viernes, 24 de febrero de 2017

ABAJO EL CENTRALISMO DEMOCRÁTICO

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Budapest, 06.10.89

EL ESTE CAMBIA

Los comunistas húngaros comparecen hoy en su congreso sin fingir ya una unidad que, de haber existido alguna vez, pasó hace ya tiempo a esa oscura historia de la que ahora se quieren despojar. Varias corrientes acuden estructuradas al congreso en abierto desprecio al centralismo democrático que fue hasta ahora axioma leninista de los partidos comunistas. Estas tendencias van desde el ala "reformista democrática" liderada por el ministro de Estado lmre Pozsgay hasta la Plataforma Marxista y la Sociedad Ferenc Münnich, ambas integradas por comunistas ortodoxos que acusan a la dirección actual del partido de lesa traición al socialismo. Entre estos dos extremos están los llamados "centristas" del partido, encabezados por Janos Berecz y posiblemente con el apoyo del ya prácticamente defenestrado miembro de la presidencia Karoly Grosz.
La sociedad húngara, que aún veía el XIII Congreso como un ritual de debates internos del poder comunista, aguarda con gran expectación los resultados de este foro. De su transcurso dependerá que los auténticos reformistas logren crear un nuevo partido de corte socialdemócrata y marginen a ortodoxos y contemporizadores a una existencia en un partido comunista de marginal influencia en la nueva sociedad pluralista húngara. Los ortodoxos, una especie de asociación de ex combatientes, no han logrado conmover a la militancia con sus lamentos sobre la marginación de que son objeto como auténticos portadores de la verdad marxista.
Por otra parte, la hostilidad hacia los comunistas entre la sociedad está en rápido aumento y amenaza con arrastrar al fracaso en las elecciones generales en primavera a todos aquellos que, reformistas o no, no se desmarquen de forma inequívoca del pasado y de las siglas del POSH.
Cerca de mil militantes abandonan diariamente el partido en los últimos meses. Decenas de miles se niegan a comprometerse con una organización que no tiene futuro en su actual situación.
Romper esta apatía con un gesto espectacular es la tarea que esperan muchos húngaros de Pozsgay. Si accediera a un compromiso con las fuerzas "centristas" de Berecz, la gran estrella política húngara de este año podría haber iniciado su caída, se augura en la oposición democrática.

De quedar aliada la corriente reformista con el grupo de Berecz, en cuya vocación democratizadora sincera no cree la mayoría de la población, se habría llegado según estas fuentes a un nuevo compromiso por "salvar la cara" y mantener la penetración de los comunistas en la administración.

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