Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Budapest
El País Lunes,
09.10.89
EL ESTE CAMBIA
Una durísima lucha interna con nuevas ofensivas de
reformistas radicales y conservadores se desencadenó ayer en el congreso
comunista de Budapest, un día después de que la mayoría decidiera la creación
del nuevo Partido Socialista Húngaro (PSH). Al cierre de esta edición, todo
indica que se consumará la división del antiguo partido comunista húngaro
(POSH) en dos o más organizaciones políticas distintas. El primer ejemplo de
autoconversión de un partido comunista de estructura leninista en una
organización política democrática demostró ayer albergar enormes obstáculos más
allá de los ideológicos. Como un símbolo, el diario del partido quitó ayer de
su mancheta la frase "trabajadores del mundo, uníos".
El congreso decidió, con la creación del PSH que los
militantes del PSOH tienen hasta el 31 de octubre para ratificar con su firma
el ingreso en el nuevo partido. Los adversarios del cambio apuestan ahora
claramente porque gran parte de la militancia niege esta firma plasmando así la
división entre estos dos partidos. El PSH, que aglutina a la mayoría de los
delegados, será presidido por Rezso Nyers y dirigido por todo el equipo
reformista de Imre Pozsgay, Miklos Nemeth, Gyula Horn, Attila Ag y otros. El
grupo centrista en torno a Janos Berecz y Karoly Grosz, los dos grandes
derrotados del congreso, apuesta por la reactivación del recién liquidado POSH,
como inicialmente también los ortodoxos de la Plataforma Marxista, encabezados
por Robert Ribanszki. Estos, sin embargo, se reservan para los próximos meses
la posibilidad de fundar el Partido Comunista Húngaro. Estos dos partidos, cuyas
posibilidades electorales serían escasas, favorecerán por un lado la
credibilidad democrática del PSH pero complicarían el proceso de transición.
Aumentan las amenazas a la transformación de Hungría en un estado democrático
de derecho, debido a los vínculos de los ultraortodoxos a la milicia obrera,
asociación paramilitar armada y los apoyos que puedan recibir de países
socialistas antirreformistas para desacreditar la vía húngara hacia la
democracia pluralista.
La elección de la dirección tuvo que ser pospuesta para hoy
por la imposibilidad de un acuerdo entre el ala socialdemócrata, encabezada por
Imre Pozsgay, y el presidente Rezso Nyers, partidario de mantener integrados en
el partido a los comunistas no declaradamente estalinistas. De confirmarse la
reactivación del POSH, la victoria de Pozsgay sería total.
Berecz y Grosz parecen tener como único objetivo el disputar
el patrimonio del POSH al nuevo partido socialista ya que sus posibilidades
electorales en los comicios de la primavera próxima son prácticamente nulas.
A lo largo de la tarde se multiplicaron los indicios de que
Berecz y el ex secretario general Grosz intentaban reactivar con un bloque de
conservadores el Partido Socialista Obrero Húngaro y disputarle así al nuevo
partido socialista el patrimonio y el aparato administrativo, dada su
marginación absoluta de los centros de poder del nuevo PSH.
Los ultraortodoxos de la asociación Janos Kadar llamaron
ayer a todos los comunistas dentro y fuera del partido a organizarse en un gran
bloque para hacer frente a los reformistas partidarios de la economía libre de
mercado y la democracia parlamentaria. Aparte del esperado Partido Comunista
Húngaro de Ribanski llama la Asociación Janos Kadar así a crear una
"quinta columna" en el partido recién formado.
Fuentes del congreso aseguraban ayer que el ala encabezada
por Pozsgay ha rechazado todos los intentos de Nyers de integrar algunos
miembros de la corriente centrista e integradora comunista en la
nueva dirección. La facción reformista radical insiste en que si no ocupa todos
los puestos del nuevo buró político bajo la presidencia de Nyers, forzará la
escisión por su cuenta. Los reformistas adoptaron una postura de fuerza por su
convicción de que con una dirección lastrada por nombres del entorno de Grosz y
Berecz, el partido estaría condenado al absoluto fracaso en las próximas
elecciones nacionales.
Dudas de la oposición
[El dirigente del principal grupo opositor, el Foro
Democrático Húngaro, Geza Jeszenszki, se mostró, por su parte, poco convencido
de la profundidad de los cambios. "Sólo el futuro dirá si los reformistas
han ganado o únicamente han conseguido forzar un cambio de nombre", dijo,
según informa Reuter].
En el Partido Socialista Húngaro que aglutina a la mayoría
de los delegados convocados al congreso del POSH está prácticamente toda la
cúpula que se hizo con el poder con la paulatina caída de Karoly Grosz y cuenta
con todo el equipo de Gobierno del primer ministro Miklos Nemeth, que se ha
erigido en principal aliado de Pozsgay en el proceso de transformación hacia
este partido.
Su objetivo es acudir a las elecciones con un programa
homologable al de los partidos socialistas y socialdemócratas de la
Internacional Socialista, en cuyo seno aspira a integrarse.
El POSH demostró ayer que un partido comunista no puede
acudir a su Bad Godesberg particular sin gravísimas conmociones
causadas menos por las divergencias ideológicas, graves en sí, sino ante todo
por los ingentes intereses acumulados por los cuadros del partido-Estado
durante los cuarenta años de poder sin control externo.
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