lunes, 27 de febrero de 2017

EL PARLAMENTO CHECOSLOVACO RECONOCE SU ILEGITIMIDAD PARA ELEGIR JEFE DE ESTADO

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Praga
El País  Miércoles, 13.12.89

HACIA UNA NUEVA EUROPA

El Parlamento de Checoslovaquia, dominado por el partido comunista (PCCh), reconoció ayer su absoluta ilegitimidad para nombrar al nuevo presidente de la República, pero intentó con medidas dilatorias postergar su decisión sobre la fórmula de elección del máximo representante del Estado. "Hagamos lo que hagamos, la población no estará de acuerdo", describió un parlamentario la situación de esta Asamblea no democrática.
Milos Jakes, exjefe del partido comunista y hoy expulsado del mismo, negó ayer toda responsabilidad en la brutal represión de la manifestación estudiantil del 17 de noviembre que puso en marcha la espiral de movilizaciones en favor de la democracia. Jakes intentó disculparse desesperadamente y demostró ser un hombre acabado en la política checoslovaca. Miles de personas se manifestaron ayer ante el Parlamento en demanda del nombramiento de Vaclav Havel como jefe del Estado. En plena efervescencia democratizadora, los apoyos a Havel llegan a Praga de todos los rincones del país. Al cierre de esta edición no era previsible la decisión de la Asamblea Nacional sobre el nombramiento que concentra toda la atención de los checoslovacos y no se excluían nuevas manifestaciones contra las intrigas de esta cámara aún electa en comicios sin opción democrática.
El nombramiento del máximo líder de la revolución democrática en Checoslovaquia como jefe del Estado supondría la culminación de la ruptura de la hegemonía comunista en este país que se prolonga cuatro décadas desde que el PCCh se hizo con el poder en un golpe de estado en 1948.
Totalmente desarbolado, el partido comunista debatía ayer aún su estrategia para salvar lo que pueda del aparato propio. La ruptura del poder del partido ha provocado partido en los sectores más comprometidos con la represión en las últimas décadas. En comisarías y sedes de la policía política se han quemado en los últimos días decenas de miles de documentos comprometedores. El Foro Democrático organizado dentro del PCCh intenta un rápido alejamiento de los antiguos dirigentes comunistas en un intento de no hundirse.
La sucesión de Gustav Husak, forzado a dimitir por la presión popular en favor de reformas democratizadoras quedó paralizada en una sesión parlamentaria celebrada ayer por causa de la convicción generalizada, dentro y fuera de las dos cámaras parlamentarias, de que sus miembros no gozan de la confianza de la población.

Dimisiones
Ayer dimitieron de sus cargos en las presidencias de ambas cámaras varios miembros muy significados del aparato dirigente durante los últimos veinte años de normalización y ortodoxia comunista. Entre ellos están, en la Cámara del Pueblo (cámara baja) Alois Indra, Jozef Lenart, el ex secretario general del partido Milos Jakes, el máximo ideólogo del inmovilismo, Vasil Bilak y otros. En la cámara alta dimitieron notorios estalinistas como Vladislav Zavadil y Jozef Kempny. Ambos habían luchado denodadamente en las últimas semanas en contra de los cambios democratizadores y son máximos representantes del aparato represivo que se desmorona.
Ayer se incrementaron las demandas en la calle en favor del nombramiento del dramaturgo Vaclav Havel como nuevo presidente de la república. El escritor, perseguido durante décadas como máximo representante de la lucha en favor de los derechos humanos ha accedido a asumir el cargo durante el periodo de transición hasta las primeras elecciones democráticas.

El dramaturgo Havel será nombrado próximo presidente si el PCCh, acorralado por el levantamiento popular y despojado de su hegemonía de poder, no intenta a la desesperada forzar en el Parlamento la victoria de la candidatura del comunista Ladislav Adamec. Dada la hostilidad abierta de la Asamblea Nacional contra Havel, se estudia la posibilidad de una reforma constitucional para hacer posible una elección directa por el pueblo del jefe del Estado.

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