Por HERMANN TERTSCH / BERNA GLEZ. HARBOUR
El País, Bucarest,
28.12.89
LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'
"Sois unos golpistas que estáis destruyendo la
independencia rumana", dijo el dictador rumano al tribunal que terminó
condenándole a muerte por genocidio, al igual que a su esposa y número dos de
su derribado régimen, Elena. La retransmisión por televisión de parte del
proceso sumarísimo contra el conducator muestra a un matrimonio
Ceaucescu desafiante y que se negó en todo momento a reconocer la competencia
de sus jueces.
"Sólo contestaré al Parlamento del pueblo", afirmó
Nicolae Ceaucescu, "en relación con la traición y el golpe de Estado, y
vosotros tendréis que responder". La esposa del derrocado dictador llegó a
decir a su marido: "¿Cómo permites que te hablen de ese modo?".
Al terminar el interrogatorio, ante un gesto de levantarse
de su marido, Elena le dijo: "No, querido. Nosotros no nos levantaremos.
Somos seres humanos".
Poco después se pronunció la doble sentencia de muerte.
"ESTO ES UNA PROVOCACIÓN"
El vídeo sobre las horas
finales del matrimonio Ceaucescu, que gobernó Rumanía, con mano de hierro
durante 24 años, mostró a Ceaucescu, de 71 años, discutiendo de mal genio con
el tribunal militar y diciendo con voz entrecortada: "No reconozco a este
tribunal. Lean la Constitución".
Elena, de cuando en cuando, sonreía y mascullaba durante el
juicio. Otras veces parecía ausente, falta de interés. En otro momento, después
de una pregunta acusatoria, se rió.
"Esa risa lo dice todo", replicó desde el tribunal
una voz en off. "De acuerdo con su conducta, ustedes deberían estar
en un manicomio".
"Hoy hay más de 64.000 muertos en todas las ciudades.
Ustedes han llevado la miseria a nuestro pueblo. Intelectuales y científicos
han tenido que escapar del país. ¿Quiénes son los mercenarios extranjeros que
están disparando?, ¿quién los trajo aquí?", preguntó el fiscal.
"Esto es una provocación", respondió Elena.
"Me niego a contestar", dijo Nicolae.
Dirigiéndose a Elena, el fiscal dijo: "Aquí está la
científica analfabeta que no sabe leer ni escribir", mofándose del título
de ingeniero químico que la llevó a la presidencia de la Academia de Ciencias
Rumana.
Elena respondió furiosa: "Imagino lo que dirán mis
colegas científicos de este país ante esa acusación".
El fiscal hizo una larga intervención acusando a la pareja
de haber aplicado la violencia durante sus 25 años en el poder. "Niños
inocentes fueron aplastados por los tanques. Ustedes vistieron con uniformes del Ejército a los miembros de la Securitate [policía secreta] para confundir
al pueblo. Ustedes ordenaron cortar tubos de oxígeno en los hospitales. Ustedes
ordenaron colocar explosivos en almacenes de plasma sanguíneo en los hospitales".
Ceaucescu escuchó con cara de sarcasmo. Elena dijo con
ironía: "Sí, sí".
"Y ahora trata de burlarse de este tribunal", le
amonestó el fiscal.
"Dicen que matamos niños. ¡Eso no es verdad!",
replicó Elena.
"Acusado Nicolae Ceaucescu...", comenzó a decir el
fiscal, pero fue interrumpido por el derrocado líder: "Yo no soy un
acusado. Yo soy el presidente de Rumanía y el comandante en jefe de las fuerzas
armadas y quiero contestar ante la Asamblea". Lo dijo a gritos, mientras
miraba hacia su esposa en busca de apoyo.
"En base a las acciones de los miembros de la familia
Ceaucescu, los condenamos a los dos a la pena de muerte", dijo la voz
en off. "Y les confiscamos todas sus propiedades".
Entonces hubo una paralización de la imagen y no se vio la
reacción de la pareja.
Cuando les ordenaron que se pusieran de pie, Ceaucescu y su
mujer se negaron.
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