Por HERMANN TERTSCH
El País, Praga,
29.10.89
"Los checos también queremos democracia". Bajo una
pancarta con este lema, banderas nacionales checoslovacas y gritos de
"¡Exigimos una República democrática!" miles de personas se
manifestaron ayer en Praga en demanda de reformas y contra la ortodoxia
comunista, aún en el poder. La muy violenta intervención policial en toda la
ciudad, que concluyó con una decena de heridos y más de 350 detenidos, no impidió
que, una vez disuelta la manifestación inicial, de más de 10.000 personas, en
la plaza de San Wenceslao, numerosos grupos desafiaran a la policía coreando
consignas a favor de la democracia y el pluralismo.
Los apaleamientos de jóvenes capturados por la policía y la
represión de la labor informativa de los periodistas -a los que les fueron
confiscados sistemáticamente los carretes fotográficos- eran vituperados con
gritos de "¡Gestapo, Gestapo!" por grupos de manifestantes y la
población. A la hora de cerrar esta edición proseguían las concentraciones en
el centro de la Parte Vieja y en la Parte Pequeña (Mala Strana) de Praga, y las
sirenas de la policía se oían por toda la ciudad. Grupos de habitantes de Praga
se concentraban a última hora de la tarde en las esquinas de las grandes
avenidas para aplaudir a los detenidos en los furgones policiales. Las fuerzas
de seguridad procedieron ayer con mucha mayor violencia que en agosto pasado,
cuando una multitud similar se manifestó en contra de la invasión de los
ejércitos del Pacto de Varsovia que derribaron a la dirección comunista bajo
Alexander Dubcek e impusieron el equipo breznevista de la normalización que
sigue gobernando actualmente.
Plaza cerrada
Por la mañana, la jornada había comenzado con un acto
oficial de jura de bandera de 1.500 reclutas de las fuerzas armadas y brigadas
del Ministerio del Interior. Las autoridades mantuvieron cerrada la plaza de
San Wenceslao durante toda la mañana, lo que la oposición considera otro
indicio del nerviosismo de la dirección comunista. Al acto había que asistir con
entrada, y apenas unos centenares de civiles, familiares de los reclutas en su
mayoría, acudieron a la ceremonia, presidida por el jefe del partido de Praga,
Stepan, al que incluso miembros del partido acusan de ser el máximo exponente
de un estalinismo sin escrúpulos y dispuesto a defender sus intereses de poder
en contra de la población checoslovaca, pero también de toda la comunidad
socialista, incluida la URSS, si pudiera. "No podrá", señalaban ayer jóvenes
inconformistas praguenses con imágenes de Gorbachov en las solapas.
Fuentes de la disidencia, al igual que otras cercanas al
partido, señalan que la operación de represión ejemplar de ayer responde a una
orden de Stepan, que "está preso del mismo pánico que su amo, Milos
Jakes". "Se les escapa el tiempo. Los sucesos en la RDA son el último
aviso. Ellos saben que ahora les toca el turno y parece que quieren morir
matando", manifestaba un joven activista de un grupo de oposición. "La
RDA era su gran aliado; ya no lo tienen" manifestó el ex ministro de
Asuntos Exteriores del Gobierno de Dubcek y uno de los más destacados firmantes
de Carta 77, Jiri Hajek.
En vísperas del aniversario fueron detenidos 17 disidentes en
Praga y otros muchos amenazados con represalias si no abandonaban
inmediatamente la capital. Entre los detenidos se encuentra Milos Hajek, el
líder de la organización Obroda (Renacimiento) compuesta por militantes del
PCCh purgados por la normalización brezneviana dirigida por el actual jefe del
partido, Milos Jakes.
"Primero Polonia y Hungría, -con la compañía de la
URSS-; después su gran aliado, la supuestamente inamovible RDA, con Honecker a
la cabeza. A Jakes no le queda ya nadie si no quiere hacer un eje con Bucarest,
y creemos que no le dará tiempo", manifestaba un periodista húngaro ya
plenamente integrado en la comunidad de periodistas occidentales en el Este de
Europa.
El 71º aniversario de la creación de la I República de
Checoslovaquia, el primer Estado democrático y pluralista en Europa oriental,
convocó en Praga la mayor y más decidida denuncia popular contra el aparato
inmovilista que gobierna Checoslovaquia desde el aplastamiento de la primavera
de Praga, en agosto de 1968.
Invitados oficiales
La violencia de la policía llegó al punto de empujar y
agredir a invitados de la agencia oficial de viajes checoslovaca Cedok a un
congreso de la Federación Internacional de Agencias de Turismo que comienza hoy
en Praga. La policía entró en el salón del hotel Intercontinental, donde se
encuentran gran parte de los invitados y muchos de los periodistas que están
cubriendo la celebración del aniversario de la I República. Los invitados
occidentales al congreso, que debía haber sido un empuje para fomentar el
turismo en Checoslovaquia, no parecían interesados más que en hacer fotografías
de policías golpeando a jóvenes en la calle de Pariszka, frente al hotel, y de
gestos amenazadores de los antidisturbios contra los huéspedes de este hotel de
lujo. "No son muy sabios estos gobernantes", decía una vieja
norteamericana de Los Ángeles, dispuesta a salir a la calle a ser testigo de
violentas detenciones acompañadas por gritos de "Gestapo" de la
multitud y aplausos para los detenidos cuando saludaban antes de ser
introducidos en los camiones celulares.
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