar a sus tropas que dispararan sobre la multitud que en todo el país se había levantado.

Tomar la televisión
El Ejército se pasa en bloque a las fuerzas revolucionarias. Éstas, encabezadas por Mircea Dinescu, toman la sede de la televisión. Allí se reúne de nuevo el Frente de Salvación Nacional y comienza a emitir la Televisión de la Rumanía Libre. Las fuerzas de la Securitate lanzan una gran ofensiva en todo el país y el Ejército no está lo suficientemente bien adiestrado y armado para hacer frente a estos profesionales del crimen, excelentemente equipados. El Frente de Salvación Nacional teme un aplastamiento de la rebelión. El 23, en una cadena de casualidades, Ceaucescu y su mujer, Elena, que dejaron abandonados a Emil Bobu y Manea Manescu, dos de sus más estrechos colaboradores, porque el helicóptero en el que huían no podía con todos, son capturados después de vagar por Tirgoviste en busca de refugio.
Informado el Frente de Salvación Nacional, decide el juicio inmediato del dictador. Un recrudecimiento durante Nochebuena y Navidad de los ataques de las fuerzas leales a Ceaucescu y la certeza de que éstas han localizado al dictador detenido, aceleran la ejecución de la pareja.
La revolución, hasta este mismo momento amenazada con el fracaso, triunfa en el momento en que se hace pública la muerte de los Ceaucescu. Son las nueve de la noche del día de Navidad de 1989 y ha muerto uno de los regímenes más odiosos de los muchos que merecen este calificativo en este siglo XX.
Continúan los asesinatos y los enfrentamientos, pero la iniciativa se halla ya definitivamente en manos del Ejército y la revolución. Los securistas comienzan a entregarse en grandes grupos. El día 26 se forma el Consejo del Frente de Salvación Nacional. El viejo Manescu ha dejado ya la dirección y emerge al frente Ion Iliescu, un hombre con estrechos vínculos con Moscú. El futuro de Rumanía es aún incierto y largo el camino hacia una sociedad democrática, abierta y realmente libre, pero la pesadilla impuesta por un demente europeo y una camarilla de canallas pertenece ya al pasado. En un río de sangre, entre escenas indescriptibles de heroísmo y depravación asesina, la nueva Rumanía ha recuperado su dignidad nacional.

EL NUEVO GOBIERNO RUMANO DECRETA LA AMNISTÍA DE TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS

Por HERMANN TERTSCH / AGENCIAS
El País,  Bucarest, 06.01.90

EUROPA CAMBIA

El Frente de Salvación Nacional rumano (FSN), el órgano que ostenta el poder en Rumanía desde la caída del dictador Nicolae Ceaucescu, decretó el jueves por la noche la amnistía para todos los presos políticos sentenciados desde 1947. El perdón incluye todas las penas menores de tres años de prisión, excepto por casos de robo, asesinato, violación o intento de fuga.
El nuevo Gobierno anunció en una emisión especial de televisión que está preparando una ley para "reconocer y garantizar las libertades individuales y colectivas de las minorías nacionales rumanas -húngaros, alemanes y serbios-. El proyecto incluye medidas en favor del empleo de las diversas lenguas maternas, la promoción de la cultura nacional y la defensa de las identidades étnicas".
Fuentes cercanas al FSN dijeron que ya se ha iniciado el juicio contra Nicu Ceaucescu, hijo del ajusticiado dictador. Se desconoce si el juicio es de carácter ordinario o militar, aunque se supone que ha sido procesado por este último ya que ayer iniciaron su actividad los tribunales militares establecidos con carácter extraordinario para procesar a los miembros de la Securitate y a los leales a Nicolae Ceaucescu.
El FSN cesó ayer al viceministro de Economía, Constantin Bostina, por su colaboración con el antiguo régimen. El diario Romania Libera había pedido su relevo hace unos días.

Shevardnadze
Las fortificaciones en la frontera con Hungría están siendo desmanteladas. Hoy llega a Bucarest el ministro soviético de Exteriores, Edvard Shevardnadze, de quien se espera un apoyo total al Frente de Salvación Nacional y ayudas efectivas sobre todo en el suministro de energía.
Por otra parte, en el aparato institucional, fuera de Bucarest las conversiones de las antiguas autoridades de Ceaucescu a la nueva línea política del FSN se producen a marchas forzadas. En algunas ciudades, jóvenes que han luchado en Bucarest se encuentran a su regreso con que policías y miembros de la Securitate continúan en sus puestos.
"La tentación de una reforma limitada y sovietizante es muy grande. El Frente tiene que mantener al país funcionando y necesita al aparato del Estado y del partido comunista", decía ayer un periodista rumano.

En una entrevista que publicará el lunes el diario polaco de Solidaridad Gazeta Wyborcza, Brucan dice: "El hecho de que hayamos sido nosotros quienes acabamos con el dictador, nos da la legitimidad. No nos harían falta elecciones", manifestó Silviu Brucan, un miembro del FSN.

EL GOBIERNO DE BUCAREST ESPERA APOYO DE LA URSS PARA SUPERAR ESTE INVIERNO

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Bucarest, 05.01.90

LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

Las nuevas autoridades de Rumanía han manifestado su satisfacción por la inminente visita del ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética, Edvard Shevardnadze, y han declarado que esperan apoyo económico de Moscú para superar este invierno. Por su parte, Silviu Brucan, miembro del Consejo del Frente de Salvación Nacional (FSN) de Rumanía, reveló ayer que el Ejército rumano se hallaba en una grave situación de inferioridad frente a las fuerzas de la Securitate hasta el lunes, día 25 de diciembre.
Brucan añadió que sólo el anuncio de la muerte del dictador Ceaucescu supuso el punto de inflexión en la situación militar a favor de la revolución. Anunció también el fin del partido comunista y dijo que si algún miembro del mismo quiere reactivarlo, el FSN estará "muy alegre" de enfrentarse a tal competencia. En cuanto a la ayuda soviética comentó: "Esperamos sobre todo el suministro energético, en petróleo y gas natural, que nos ayude a superar este invierno". Brucan visitó en noviembre de 1988 la URSS y pudo confirmar allí el absoluto rechazo de Moscú a la política y a los métodos de Ceaucescu.
El FSN, que ayer reunió en Bucarest a sus líderes en las 40 comarcas de Rumanía, anunció ya que presentará sus propios candidatos a las elecciones. El primer ministro Petre Roman presentó un informe sobre la situación real de la economía, falsificada de forma grotesca por el régimen de Ceaucescu, y el presidente del Consejo, Dumitru Mazilu, presentó los borradores de la nueva Constitución y la ley electoral.
Brucan, uno de los firmantes de la ya célebre carta de los seis, hecha pública en la primavera pasada con una dura denuncia del régimen de Ceaucescu, manifestó que aún el día de Navidad la Securitate y fuerzas leales al dictador ganaban terreno y lanzaron fuertes ataques contra unidades del Ejército, en inferioridad de armamento.
El día de Nochebuena, en la sede de la televisión, el CSN había decidido juzgar sumariamente al matrimonio. Al reforzarse al día siguiente los ataques de la Securitate, deteriorarse la posición de las fuerzas leales a la revolución y ser atacado el propio cuartel en Tirgoviste, donde se hallaba detenido el dictador, se decidió su ejecución. "Prevalecieron las consideraciones militares. Las jurídicas en esta situación quedaron sin relevancia", manifestó Brucan.
Según aseguró Brucan ayer en Bucarest, había posibilidades reales de una liberación de Ceaucescu. "Si éste llega a ponerse al frente de la Securitate, hubiera habido una gran matanza con centenares de miles de muertos". El miembro del Consejo del FSN informó ayer, por primera vez de forma oficial, que las cifras de muertos de entre 60.000 y 80.000 son exageradas, pero que hasta que haya un balance exacto de víctimas no se harán públicos datos al respecto.
Brucan confirmó ayer implícitamente sus contactos con las autoridades de la URSS, pero negó rotundamente la existencia de una conspiración contra el clan Ceaucescu. "Estoy sorprendido por el hecho de que periódicos serios occidentales cayeran en la fantástica historia del golpe. Se les tenía que haber ocurrido a sus editores que, de haber sido cierta, nosotros presumiríamos de ello y contaríamos con el total aplauso del pueblo".
"¿Por qué íbamos nosotros a ser tan modestos como para no arrogarnos tan histórico éxito?", continuó. "No había tal plan, ya que era imposible bajo el estado policial de Ceaucescu. La verdad histórica es que la explosión popular del 22 de diciembre fue ciento por ciento espontánea".
Especialmente la Prensa francesa, que por su masiva cobertura de la revolución rumana se ha visto obligada a confiársela a enviados especiales sin el mínimo conocimiento de este país, se ha lanzado a una insólita competencia en alimentar rumores y fomentar esta teoría de la conjura y de la existencia del FSN meses antes de la caída de Ceaucescu.

