Por HERMANN TERTSCH / BERNA GLEZ. HARBOUR
El País, Bucarest,
29.12.89
LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'
Salen a la luz detalles siniestros de la escuela de policías
de Ceaucescu
Muchos de los policías secretos que causaron las mayores
matanzas en Rumanía la pasada semana, y aún hostigan al Ejército y al Gobierno
de transición, proceden de una operación establecida por el depuesto presidente
Nicolae Ceaucescu e inspirada en el ejemplo de los jenízaros del imperio
otomano.
Los niños huérfanos en Rumanía en los últimos 20 años,
muchos de ellos producto del terremoto de 1977, han sido recluidos
sistemáticamente en escuelas especiales en las que crecieron adoctrinados en
una obediencia absoluta al conducator y adiestrados en la lucha
armada, acción subversiva, represión y tortura, totalmente aislados y sin la
mínima referencia moral y social que no fuera la total sumisión al dictador.
Hasta hoy, su existencia era un rumor. Funcionarios de la nueva Administración
rumana en el Consejo Revolucionario la confirmaron a EL PAÍS. "No hay duda
alguna, son los célebres huérfanos". Estas fuentes explican así la infinita
crueldad demostrada por las fuerzas de la Securitate en sus acciones de la
pasada semana, todas dirigidas a causar el mayor número de víctimas mortales
con el máximo terror. Según llegan a la capital los datos sobre sus acciones,
aumenta la dimensión del horror vivido por la población bajo la actuación de
esta guardia creada por Ceaucescu. No obedecían órdenes de nadie más que las del
dictador a través de cauces siempre secretos aún no conocidos por las nuevas
autoridades.
Ni el ministro de Interior ni el de Defensa, ni el primer
ministro ni el Estado Mayor tenían la más mínima influencia sobre estos huérfanos asesinos. Algunos lo intuían, pero nadie conocía el poder y la
infraestructura de esta organización. Miembros de estos grupos de élite de la
represión en la Securitate, muertos en combate con el Ejército, tenían una
gruesa cadena de oro en el cuello y un extraño tinte verde en las yemas de los
dedos, al parecer, señales de identidad de los integrantes de esta siniestra
hermandad del crimen.
Elección de objetivos
La coincidencia entre los grupos inconexos durante la
revolución en la elección de sus objetivos militares, como la maternidad en la
ciudad de Arad, donde causaron decenas de víctimas entre madres y niños;
guarderías infantiles y escuelas primarias, así como sus operaciones de
intoxicación con rumores sobre envenenamiento del agua corriente y sus salvajes
métodos, prueba que actuaron por manual.
En Timisoara, el Ejército ha descubierto cámaras de tortura
en las que sistemáticamente se desfiguraba con ácidos los rostros de disidentes
o líderes obreros para evitar que los cadáveres fueran reconocidos en caso de
ser encontrados. Estas cámaras, y las que nadie duda se descubrirán en otras
ciudades, podrían ser la explicación de la suerte de miles de desaparecidos en
los años de la era Ceaucescu.
Los productos de esta "mente diabólica", como
califica al dictador el diario Adevarul, heredero del disuelto órgano
oficial Scinteia, adquieren cada vez más un perfil siniestro.
Cincuenta kilómetros de pasadizos subterráneos secretos
fueron construidos en Bucarest por orden de Ceaucescu en los últimos 20 años.
La obsesión de Ceaucescu la explican sus enemigos por el terror de correr una
suerte pareja a la de la dirección comunista checoslovaca en 1968.
Las nuevas autoridades no disponen de los planos de estos
laberintos subterráneos de Ceaucescu. Sospechan que podría haber otros.
"En estos túneles y búnkeres secretos cuyos planos no tenemos y
cuya existencia ignoraban incluso muy estrechos colaboradores del dictador hay
gran cantidad de armas, munición y quizá provisiones para muchos meses",
señalan las fuentes citadas, que justifican así su temor a que los intentos de
desestabilización se prolonguen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario