viernes, 24 de febrero de 2017

LOS COMUNISTAS HÚNGAROS, DIVIDIDOS ANTE LA REFORMA

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Budapest
El País  Lunes, 09.10.89

EL ESTE CAMBIA

Una durísima lucha interna con nuevas ofensivas de reformistas radicales y conservadores se desencadenó ayer en el congreso comunista de Budapest, un día después de que la mayoría decidiera la creación del nuevo Partido Socialista Húngaro (PSH). Al cierre de esta edición, todo indica que se consumará la división del antiguo partido comunista húngaro (POSH) en dos o más organizaciones políticas distintas. El primer ejemplo de autoconversión de un partido comunista de estructura leninista en una organización política democrática demostró ayer albergar enormes obstáculos más allá de los ideológicos. Como un símbolo, el diario del partido quitó ayer de su mancheta la frase "trabajadores del mundo, uníos".
El congreso decidió, con la creación del PSH que los militantes del PSOH tienen hasta el 31 de octubre para ratificar con su firma el ingreso en el nuevo partido. Los adversarios del cambio apuestan ahora claramente porque gran parte de la militancia niege esta firma plasmando así la división entre estos dos partidos. El PSH, que aglutina a la mayoría de los delegados, será presidido por Rezso Nyers y dirigido por todo el equipo reformista de Imre Pozsgay, Miklos Nemeth, Gyula Horn, Attila Ag y otros. El grupo centrista en torno a Janos Berecz y Karoly Grosz, los dos grandes derrotados del congreso, apuesta por la reactivación del recién liquidado POSH, como inicialmente también los ortodoxos de la Plataforma Marxista, encabezados por Robert Ribanszki. Estos, sin embargo, se reservan para los próximos meses la posibilidad de fundar el Partido Comunista Húngaro. Estos dos partidos, cuyas posibilidades electorales serían escasas, favorecerán por un lado la credibilidad democrática del PSH pero complicarían el proceso de transición. Aumentan las amenazas a la transformación de Hungría en un estado democrático de derecho, debido a los vínculos de los ultraortodoxos a la milicia obrera, asociación paramilitar armada y los apoyos que puedan recibir de países socialistas antirreformistas para desacreditar la vía húngara hacia la democracia pluralista.
La elección de la dirección tuvo que ser pospuesta para hoy por la imposibilidad de un acuerdo entre el ala socialdemócrata, encabezada por Imre Pozsgay, y el presidente Rezso Nyers, partidario de mantener integrados en el partido a los comunistas no declaradamente estalinistas. De confirmarse la reactivación del POSH, la victoria de Pozsgay sería total.
Berecz y Grosz parecen tener como único objetivo el disputar el patrimonio del POSH al nuevo partido socialista ya que sus posibilidades electorales en los comicios de la primavera próxima son prácticamente nulas.
A lo largo de la tarde se multiplicaron los indicios de que Berecz y el ex secretario general Grosz intentaban reactivar con un bloque de conservadores el Partido Socialista Obrero Húngaro y disputarle así al nuevo partido socialista el patrimonio y el aparato administrativo, dada su marginación absoluta de los centros de poder del nuevo PSH.
Los ultraortodoxos de la asociación Janos Kadar llamaron ayer a todos los comunistas dentro y fuera del partido a organizarse en un gran bloque para hacer frente a los reformistas partidarios de la economía libre de mercado y la democracia parlamentaria. Aparte del esperado Partido Comunista Húngaro de Ribanski llama la Asociación Janos Kadar así a crear una "quinta columna" en el partido recién formado.
Fuentes del congreso aseguraban ayer que el ala encabezada por Pozsgay ha rechazado todos los intentos de Nyers de integrar algunos miembros de la corriente centrista e integradora comunista en la nueva dirección. La facción reformista radical insiste en que si no ocupa todos los puestos del nuevo buró político bajo la presidencia de Nyers, forzará la escisión por su cuenta. Los reformistas adoptaron una postura de fuerza por su convicción de que con una dirección lastrada por nombres del entorno de Grosz y Berecz, el partido estaría condenado al absoluto fracaso en las próximas elecciones nacionales.

Dudas de la oposición
[El dirigente del principal grupo opositor, el Foro Democrático Húngaro, Geza Jeszenszki, se mostró, por su parte, poco convencido de la profundidad de los cambios. "Sólo el futuro dirá si los reformistas han ganado o únicamente han conseguido forzar un cambio de nombre", dijo, según informa Reuter].
En el Partido Socialista Húngaro que aglutina a la mayoría de los delegados convocados al congreso del POSH está prácticamente toda la cúpula que se hizo con el poder con la paulatina caída de Karoly Grosz y cuenta con todo el equipo de Gobierno del primer ministro Miklos Nemeth, que se ha erigido en principal aliado de Pozsgay en el proceso de transformación hacia este partido.
Su objetivo es acudir a las elecciones con un programa homologable al de los partidos socialistas y socialdemócratas de la Internacional Socialista, en cuyo seno aspira a integrarse.

El POSH demostró ayer que un partido comunista no puede acudir a su Bad Godesberg particular sin gravísimas conmociones causadas menos por las divergencias ideológicas, graves en sí, sino ante todo por los ingentes intereses acumulados por los cuadros del partido-Estado durante los cuarenta años de poder sin control externo.

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