De haberse logrado juntar físicamente a tres miembros del actual FSN con ánimos conspirativos uno de ellos habría acabado confesando los planes a la Securitate bajo la brutalidad de los interrogatorios. Una conjura en la que decenas de personas estuvieran implicadas era virtualmente imposible y hubiera equivalido a un suicidio colectivo.

LA GARANTÍA DEL PACTO DE VARSOVIA

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Bucarest, 05.01.90

LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

La existencia del Pacto de Varsovia, que tantas veces ha supuesto la garantía de fracaso de las experiencias emancipadoras en Europa del Este, ha tenido una vital importancia para la victoria de la revolución rumana y la caída del despotismo del régimen de Nicolae Ceaucescu. Las potencias occidentales mimaron al dictador Ceaucescu en su esperanza de que sembrara la división en el Pacto de Varsovia. Presidentes norteamericanos, como James Carter y Richard Nixon, ignoraron la ya gran represión que Ceaucescu ejercía sobre su pueblo para fomentar la disolución del bloque militar comunista y buscar ventajas concretas.
Ceaucescu jamás se fió de un Ejército con una gran tradición en la profesión castrense pese a las continuas purgas habidas tras el golpe que hizo caer al dictador Ion Antonescu. La resistencia del Ejército al acceso al poder de los comunistas fue dura.
Desde que, en 1965, Ceaucescu llegó al poder, sus temores de ser eliminado por este ejército fueron constantes. Tanto a finales de los setenta como a principios de los ochenta hubo serios rumores sobre planes castrenses de acabar con la sinrazón del presidente, que se hallaba aún lejos de su demencia en los últimos años de su régimen,
Ceaucescu intentó desmantelar el Ejército. Su miedo a los militares le llevó a desarmarlos todo lo posible y a crear un contrapoder en la Securitate con armas pesadas y entrenamientos e información avanzados. Pero no pudo rebajar el mínimo de armamento y munición que los compromisos en el Pacto de Varsovia requerían del Ejército rumano, y por ello estas fuerzas armadas pudieron alzarse con el pueblo contra el aparato policial e inquisitorial del dictador.

Relación con Moscú
Las fuerzas armadas eran la única institución que seguía manteniendo, por obligación, no revocable por Ceaucescu, contactos con el Ejército Rojo. Esta relación era regular en el marco del Pacto de Varsovia. Fuentes rumanas dan por seguro que el actual jefe del Estado, Ion Iliescu, y el ministro de Defensa, Nicolae Militaru, y su asesinado antecesor, Vasile Milea, tenían activos contactos con Moscú.
Parece claro ya que el Comité de Seguridad del Estado de la URSS (KGB) estuvo implicado en los trágicos acontecimientos de Brasov en 1987, encauzando el inmenso descontento de la población en aquella sublevación frustrada. Nadie duda tampoco de que -con su grado de información, sin parangón en el Oeste- Moscú sabía llegada la hora de poner fin a la dictadura.
Ceaucescu anunciaba un desarme "en bien del proceso de paz y distensión", y mandaba al Ejército a constituir brigadas de construcción de sus megalómanos proyectos mientras rearmaba a su siniestra policía política para controlar al propio Ejército.

El Pacto de Varsovia ha sido en los últimos 10 días de diciembre de 1989 factor fundamental de la victoria del pueblo.

AL CALOR DE LOS CLÁSICOS DEL MARXISMO

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Bucarest, 04.01.90

REPORTAJE: LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

La colectivización de la agricultura en Rumanía hundió en la crisis a las granjas agropecuarias

Vladimir Tautu es el jefe de la granja agropecuaria de Pipera, cerca de Bucarest. Desde que el 22 de diciembre quitó de su oficina el retrato del presidente Nicolae Ceaucescu se ha convertido en un ferviente revolucionario anticomunista. El martes le visitaron dos periodistas, uno del londinense The Times y otro de EL PAÍS. Ante tal acontecimiento, y para caldear su hasta ahora gélida oficina, Tautu recurrió a los clásicos del marxismo.
Cuando llegaron los visitantes, la estufa había consumido ya todas las obras de Ceaucescu y estaba incinerando las de Marx y Engels, así como los discursos del norcoreano Kim Il Sung sobre la irreversibilidad y las glorias del socialismo. Tautu, organizador de los aquelarres pro Ceaucescu en esta granja de 100 trabajadores, considera hoy que todo lo que han hecho los comunistas desde que tomaron el poder en 1947 ha sido una catástrofe. A la pregunta de si alguien en la granja estatal lamenta la caída y ejecución de Ceaucescu, Tautu responde que la madre de éste. Comunistas no quedan en la granja, asegura, y dice que sólo unos pocos fueron miembros del partido, omitiendo el detalle de que él es uno de ellos.
La colectivización de la agricultura es uno de los pecados capitales de este sistema socialista, que se ha hundido estrepitosamente en Europa oriental en los últimos meses. La liquidación del campesinado tradicional y el desprecio a la agricultura con la exaltación de la industria pesada ha hundido invariablemente a todos los países socialistas en la escasez alimentaria.
La granja es todo un ejemplo de la catástrofe en que está sumida la agricultura tras 40 años de comunismo y 24 de régimen de Ceaucescu. En Pipera tienen 500 vacas y 15.000 cerdos. "Están tan flacos como nosotros", dice Vasile Surdu, el veterinario de la granja. Cierto es que las vacas flacas parecen extraídas de una ilustración bíblica. "Hace 20 años daban 40 litros de leche al día; hoy dan sólo ocho. Se eliminó la mayor parte de las 500 hectáreas que teníamos para forraje y pienso y se dedicó a los cereales para la exportación y pagar la deuda. Estas vacas ya sólo comen paja, y así están", dice Nicolae Enache, que ha estado muchos años dedicado a ordeñar a estos famélicos animales.
Con los cerdos pasa otro tanto. Las naves están llenas de pequeños cerdos que tardan más de un año en llegar a los 100 kilos estipulados para su matanza. "Antes eran unos seis meses, pero como les tenemos que dar sobre todo celulosa y no tenemos piensos, se eternizan aquí, a no ser que algunos trabajadores sacrifiquen uno ilegalmente. Bajo Ceaucescu era muy peligroso, pero había que sobrevivir", señala otro colaborador.

Cerdos hambrientos
Los cerdos reaccionan entusiasmados ante cualquier ruido que les haga sospechar la llegada de algún alimento, pese a que tienen gran cantidad de su supuesto pienso en los comederos. "Los cerdos lo rechazan, a ellos no se les puede engañar tanto como a nosotros. Están comiendo papel, y lo saben". Las centurias de cerdos parecen relamerse ante la posibilidad de algún bocado que no sea bazofia. Algún visitante comenta que de no estar los cerdos encerrados en corrales el peligro de ser devorados por los animales de engorde no hubiera sido una broma.
Muchos trabajadores de Pipera dicen querer tierras propias para salir de su miserable existencia. Sin embargo, los más ilustrados en esta granja piensan que pocos son sinceros. Ni un 5% trabajaría lo necesario para cultivar unas cuantas hectáreas. Todos se han acostumbrado a robar. Todos tienen miedo a trabajar mucho y a la inseguridad de una iniciativa propia. Ésta se castigaba duramente hasta ahora. "Hará falta mucho tiempo para que superemos esto", dice el veterinario.
"Aquí todo el mundo roba. Desde el director hasta el último trabajador, todos roban leche y todos se llevan lo que pueden. Cuando hay matanzas en la cantina, ¡legales también, como cuando pueden llevarse unos paquetes de mantequilla o queso, nos han obligado a acostumbrarnos a vivir de robar. Será dificilísimo cambiar este hábito".

