viernes, 24 de febrero de 2017

DISPUTA POR EL PATRIMONIO Y LA MILITANCIA

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Budapest, 09.10.89

EL ESTE CAMBIA

"¿Quién se quedará con los palacios de caza en el campo, las villas de lujo para veraneantes privilegiados y los grandes edificios en Budapest, ciudades y pueblos? ¿Qué pasará con los chalés que con dinero del Estado se compraron o expropiaron para dirigentes del partido y están hoy en parte, milagrosamente, a su nombre?", preguntaba ayer un periodista húngaro ante la feroz lucha interna desatada en el congreso del partido.
Desde el inmenso patrimonio inmobiliario que ha acumulado el partido en cuarenta años de poder sin control, hasta las cuentas corrientes que algunos sospechan existen camufladas en los bancos estatales, pasando por el parque móvil del partido y otras "riquezas", son la causa principal ya de la lucha que ayer se desató con virulencia en el congreso en Budapest. ¿Quién va a arrebatar a los funcionarios en la provincia sus coches oficiales, sus casinos, sus clubes de veteranos y sus economatos?
El nuevo Partido Socialista Húngaro (PSH) asegura haber roto con las tradiciones dictatoriales, con los estatutos represivos y verticales y la inspiración estalinista del Partido Socialista Obrero Húngaro (PSOH). Sólo quiere una herencia del denostado partido liquidado ceremoniosamente el sábado: el patrimonio. También parte de la militancia.

"Este partido, el PSH, es el heredero legal del POSH", insistían ayer en Budapest los miembros de las tendencias victoriosas en la lucha por el cambio de nombre y programa. Los defenestrados en la primera gran lucha de este histórico congreso, conservadores y ultraortodoxos, no se muestran muy de acuerdo. "Yo sigo en el POSH", señaló ayer el conservador Janos Berecz, asegurando su pertenencia a un partido que, según sus supuestos camaradas ya no existe. Grosz alterna en los últimos dos días anuncios de su jubilación con intentos de alianza con Berecz para resucitar el POSH y disputar el patrimonio.

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