Por HERMANN TERTSCH
El País, Budapest,
08.10.89
EL ESTE CAMBIA
El congreso del Partido Socialista Obrero Húngaro (PSOH,
comunista) decidió ayer por abrumadora mayoría su conversión en el Partido
Socialista Húngaro y aprobó la abolición de toda la estructura interna y un
programa que propugna la democracia pluralista, el Estado de derecho y la
economía de mercado. Con 1.105 votos a favor, tan sólo 159 en contra y 38
abstenciones, los delegados decidieron aprobar la propuesta de los reformistas.
Con esta decisión histórica el nuevo partido rechaza todo hegemonismo y
persigue el establecimiento de un sistema político plenamente homologable a las
democracias burguesas" en ruptura total con la herencia totalitaria del
POSH.
Imre Pozsgay, líder del ala reformista radical, logró en el
congreso del Partido Socialista Obrero Húngaro una mayoría para marginar a sus
dos rivales conservadores, Karoly Grosz y Janos Berecz, e imponer el cambio del
nombre del partido y la aprobación de un programa netamente socialdemócrata con
vistas a las elecciones de 1990. Pozsgay se perfila como triunfador en su lucha
por la liquidación total de las fuerzas comunistas en el escenario político de
Hungría. Descabezada la corriente conservadora principal con la caída de Grosz
y Berecz, la inmensa mayoría de los aún recelosos de la vía democratizadora se
unió ayer a la plataforma reformista. El resto parece condenado a la
marginalidad en los grupúsculos ortodoxos comunistas.
Pozsgay había declarado horas antes que el congreso aún no
había decidido si crearía un nuevo partido o se producirían una o varias
escisiones. Sin embargo, los intentos de los conservadores de lograr una
continuidad del POSH forzando la escisión de los reformistas radicales de
Pozsgay, por un lado, y los ultraortodoxos, por el otro, quedaron abocados al
fracaso.
Acercamiento a la CE
El líder reformista manifestó en una conferencia de prensa
convocada urgentemente que contaba con el apoyo del presidente del partido,
Rezso Nyers; del primer ministro, Miklos Nemeth, y Gyula Horn, ministro de
Asuntos Exteriores, y que "la posición de Berecz ha sido totalmente
rechazada". Aún había dudas el viernes sobre las intenciones de Nyers, que
parecía buscar una salida que salvara políticamente a los conservadores. Nyers
mostró reservas a la radicalidad de las propuestas de Pozsgay e intentó paliar
éstas señalando que los "comunistas reformadores sí tienen sitio en el
nuevo partido".
El nuevo partido pedirá su ingreso en la Internacional
Socialista, propugna un acercamiento a la Comunidad Europea que lleve
finalmente al ingreso de Hungría en la misma y se declara incondicionalmente
partidario de la economía de mercado. El capitalismo tiene sus problemas,
señaló Pozsgay, pero es lo mejor que se ha inventado hasta ahora", añadió.
Respecto a las implicaciones internacionales de la autoinmolación del
partido comunista -la primera que se produce en la historia del movimiento
comunista-, Pozsgay dijo que el camino adoptado por Hungría está inspirado en
gran parte en Gorbachov, y que, en todo caso, "Hungría es una nación
soberana y actúa soberanamente. Quiere relaciones amistosas con la URSS y
todos sus vecinos". Según manifestó, mientras existan bloques, su partido
no abogará por el abandono del Pacto de Varsovia. Pero los acontecimientos de
los últimos tiempos demuestran que Hungría puede actuar soberanamente también
siendo miembro del mismo.
Los comunistas húngaros entraron ayer en la fase decisiva
del congreso, en el que una mayoría de los oradores se declaró incompatible con
aquellos que intentan fórmulas de compromiso entre la tradición dictatorial
de los últimos 40 años y el nuevo proyecto político en un sistema pluralista
democrático.
Grosz, que el viernes aún intentó hacer frente común con los
conservadores, anunció ayer su retirada de la política. Berecz, erigido en
líder de los kadaristas contrarios a la ruptura total con el pasado comunista
del partido, acusó desde la tribuna a los reformistas de "enviarlo a la
hoguera". Totalmente desencajado, Berecz se comparó con Jan Hus, el
reformador bohemio enviado a la hoguera por la Inquisición y acusó
implícitamente a la dirección de traicionar a la militancia comunista.
"Con la opinión sobre los comunistas que han expresado aquí, nosotros no
podemos estar en el mismo partido", manifestó.
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