Reprivatización
El presidente del Consejo del Frente de Salvación Nacional, Ion Iliescu, ha anunciado la reprivatización parcial de la agricultura. Aún no ha sido publicada la ley al respecto, pero muchos de los trabajadores de Pipera tienen grandes esperanzas. "Yo solo soy capaz de cultivar cuatro hectáreas, sólo necesito un caballo o bueyes, dice Enache, de 49 años, que tiene dos hijos y que se quedó sin la tierra de sus padres tras 1947. Enache quiere herramientas y una tracción que en Occidente pertenece ya a la historia de la agricultura. "Mis padres tenían sólo dos hectáreas y media y les bastaban para alimentar a ocho hijos. Nunca pasamos hambre como ahora que sólo tengo dos hijos".
La familia Surdu tiene desde hace tres años a sus dos hijos viviendo con sus suegros en el campo. No están escolarizados, pero pueden comer. "Mis suegros tienen una vaca y leche, verduras y pollos, allí los niños pueden crecer sanos. Aquí, no", dice. El régimen de Ceaucescu obligó a sus suegros a venderle el único cerdo que tenían por 493 leis, cuando su valor normal es superior a los 5.000.

Ahora, muchos esperan poder independizarse y establecer su vida en dignidad con su propio trabajo. Otros muchos tienen aún miedo tras tantos años de terror y mentira. Los oportunistas como Tautu hacen méritos ahora para compensar su exceso de celo en su militancia pro Nicolae Ceaucescu. El país entero, y la agricultura en especial, intenta salir de la pesadilla que le fue impuesta.

EL VICEMINISTRO DE DEFENSA DE RUMANÍA ASEGURA QUE EL EJÉRCITO CONTROLA TODO EL PAÍS

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Bucarest, 04.01.90

LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

El viceministro de Defensa y jefe del Estado Mayor del Ejército rumano, Vasile Ionel, negó ayer en Bucarest que fuerzas de la policía política del dictador muerto, Nicolae Ceaucescu, se hubieran refugiado en la cordillera de los Cárpatos. Ionel confirmó que el Ejército controla todo el país, aunque aseguró que "permanece en alerta y tiene vigilados los objetivos estratégicos más importantes".
El militar rechazó tajantemente la teoría de que el Frente de Salvación Nacional se hubiera constituido ya hace meses y hubiese utilizado los incidentes de Timisoara como pretexto para un golpe de Estado. Según manifestó, la cifra real de muertos no se sabrá hasta pasado un tiempo, ya que siguen muchos heridos en los hospitales. Un total de 196 jefes y oficiales del Ejército ha caído durante los combates contra la Securitate en las diferentes ciudades de Rumanía. El viceministro no dio cifras sobre muertos entre la tropa. Parece confirmarse que el matrimonio Ceaucescu fue ejecutado el mismo día de su detención tras el rápido juicio en Tirgoviste, y no cuando se anunció oficialmente su muerte, el día de Navidad. El riesgo de una operación de liberación del dictador por parte de sus leales era máximo.
Aún estaba vivo cuando fue mostrado el vídeo del juicio a oficiales de la Securitate detenidos para que hicieran un llamamiento a sus subordinados a entregarse. Cuando éstos manifestaron tener un juramento de lealtad hasta la muerte con el dictador y al temerse una operación para liberarlo, las autoridades militares optaron por ejecutarlos de inmediato. Según parece, ni Nicolae ni su esposa, Elena, habían captado aún la gravedad de su situación, o confiaban en ser liberados.
Ceaucescu fue ejecutado en primer lugar y, al ver el fusilamiento, Elena sufrió un ataque de nervios, según informaciones no confirmadas. Los momentos de la ejecución no han sido mostrados por las nuevas autoridades rumanas.
Ayer se presentó en Bucarest el nuevo Partido Ecologista, cuyos objetivos políticos son la creación de una democracia pluralista, un Estado de derecho de tipo occidental y corregir, o al menos paliar, los desastres ecológicos causados por la política de proyectos megalómanos de infraestructura y por la industria pesada bajo la dictadura de Ceaucescu.

Ayuda de Francia
Los ministros de Asuntos Exteriores de la URSS, Francia y la República Federal de Alemania han anunciado su llegada a Bucarest en los próximos días para ratificar con su presencia el apoyo al movimiento revolucionario contra Ceaucescu. El presidente de la Asamblea Nacional gala, Laurent Fabius, que se encuentra en Bucarest, ofreció ayer la ayuda de Francia al proceso de transición democrática de Rumanía en unos términos que muchos rumanos calificaron ayer de "paternalistas".
París ha lanzado la mayor ofensiva de todos los países occidentales para asegurarse una ventaja inicial y posición privilegiada en este país, que cuenta de hecho con estrechos vínculos con Francia. Fabius apoyó sin reservas la tesis de que el levantamiento contra Ceaucescu fue una revolución, y no una intriga palaciega, como algunos periodistas franceses intentan sugerir.
Todo observador familiarizado con la historia y la situación rumana sabe que su Ejército nunca hubiera utilizado un pretexto y mucho menos una provocación en el seno de la minoría húngara, como la primera matanza entre los manifestantes defensores del párroco Laszlo Tökes, para poner en marcha un golpe de Estado. Existían contactos entre oficiales del Ejército y miembros de la oposición dentro y fuera del aparato, en parte encauzados por contactos soviéticos, pero un golpe se hubiera producido de forma totalmente diferente y con muchas menos víctimas civiles que las habidas en los cuatro días de combates abiertos. lonel reconoció una creciente oposición a Ceaucescu dentro del Ejército, degradado con ese régimen a "un refuerzo de mano de obra para proyectos megalómanos". No obstante, el jefe del Estado Mayor desmintió que hubiera estado preparada la intervención militar para derrocar al dictador comunista. "La revolución rumana, ha sido espontánea".
Ionel anunció que las detenciones de miembros de la Securitate y otros implicados en la sangrienta represión de las manifestaciones populares contra Ceaucescu "se elevan a miles", pero reconoció que no sabía la cifra de los que se encuentran actualmente huidos. "Sabemos que no hay miles de hombres escondidos en búnkeres en los Cárpatos. Puede que haya un puñado de ellos que han huido de la ira popular, aunque no están organizados".

Apoyo a la huida
Ionel desmintió asimismo la llegada a puertos del mar Negro de buques de "alguna nación árabe" para apoyar en la huida a los miembros de la Securitate y manifestó ignorar toda información sobre el envío de guardias de la revolución iraní a Rumanía, coincidiendo con la visita de Ceaucescu a Irán días antes de su caída y ejecución. "Sí hay muertos entre los terroristas que tienen aspecto extranjero, pero no tenían encima documentación alguna y es muy difícil establecer su procedencia", indicó.

El jefe del Estado Mayor insistió en que el Ejército no había disparado contra el pueblo en ningún momento, ni siquiera en Timisoara, durante el comienzo de la revuelta contra el dictador. "El Ejército recibió la orden del dictador Ceaucescu de disparar contra el pueblo, pero no lo hizo. Fueron personas de la Securitate las que, mezcladas con el Ejército, dispararon contra las masas".

