viernes, 24 de febrero de 2017

LOS REFORMISTAS GANAN EL PRIMER ASALTO EN EL CONGRESO COMUNISTA HÚNGARO

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Budapest
El País  Sábado, 07.10.89

EL ESTE CAMBIA

Un duro enfrentamiento entre el secretario general, Karoly Grosz, y el ministro de Estado y líder de los reformistas radicales, lmre Pozsgay, marcó ayer la apertura del congreso del Partido Socialista Obrero Húngaro (PSOH). Grosz pronunció un discurso para contentar a reformistas y ortodoxos. El reformista Pozsgay apareció como el principal triunfador y se declaró incompatible con quienes no se muestren defensores del pluripartidismo y de un sistema económico de mercado.
Abrió el congreso el presidente del partido, Rezso Nyers, que resaltó que "el pueblo tiene todo derecho a pedirnos cuentas", al referirse a la grave situación en que se halla Hungría, y pidió una purificación total del nuevo partido de los errores del "centralismo democrático y la dictadura". Añadió que el partido debe extraer las consecuencias oportunas de la catástrofe a que ha llevado un Gobierno sin controles externos. Sin embargo, Nyers también se refirió a "mesianismos reformistas" y a personas que quieren perfilarse a costa del partido y consideran que cuantos más militantes lo abandonen, mejor, en claras críticas a Pozsgay. "Hay que definir los límites en que pueden moverse las facciones internas. Hay gente que no puede sumarse al proyecto, que tiene que estar en otro partido", replicó Pozsgay. Éste rechazó explícitamente la defensa de Grosz de la necesidad de "un partido renovado, y no un nuevo partido", y propugnó la creación de un "nuevo partido socialista" que "sea aceptado por la izquierda europea y el pueblo húngaro". "La historia del PSOH acaba aquí. Tenemos que romper con el monstruo que no funcionó como partido, sino como instrumento de poder". Pozsgay defendió que el nuevo partido se llame Partido Socialista Húngaro, eliminando el calificativo de obrero.
Pozsgay, interrumpido por aplausos en varias ocasiones y ovacionado al concluir su discurso ante los 1.270 delegados en el Palacio de Congresos de Budapest, fue el vencedor del primer asalto en este congreso, que se podría prolongar hasta el martes a la vista de la dureza de los enfrentamientos que se esperan entre las numerosas tendencias del amplio espectro político del partido. Se mantiene la absoluta incertidumbre sobre los resultados de este primer congreso que celebra un partido comunista del este de Europa para liquidar todo el lastre acumulado en 40 años de poder dictatorial.

Línea divisoria
Pozsgay hizo una clara línea divisoria entre la "militancia del partido" exenta de culpa en los "errores y pecados del pasado, ya que no era consultada", y "las oligarquías con responsabilidades personales servidoras de esta política errónea", aseguró el líder de los reformistas.
Desde la tendencia abiertamente socialdemócrata de Pozsgay hasta los comunistas ortodoxos de la sociedad Ferenc Münnich, los diferentes grupos organizados entre los delegados comenzaron ayer una dura pugna, de la que, en todo caso, emergerá un partido de nuevo tipo, adaptado a las nuevas circunstancias.

En gran parte, la lucha por lograr el apoyo de la mayoría de los delegados no adscritos a ninguna de las tendencias gira en torno a la consecución de la sucesión jurídica y, por tanto, del patrimonio del actual Partido Soc¡alista Obrero de Hungría.

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