DETENIDO TODO EL POLITBURÓ DEL PARTIDO COMUNISTA RUMANO

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Bucarest, 03.01.90

LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

El portavoz del Ministerio de Exteriores rumano, Constantin Girbea, anunció ayer que ha sido detenida la totalidad del Politburó del partido comunista. Girbea no mencionó el número ni la identidad de los detenidos. A su vez, el Consejo del Frente de Salvación Nacional de Rumanía reaccionó con virulencia ante las informaciones aparecidas sobre un supuesto complot contra el ejecutado Nicolae Ceaucescu de círculos militares y del partido comunista que devaluaría a golpe de Estado, lo que se presenta como una revolución popular triunfal.
No obstante, la permanencia de casi la totalidad de los dirigentes medios del aparato de Ceaucescu en sus cargos comienza a crear en Rumanía graves tensiones, ante el miedo de la población de que la sangrienta revolución se agote en la ejecución de la pareja de dictadores y de que los grupos de presión que pertenecieron al partido comunista se perpetúen en el poder bajo el hoy prestigioso nombre del Frente de Salvación Nacional. [El portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja (CIRC), Jurg Bischoff, afirmó ayer en Ginebra que es "exagerada" la cifra de 60.000 muertos en el derrocamiento de Ceaucescu, barajada por algunos medios de comunicación social. El CICR estima entre 5.000 y 10.000 las víctimas mortales, informa Efe]
Ayer murió inesperadamente, al parecer de un ataque al corazón, Corneliu Bogdan, un gran diplomático rumano de la vieja escuela, colaborador del ex ministro de Exteriores Corneliu Manescu, que había asumido la tarea de portavoz del Consejo del Frente de Salvación Nacional. Horas antes, Bogdan había rechazado, en conversación con EL PAÍS, la teoría del golpe de Estado. Bogdan tenía 68 años y había participado desde un principio en la creación de un contrapoder para liquidar el despotismo de los Ceaucescu.
Las nuevas autoridades han rechazado con energía toda sugerencia de implicaciones del primer ministro, Petre Roman, y otros líderes de la revolución con el aparato del Ministerio del Interior y del Ejército antes de los trágicos acontecimientos de Timisoara.

'Vía sandinista'
Por otra parte, se renueva la insistencia del Frente en negar que una fecha tan inminente como la de abril para las elecciones intente una "vía sandinista" de poder militar y fuerza unipartidista en el poder que muchos rumanos sospechan.
Algunas fuerzas han solicitado ya abiertamente un aplazamiento de las elecciones a septiembre para dar oportunidad a los partidos a organizarse y exponer sus programas en igualdad de condiciones con el Frente de Salvación Nacional, que se presentará a los comicios y hoy goza de una gran popularidad.
Fuentes rumanas dignas de crédito señalaban ayer que la teoría del golpe no está descaminada pero yerra en su punto crucial, que es la elección del momento. Había iniciativas para poner fin a la locura de Ceaucescu, pero el detonante de lo que ha sido realmente una revolución estuvo paradójicamente en un fenómeno que casi afectaba exclusivamente a la minoría húngara en Transilvania: el conflicto en torno al párroco Laszlo Tökes.
Los muertos iniciales, que constituyen el catalizador de la revolución, son húngaros y serbios. Ningún ejército rumano hubiera comenzado así un golpe de Estado, ya que la solidaridad estaba lejos de ser garantizada. Había planes para un golpe de Estado pero no había fecha para el mismo, al menos tan cercana.
Los militares sólo reaccionaron en favor de la población cuando ésta estaba ya en la calle. Diarios, agencias informativas y la televisión se habían puesto de parte de la insurrección y Ceaucescu había huido de Bucarest. El Ejército es la fuerza decisiva en la victoria de la revolución, pero ni mucho menos su motor. Éste está en la intolerabilidad de la situación, que consiguió un catalizador en la paliza dada al párroco Tökes en Timisoara y las consiguientes muertes.
[Un periodista de la agencia rumana de noticias detuvo el pasado día 22 al ministro del Interior, Tudor Postelnico, y otros cinco funcionarios del régimen de Ceaucescu, informa Reuter.]

[El personal de la Embajada de Rumanía en Grecia mató el pasado 22 de diciembre al representante local de la Securitate, aseguraba ayer el diario de Atenas Eleftherotypia. La información fue desmentida por esa sede diplomática, informa France Presse].

LA NUEVA RUMANÍA

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Bucarest
El País  Miércoles, 03.01.90

REPORTAJE: LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

La revolución ha despertado un ansia de lucha contra la corrupción

"No aceptamos propinas, trabajamos por el honor nacional y la revolución rumana". Esta frase del camarero del hotel Intercontinental es sólo un síntoma de la nueva Rumanía. Hace menos de un mes era un pozo de corrupción en el que los empleados robaban carne en la cocina para cambiarla por cigarrillos Kent, que a su vez servían para lograr un trato privilegiado en una gestión burocrática o en un hospital. La razón de un cambio tan drástico no está solamente en la muerte de un hombre cuyo nombre será maldito para siempre en el país. Está sobre todo en la gran experiencia del triunfo de la voluntad de un pueblo humillado en los últimos 20 años de forma inconcebible.
Aislados en la miseria, el frío y el miedo, los rumanos subsistieron en el lodazal moral instaurado por el régimen liderado por un sicópata. Es conmovedor ver hoy cómo en este clima de terror han desarrollado increíbles recursos para preservar su dignidad humana. No son sólo los actos de heroísmo que ha vivido Rumanía desde el día 21 de diciembre, cuando decenas de miles de personas de toda edad y condición se enfrentaron con las manos vacías a las balas de la policía secreta sabiendo que iban a una muerte segura. Muchos policías desarmaron a los securistas o murieron en el intento. Hubo médicos que se negaron a entregar a esa temida policía política a los heridos en las primeras manifestaciones. Los trabajadores del metro se convirtieron en transportistas de la revolución por debajo de las calles de Bucarest, intransitables bajo la vigilancia de los francotiradores de la Securitate.

Vigor y valentía
Todos los países del Este de Europa en los que Stalin impuso el régimen sovietizante han sufrido la represión, la injusticia, la escasez y la opresión de un aparato privilegiado. En ninguno, desde la muerte de Stalin se había impuesto un poder tan cínico y vil en su ejercicio. En ninguno el levantamiento contra la indignidad ha sido tan vigoroso y tan valiente.
Nicolae Ceaucescu y su mujer, Elena, ambos casi analfabetos, sienten igual desprecio por la cultura universal y el humanismo como por los países vecinos y especialmente húngaros y rusos.
En 1965 llegan al poder absoluto. En 1968 tienen su momento de gran terror cuando ven cómo el intento de Checoslovaquia de crear un socialismo propio es aplastado por los vecinos y aliados. Allí está el punto de inflexión en que el matrimonio emprende la carrera hacia su locura y depravación y hacia la tragedia de todo este país balcánico.
En 1970, Ceaucescu viaja a China y vuelve ya con su demencial idea de emular la Gran Revolución Cultural. Pronto acaba con los cuadros educados y cosmopolitas que subsistían en la diplomacia y la cultura. Su obsesión conspirativa se acentúa y con ella su megalomanía, fomentada por una mujer cuya actuación aún será objeto de estudios históricos médicos.
El país comienza a partir de 1970 a cerrarse rápidamente a las influencias extranjeras mientras Ceaucescu viaja por el mundo dejándose celebrar como gran estadista. Occidente le aplaude como niño terrible del Pacto de Varsovia y fuente de problemas de la Unión Soviética. Para cuando el presidente norteamericano Richard Nixon visita Bucarest y Ceaucescu viaja a Washington, el sistema rumano ha entrado ya de lleno en la pesadilla que concluyó entre ríos de sangre el 22 de diciembre.
Ceaucescu comienza sus planes para eternizarse. El culto a su personalidad adquiere tintes enfermizos, con loas al "Titán de los titanes", a la "Luz excelsa de los Cárpatos", al "Alejandro Magno del siglo XX". En su desprecio ignorante de toda la cultura del pasado, ordena la destrucción del centro de Bucarest para construir el patético palacio de la República y la avenida de la Victoria.

Fallos del pueblo
Ceaucescu sueña con un gran papel como intermediario entre los mundos. Para ello considera necesario "recuperar la independencia que le arrebató su política inicial de adquirir créditos para forzar una carrera absurda y ruinosa hacia la industria pesada y petroquímica". El conducator lo sabía todo y nunca se equivocaba. Luego los fallos debían proceder del pueblo.
El dictador inicia a principios de esta década el pago de la deuda con la exportación de la producción de alimentos, ya que otros productos del país no eran ya competitivos ni en el Tercer Mundo. Con la salida masiva de los alimentos, llega el hambre.
Deja de emitirse música clásica, la cultura campesina y las odas a Ceaucescu y coberturas de sus actos ocupan las dos horas escasas de televisión diaria. La electricidad pasa a ser un lujo y se asigna una bombilla por familia para uso no penalizado. La temperatura en las casas queda decretada en 12 grados y en los ministerios los negociadores comienzan a celebrar las reuniones con guantes y gorra puesta.
Un oscuro poder imponía a todos la vigilancia sobre los demás. El trabajador que intentaba estudiar era inmediatamente sospechoso. Quien mostraba interés por libros extranjeros era automáticamente subversivo, quien intentaba oír música clásica era tachado de traidor.
Estos días se muestran los centros de escucha de la policía política en las fábricas, hoteles y apartamentos. Orwell se hubiera vuelto loco en la Rumanía de Ceaucescu.
El miedo lo cubría todo, enviciaba las relaciones de amigos, familias y colectivos laborales. Rumanía entra ahora en el primer año de libertad, desde el final de la II Guerra Mundial, liquidado el déspota y liquidado el régimen que lo hizo posible. La agricultura será privatizada, la pena de muerte ha sido abolida, las leyes que hicieron insufrible la vida en el país han caído ya, y, aún bajo dirección militar en gran medida, la Prensa dice verdades, la gente discute con ansiedad en calles y fábricas y escucha ya en libertad música de Beethoven.

"Estamos sedientos de música, sedientos de cultura, de conocer, viajar, saber", decía emocionada una joven defensora de la sede de la televisión con el rostro marcado por muchos días sin dormir y una felicidad sin límites. Bucarest renace en la dignidad de un pueblo que ha reconquistado su libertad con la sangre de sus hijos.

SENTIRSE PERIODISTA

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Bucarest, 02.01.90

LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

El diario Adevarul (La Verdad), antiguo Scinteia, se puso al frente de la revolución desde un principio. Cuenta con algunos redactores que desde hace años corrían graves riesgos para informar a corresponsales extranjeros dentro y fuera del país sobre la dramática situación de su pueblo bajo Ceaucescu.
Desde hace unos días publica en capítulos el libro del jefe de la seguridad de Ceaucescu, Ion Pacepa, huido a Occidente en 1978. Un redactor jefe de Scinteia había leído este libro en Viena acudiendo diariamente a la oficina de un corresponsal español, ya que su vida hubiera estado en peligro de ser descubierto con este texto en la Embajada rumana, donde estaba obligado a residir en sus estancias en el exterior. La primera conversación en libertad que este redactor jefe tuvo con el corresponsal de EL PAÍS tras años de contactos se produjo en una redacción aún protegida por carros de combate y comenzó con un emocionado abrazo. Después de sopesar riesgos, perfilar proyectos y expresar esperanzas, el periodista rumano dijo:"Hazme un favor, consígueme el libro de Pacepa".

Tras decirle que se lo mandaría desde Viena o Madrid, señaló:"Es que nos corre mucha prisa, queremos empezar mañana con la publicación". En Rumanía, la posesión de este libro hasta el 22 de diciembre era una acción meramente suicida. El redactor del hoy Adevarul hubiera desaparecido en una cárcel o en una cámara de tortura de la Securitate de haberse conocido sus contactos con la Prensa exterior y con corresponsales indeseables para el régimen. En estos primeros días de libertad es un hombre feliz. "Por primera vez en muchos, muchos años vuelvo a sentirme periodista". El libro lo consiguió gracias a los buenos oficios de otro español en Bucarest.

RUMANÍA SUPRIME LA PENA DE MUERTE Y LEGALIZA EL MULTIPARTIDISMO

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Bucarest
El País  Martes, 02.01.90

LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

Rumanía abolió ayer la pena de muerte, legalizó el multipartidismo, abrió de par en par sus fronteras, anunció la próxima reprivatización de la agricultura, disolvió la temida policía política (Securitate) y paralizó los proyectos megalómanos iniciados por el ejecutado dictador Nicolae Ceaucescu.
El presidente del Consejo del Frente de Salvación Nacional, Ion lliescu, jefe de Estado de la nueva Rumanía, hizo públicas estas medidas en su mensaje de fin de año. Mientras, continúan los ceses y detenciones de oficiales del Ejército, del Ministerio del Interior y de la Securitate, cuya lealtad a la revolución contra el régimen de Ceaucescu fue dudosa en los días del levantamiento. En las misas del gallo celebradas en todo el país, los rumanos festejaron la llegada del año nuevo con una esperanza desconocida para varias generaciones y homenajearon a las decenas de miles de víctimas del terror del régimen de Ceaucescu. Continúan en todo el país los entierros de los caídos durante los combates registrados entre el 21 y el 25 de diciembre y de ciudadanos muertos en días posteriores.
Sin embargo, el país está totalmente controlado por el Ejército, y desde el día 30 no ha habido enfrentamientos. Los temidos securistas se han entregado, han huido o intentan infiltrarse en las nuevas estructuras. Continúan su labor de intoxicación y se ha detectado una ofensiva de desacreditación del Consejo del Frente de Salvación Nacional alegando la militancia en el partido comunista de muchos de sus miembros.

EL JEFE DE LA SECURITATE, DETENIDO Y EXPULSADO DEL EJÉRCITO

El jefe de la Securitate (policía secreta de Ceaucescu), el general Julian Vlad, destituido hace días supuestamente por errores, se encuentra detenido, según confirmó ayer un portavoz del Consejo. Asimismo, han sido detenidos otros tres importantes responsables del temido servicio secreto: Vasile Gheorghe, Julian Bucurescu y Aristotel Stamatoiu.
Mihailo Lupol, uno de los iniciadores en el Ejército de la revuelta contra Ceaucescu, ascendido a comandante por su actuación y nombrado nuevo ministro de Turismo, manifestó ayer a EL PAÍS: "Los militares nos cuidaremos mucho de la tentación de quedarnos con el poder, lo que de hecho mucha gente teme ahora".
Un grupo de militantes del partido comunista ha solicitado un inmediato congreso extraordinario para su autodisolución, "comprometido sin remedio ante el pueblo rumano y la historia" por su sumisión y complicidad con Ceaucescu. Las posibilidades de reactivación del partido, que cuenta aún con cuatro millones de militantes, son nulas.
El comandante Lupoi, que "como oficial del Ejército era, por supuesto, miembro del partido", respondió con una sonrisa a la posibilidad de reactivar el partido comunista con un escéptico comentario: "Quizá haya algunos comunistas convencidos en el país que quieran intentarlo".
Según la nueva ley de Asociaciones, serán legalizados todos los partidos excepto los fascistas, siempre que cuenten con 251 firmas de apoyo y se registren judicialmente.
El Consejo del Frente de Salvación Nacional (CFSN) ha anunciado medidas para regularizar la situación de decenas de miles de rumanos huidos del país en los últimos años, tanto para los que quieran retornar como para, aquellos que permanecen en la emigración pero deseen recuperar su ciudadanía rumana.
Por otra parte, el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Edvard Shevardnadze, realizará el próximo fin de semana una visita a Bucarest para demostrar el pleno apoyo de Moscú al Gobierno revolucionario de transición hacia la democracia pluralista.
Continúa el desmantelamiento de todo el monstruoso aparato legal de la era Ceaucescu con sus leyes de prohibición de contacto con extranjeros, de consumo de electricidad para más de una bombilla por familia, de drásticas limitaciones alimentarias y control absoluto de la cultura e información.
Los diarios, que los rumanos leen con un interés jamás habido en los últimos 40 años, están saturados de decretos-leyes del Consejo del Frente de Salvación Nacional.

Reprivatización agrícola
El anuncio de la reprivatización de la agricultura va sin embargo mucho más lejos. La nueva Rumanía no está desmantelando sólo la criminal caricatura de una monarquía absolutista bajo el manto ideológico del comunismo, sino todo el sistema estalinista, que, instaurado en 1947, con apenas 1.000 militantes, en un país de cerca de una veintena de millones de habitantes, hizo después posible la llegada al poder de Ceaucescu y su barbarie.
Pese a reticencias iniciales, el Consejo del Frente de Salvación Nacional ha decidido la reforma del sistema de propiedad que pone fin al desprecio estalinista por la agricultura, origen de la miseria alimentaria en todos los países socialistas del Este de Europa.
"Se ofrecerán ayudas a los campesinos, durante tanto tiempo discriminados, al igual que se importarán bienes de consumo para todo el pueblo rumano", afirmó Iliescu.

"Resulta necesario crear las condiciones óptimas para sentar las bases de una colaboración fraternal entre todas las nacionalidades que conviven en la actualidad en el territorio rumano", añadió el presidente del CFSN, en referencia clara a las minorías húngara y alemana.

CEAUCESCU ESPERABA SER LIBERADO POR LA SECURITATE

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Bucarest, 31.12.89

LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

El dictador rumano, Nicolae Ceaucescu, tenía una emisora en su reloj gracias a la cual esperaba ser localizado y liberado por un comando de su policía política, la Securitate. Su continua gesticulación con el brazo izquierdo durante el juicio con objeto de mover el dispositivo emisor de señales hizo sospechar al tribunal, que descubrió el aparato, según supo ayer EL PAÍS. Por otro lado, el Gobierno celebró ayer su primera reunión, y la situación empieza a normalizarse, aunque se temen actos terroristas coincidiendo con las fiestas de fin de año.
Cuando las autoridades militares descubrieron el aparato emisor en la muñeca del dictador detenido aceleraron su ejecución y la de su mujer, ante el temor de que los securistas hubieran localizado su paradero en un cuartel en la ciudad de Tirgoviste. El Ejército no se consideraba capaz de garantizar su transporte a Bucarest y temía un ataque tanto por tierra como por aire. Ceaucescu fue detenido en Tirgoviste tras ser engañado por un grupo de ciudadanos que al reconocerle le aseguraron que le protegerían a él y a su mujer Elena. Pero lo que hicieron fue entregarle de inmediato a las fuerzas armadas.
Su intento de huir primero con un helicóptero y después con un automóvil marca Dacia le llevó primero a una fábrica donde esperaba protección y se encontró a toda la plantilla en huelga. Después, intentó refugiarse en la sede del comité central en esta ciudad, pero ya se hallaba ocupado por las masas.
Según informaciones no confirmadas ayer, el hijo del dictador, Nicu, tristemente célebre por su despotismo y abusos de poder, sufrió un atentado o intentó suicidarse cuando salía del edificio de la televisión adonde había sido llevado para demostrar su detención. Según estas informaciones, Nicu fue ingresado en un hospital de la capital con una herida de arma blanca en el estómago. No se sabe si intentó suicidarse, como Marin Ceaucescu, el hermano del dictador, muerto en Viena, o si fue agredido por alguien. Se encuentra ya fuera de peligro y tendrá que responsabilizarse ante un tribunal de sus actos en los últimos veinte años de dictadura.
El Gobierno rumano celebró ayer su primera reunión regular, un sábado tranquilo en el que sólo se oyeron disparos muy aislados en la capital.
No obstante, el Ejército y la milicia popular, que controlan el país entero, estarán en estado de alerta ante este último día del año en el que se esperan acciones terroristas de los securistas. Algunas concentraciones para celebrar la llegada del primer año en libertad tras 42 de dictadura comunista han sido, al parecer, suspendidas por miedo a atentados y provocaciones.

Disensiones internas
Mientras tanto, en el Consejo de Salvación Nacional han comenzado las disensiones. Mientras Iliescu, el hombre de Moscú en el Consejo, parece interesado en reactivar el partido comunista y salvar su infraestructura, comienzan a aparecer las primeras tendencias dentro del Ejército encaminadas a mantener un poder que se ha conseguido en la lucha con el pueblo contra el régimen del dictador y su aparato represivo.
Las posibilidades de los partidos para reestructurarse de aquí hasta abril son escasas y el nombramiento de un militar como ministro de economía nacional es ya un hecho significativo para muchos observadores.
Una delegación de la Comunidad Europea (CE), presidida por Francia, partió ayer de Bucarest tras estudiar con las autoridades rumanas las ayudas inmediatas y a medio plazo que el país requiere. Las necesidades en medicamentos están prácticamente cubiertas por los continuos envíos a Rumanía que han llegado como resultado de una impresionante solidaridad que ha despertado la sangrienta revolución.
No obstante, para los próximos seis meses, el país tiene especial escasez en carne, productos lácteos, cítricos y otros alimentos vitamínicos. Existe gran preocupación también por la falta de forraje y piensos para la producción cárnica interior.
Tras años de aislamiento en el continente, Rumanía contará además con asesoramiento de la CE en la reestructuración industrial y económica. Por el momento, el nuevo Gobierno ha informado que no habrá cambios en el sistema de propiedad en la agricultura y que no puede plantearse la convertibilidad de la moneda nacional ni la libertad de precios.
La próxima constitución será aprobada por votación libre y secreta de todos los cargos de la nación, desde el Gobierno hasta los responsables locales, y será publicada en febrero. Sin embargo, elementos importantes de la lucha contra el régimen de Ceaucescu han indicado que las viejas estructuras todavía están vigentes y que muchos de aquellos que hace pocas semanas hablaban en nombre del ejecutado Nicolae Ceaucescu ahora hablan de democracia, según Ian Matei, uno de los más destacados activistas políticos.
Los periódicos y la radio y televisión están todavía en manos de miembros del partido comunista. "Actualmente", dijo Matel, "el partido ha cesado políticamente en sus funciones, pero todavía funciona la totalidad de su estructura de personal".

Comité ejecutivo
Por otra parte, ayer quedó constituido el comité ejecutivo del Frente de Salvación Nacional, presidido por Ion Iliescu y los dos vicepresidentes, Nicolae Mazilou y Karoly Kiraly, miembro de la minoría húngara y desde hace años gravemente represaliado bajo el régimen de Ceaucescu.
El Gobierno ha decretado la suspensión de toda exportación de alimentos, que bajo Ceaucescu había provocado una terrible escasez y hambre física en este país de gran riqueza agrícola. Ayer, la Prensa internacional pudo visitar el Palacio de la República, un edificio de dimensiones monstruosas y un lujo deslumbrante en su interior, último gran capricho de Ceaucescu.

Para su contrucción y la de la gran avenida de la Victoria, que se extiende ante el mismo, el dictador mandó destruir una gran parte del Bucarest antiguo, desalojando a cerca de cien mil personas hacia el extrarradio. Más de cincuenta grúas sobre el centro de la ciudad simbolizan hoy la demencia de los planes faraónicos de Ceaucescu, que han causado un daño ya irreparable.

TEMOR EN BUCAREST A UNA OFENSIVA DE LA SECURITATE

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Bucarest
El País  Sábado, 30.12.89

LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

Miles de miembros de la temida policía política del depuesto dictador Nicolae Ceaucescu han sido detenidos en los últimos días, pero algunos centenares siguen hostigando a las fuerzas armadas en la capital y fuera de la misma. Aunque los intercambios de disparos, ayer, en Bucarest fueron escasos, las autoridades temen una ofensiva de estos grupos para fin de año. El Consejo del Frente de Salvación Nacional que gobierna el país enterró con honores de héroe a Vasile Milea, el ministro de Defensa asesinado por negarse a dar orden al Ejército para que se uniera a la policía política en el aplastamiento sangriento del levantamiento contra Ceaucescu.
El Consejo del Frente de Salvación Nacional emitió toda una larga serie de decretos que liquidan el aparato legal e institucional del régimen de Ceaucescu y tienen como objetivo declarado una sociedad democrática, con división de poderes, pluralismo político y economía de mercado. El régimen comunista en Rumanía ha quedado ya legalmente liquidado. Un decreto ley ha implantado el estricto respeto al Acta de Helsinki y las Conferencias de Seguridad y Cooperación en Europa que Ceaucescu se había negado a reconocer. El partido comunista, que desde principios de la década de los setenta se convirtió en mera caja de resonancia de la voluntad del dictador, dejará de existir con práctica seguridad con la celebración de las elecciones libres el próximo abril.
Tanto miembros del Consejo como los líderes de partidos de la oposición consideran que la celebración de unas elecciones en abril impide que los partidos se organicen y se logre crear la necesaria cultura política en el país tras décadas de barbarie. No obstante, el Consejo considera que la presión del pueblo desaconseja postergar estos primeros conflictos.
El aeropuerto fue cerrado hasta el día 3 de enero por temor a ataques de helicópteros, según manifestó ayer el vicepresidente del Consejo del Frente de Salvación Nacional, Ion lonesco. No obstante, despúes del anuncio oficial sobre el cierre, varios aviones occidentales con periodistas, médicos y medicinas lograron aterrizar. El anuncio del cierre del aeropuerto se produjo después de la misteriosa caída de un avión Antonov de la compañia rumana Tarom en la que perdieron el jueves la vida los seis tripulantes y un periodista británico.
El miedo a ataques con helicópteros y el reconocido temor del consejo a que los securistas lancen una nueva ofensiva demuestran que el Gobierno está aún lejos de garantizar la seguridad en el país. El vicepresidente lonesco, se desplaza por Bucarest en carro de combate.
Ayer se supo que los grupos de la 5ª Brigada antiterrorista, el grupo de élite de la Securitate compuesto en gran parte por los siniestramente célebres huérfanos de Ceaucescu, ha elaborado una lista de personas a matar para vengar a Ceaucescu. lonesco y la totalidad de los miembros del Frente de Salvación Nacional figuran en la misma.
El Gobierno permitió ayer a un grupo de periodistas visitar la residencia de Ceaucescu, Primaverii, en la capital, cerca del edificio de la televisión donde se produjeron ayer nuevos combates. La residencia había sido asaltada el día 22 por miles de ciudadanos. El lujoso palacio, donde valiosos cuadros de la colección real y el museo nacional se mezclan con insólitas cursilerías de estética campesina, se halla en total desorden con las ropas del dictador y su mujer Elena esparcidas por el suelo.

Los pañuelos de Christian Dior de Elena y las abominables corbatas de su marido, están tiradas sobre exquisitas alfombras. Los valiosos muebles y porcelanas están intactas pero varias botellas de güisqui están vacías, se supone que como resultado de la celebración.

DINAMITA CONTRA LA REVOLUCIÓN

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Bucarest, 30.12.89

LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

Una bomba fue desactivada ayer en una sede de la televisión rumana. Este medio de comunicación ha sido el símbolo de la revolución democrática y, durante muchos días, el cuartel general de los insurrectos contra la barbarie de Nicolae Ceaucescu y todo su clan. En diferentes puntos de la ciudad se producen breves intercambios de disparos con la aparición en alguno de los centenares de escondites, intercomunicados por pasadizos, de los temidos agentes de la Securitate. Uno de los miembros de este siniestro cuerpo de élite de la policía secreta gritó ayer tras ser detenido: "Vosotros disteis el golpe el 25, nosotros lo daremos el 31".
El Gobierno dice que "son unos centenares los que siguen en libertad y en abierta oposición al nuevo poder". En realidad, nadie sabe el número de esta fuerza, la sinceridad de las conversiones masivas ni la capacidad operativa de unos grupos armados que han demostrado una decisión y crueldad infinitas al masacrar a su propio pueblo.
La situación en Rumanía está aún lejos de la estabilidad. Si bien, la autoridad moral del Consejo del Frente de Salvación Nacional entre la población es absoluta. Su capacidad de garantizar la seguridad de los ciudadanos y de la producción es mucho menor. Nadie sabe qué cartas guarda en la manga aún un grupo de fanáticos que como una fraternidad religiosa ha jurado vengar a su líder Nicolae Ceaucescu, que resultó ejecutado.
En la redacción del diario Adevarul (La Verdad), el sucesor del órgano oficial del partido, Scinteia, fueron detenidos tres miembros de la Securitate que intentaban infiltrarse para recoger munición escondida en sus sótanos. No hay nadie entre las autoridades recién constituidas que conozca este sinfín de escondites creados por una organización que solo podía ser producto de una mente enferma.

La gran amenaza es que durante mucho tiempo, con toda probabilidad durante meses enteros y, tal vez, algunos años, estos grupos que militarmente ya no pueden enfrentarse a un Ejercito y a un pueblo unidos, busquen otras formas de venganza, por la vía de la infiltración y el terrorismo, ya sea éste selectivo o indiscriminado.

EL GOBIERNO RUMANO LLAMA A LA RECONCILIACIÓN

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Bucarest
El País  Viernes, 29.12.89

LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

El nuevo Gobierno rumano hizo ayer un dramático llamamiento a la población para que no se deje llevar por la dinámica de violencia y se ponga fin a las venganzas incontroladas contra colaboradores del antiguo régimen. El Gobierno calificó de "prioridad absoluta" la reconciliación nacional y el fin de las represalias, que amenazaban con implantar el linchamiento como forma de justicia popular. Anoche, el Consejo del Frente de Salvación Nacional nombró a siete nuevos ministros, entre ellos a Atanasie Stanculescu para la cartera clave de Economía.
[El escritor Aurel Dragos Munteanu fue designado presidente de la Radiotelevisión rumana. El Frente de Salvación decidió anoche que volvieran a la actividad varios oficiales superiores actualmente retirados y que la Milicia se llame de ahora en adelante policía, según informó la televisión rumana. Fuentes oficiales señalaron asimismo que el país dejará de ser la República Socialista de Rumanía para llamarse sólo Rumanía, informa France Presse].
"Hay que evitar a toda costa la caza de brujas" aseguraba ayer Corneliu Bogdan, portavoz del Frente de Salvación Nacional, con otros políticos democráticos que advertían que la revancha puede ser fácilmente manipulada por las fuerzas irredentas del despotismo, para provocar enfrentamientos entre las fuerzas anti Ceaucescu. "Hay que juzgar a la gente comprometida y condenarla con pruebas. Procedimientos tan irregulares por muy justos que sean, como el de Ceaucescu, no pueden repetirse. Ponen en peligro nuestra transición, cuando apenas ha comenzado", manifestaba un líder juvenil del Partido Nacional Cristiano Campesino, refundado ayer.
Por su parte, un avión de la compañía rumana Tarom cayó de forma inexplicada cerca de Fliresta, al noroeste de Bucarest, y murieron sus siete ocupantes. No hay confirmación de que el avión fuera derribado, aunque se sabe que parte de los grupos terroristas leales a Ceaucescu se encuentran en la zona con armas avanzadas. Uno de los muertos es Ian Parry, un joven fotógrafo del Sunday Times, de Londres, que se convierte así en la cuarta víctima mortal entre los periodistas que cubren la información de la revolución rumana.
Ayer disminuyeron los enfrentamientos armados y el país entraba en una normalidad desconocida bajo el despotismo de Nicolae Ceaucescu, con una libertad recién estrenada de expresión y un orgullo recobrado por este país que, de ser la Cenicienta de Europa, ha pasado a sentirse admirada por todo el mundo, por su impresionante y heroica lucha contra el régimen dictatorial derribado.
No obstante, el clima revolucionario persiste y en muchas ciudades han comenzado a producirse ajustes de cuentas que el nuevo poder constituido no parece poder controlar. Se incrementa también el temor a la infiltración de los organismos revolucionarios por individuos que, conscientes de que han perdido la batalla militar contra el nuevo poder, intentan desestabilizarlo desde dentro.
En diversas localidades pequeñas comienzan a proliferar los actos de violencia contra cómplices del antiguo régimen. Estos incidentes son ya el principal obstáculo para el desarme de todas las fuerzas que han luchado contra la revolución y podrían llegar a ser una amenaza directa para el consenso nacional necesario para llevar la transición a su culminación en las primeras elecciones libres democráticas habidas en la historia de Rumanía, y previstas para el próximo mes de abril.
El primer ministro rumano, Petre Roman, justificó la ejecución del dictador Nicolae Ceaucescu y su mujer, Elena, con el peligro de una inminente liberación del mismo por parte de fuerzas paracaidistas, según manifestó en una entrevista a TVE.
Ayer concluyó, a las 17 horas, el plazo dado por el Consejo del Frente de Salvación Nacional para que entregaran las armas los miembros de la policía política, Securitate, que aún luchan contra el Gobierno de transición. A partir de esa hora, todo miembro de fuerzas contra la transición que sea capturado será juzgado por vía sumaria y fusilado.
En sus primeras declaraciones a una televisión extranjera, Roman pidió en TVE comprensión para la ejecución de la pena de muerte dictada contra Ceaucescu, como el mal menor frente al baño de sangre que habría supuesto una operación de sus partidarios, dispuestos a liberarle. Resaltó igualmente la situación de extrema inestabilidad en que se encontraba Rumanía el día de Navidad, fecha del fusilamiento.

Roman y la ejecución
Roman dejó claro que habría preferido un juicio público para revelar el alcance de los abusos y crímenes de Ceaucescu, pero que, tras sopesar argumentos en favor y en contra de la ejecución, se había optado por fusilarlo.
Roman declaró asimismo, a la televisión francesa, que Rumanía mantendrá sus relaciones tradicionales en el marco del Pacto de Varsovia.
En Bucarest, la calma fue ayer total, con el Ejército vigilando con carros de combate las zonas más conflictivas y sin noticias confirmables sobre enfrentamientos armados en el país. La población ha emprendido las tareas de reparación de los gravísimos daños infligidos al centro de la ciudad especialmente.
La ciudad sigue sometida a rigurosos controles en las calles por parte de integrantes de los comandos de estudiantes, milicianos y policías armados con fusiles kalashnikov. Mientras, continúa la interminable serie de entierros de víctimas en fosas comunes en los cementerios de todo el país.
Ayer, en el primer respiro que dio el continuo hostigamiento de las fuerzas de la policía política de Ceaucescu, comenzó la actividad de los partidos políticos reprimidos y en parte liquidados físicamente a partir de 1947. El Partido Nacional Cristiano Campesino anunció su renacimiento en la célebre casa del político, diplomático y jurista de entreguerras Nicolae Titulescu.
Este partido, como otros que están renaciendo o formándose a marchas forzadas dada la inminencia de las elecciones generales de abril, dejó claro que no sólo ha luchado contra el dictador Ceaucescu, sino también contra el comunismo. "Jos Comunismul" ("Abajo el comunismo"), gritaron los miembros de este partido, muchos de ellos presos políticos durante lustros.
El "Jos Comunismul" resuena ya en todas las conversaciones en Bucarest y desde las paredes, con pintadas contra el régimen y en homenaje de las decenas de miles de víctimas que ha causado la represión del régimen agonizante.
Mientras, tres miembros de la familia Ceaucescu, entre ellos su hermana Elena Barbulescu y su hijo Emil, fueron detenidos ayer por miembros de la policía y el Ejército. También fue detenida y encarcelada la esposa de Ilie Ceaucescu, uno de los cuatro hermanos del dictador, que fue antiguo ministro de Defensa. El hijo menor de Ceaucescu, Nicu, y la hija, Zoia, han sido mostrados en la televisión en días pasados tras ser detenidos. De la situación del tercer hijo, Valentín, en cambio no se ha informado.

Por otro lado, un hermano de Ceaucescu fue hallado ayer ahorcado en las oficinas de la agregaduría comercial de la Embajada rumana en Viena, según la policía. Marin Ceaucescu, de 73 años, hermano del dictador fusilado, era el agregado comercial de la embajada desde 1973.

LOS ‘HUÉRFANOS ASESINOS’

Por HERMANN TERTSCH / BERNA GLEZ. HARBOUR
El País,  Bucarest, 29.12.89

LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

Salen a la luz detalles siniestros de la escuela de policías de Ceaucescu

Muchos de los policías secretos que causaron las mayores matanzas en Rumanía la pasada semana, y aún hostigan al Ejército y al Gobierno de transición, proceden de una operación establecida por el depuesto presidente Nicolae Ceaucescu e inspirada en el ejemplo de los jenízaros del imperio otomano.
Los niños huérfanos en Rumanía en los últimos 20 años, muchos de ellos producto del terremoto de 1977, han sido recluidos sistemáticamente en escuelas especiales en las que crecieron adoctrinados en una obediencia absoluta al conducator y adiestrados en la lucha armada, acción subversiva, represión y tortura, totalmente aislados y sin la mínima referencia moral y social que no fuera la total sumisión al dictador. Hasta hoy, su existencia era un rumor. Funcionarios de la nueva Administración rumana en el Consejo Revolucionario la confirmaron a EL PAÍS. "No hay duda alguna, son los célebres huérfanos". Estas fuentes explican así la infinita crueldad demostrada por las fuerzas de la Securitate en sus acciones de la pasada semana, todas dirigidas a causar el mayor número de víctimas mortales con el máximo terror. Según llegan a la capital los datos sobre sus acciones, aumenta la dimensión del horror vivido por la población bajo la actuación de esta guardia creada por Ceaucescu. No obedecían órdenes de nadie más que las del dictador a través de cauces siempre secretos aún no conocidos por las nuevas autoridades.
Ni el ministro de Interior ni el de Defensa, ni el primer ministro ni el Estado Mayor tenían la más mínima influencia sobre estos huérfanos asesinos. Algunos lo intuían, pero nadie conocía el poder y la infraestructura de esta organización. Miembros de estos grupos de élite de la represión en la Securitate, muertos en combate con el Ejército, tenían una gruesa cadena de oro en el cuello y un extraño tinte verde en las yemas de los dedos, al parecer, señales de identidad de los integrantes de esta siniestra hermandad del crimen.

Elección de objetivos
La coincidencia entre los grupos inconexos durante la revolución en la elección de sus objetivos militares, como la maternidad en la ciudad de Arad, donde causaron decenas de víctimas entre madres y niños; guarderías infantiles y escuelas primarias, así como sus operaciones de intoxicación con rumores sobre envenenamiento del agua corriente y sus salvajes métodos, prueba que actuaron por manual.
En Timisoara, el Ejército ha descubierto cámaras de tortura en las que sistemáticamente se desfiguraba con ácidos los rostros de disidentes o líderes obreros para evitar que los cadáveres fueran reconocidos en caso de ser encontrados. Estas cámaras, y las que nadie duda se descubrirán en otras ciudades, podrían ser la explicación de la suerte de miles de desaparecidos en los años de la era Ceaucescu.
Los productos de esta "mente diabólica", como califica al dictador el diario Adevarul, heredero del disuelto órgano oficial Scinteia, adquieren cada vez más un perfil siniestro.
Cincuenta kilómetros de pasadizos subterráneos secretos fueron construidos en Bucarest por orden de Ceaucescu en los últimos 20 años. La obsesión de Ceaucescu la explican sus enemigos por el terror de correr una suerte pareja a la de la dirección comunista checoslovaca en 1968.

Las nuevas autoridades no disponen de los planos de estos laberintos subterráneos de Ceaucescu. Sospechan que podría haber otros. "En estos túneles y búnkeres secretos cuyos planos no tenemos y cuya existencia ignoraban incluso muy estrechos colaboradores del dictador hay gran cantidad de armas, munición y quizá provisiones para muchos meses", señalan las fuentes citadas, que justifican así su temor a que los intentos de desestabilización se prolonguen.