Por HERMANN TERTSCH
El País, Bucarest,
30.12.89
LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'
Una bomba fue desactivada ayer en una sede de la televisión
rumana. Este medio de comunicación ha sido el símbolo de la revolución
democrática y, durante muchos días, el cuartel general de los insurrectos
contra la barbarie de Nicolae Ceaucescu y todo su clan. En diferentes puntos de
la ciudad se producen breves intercambios de disparos con la aparición en
alguno de los centenares de escondites, intercomunicados por pasadizos, de los
temidos agentes de la Securitate. Uno de los miembros de este siniestro cuerpo
de élite de la policía secreta gritó ayer tras ser detenido: "Vosotros
disteis el golpe el 25, nosotros lo daremos el 31".
El Gobierno dice que "son unos centenares los que
siguen en libertad y en abierta oposición al nuevo poder". En realidad,
nadie sabe el número de esta fuerza, la sinceridad de las conversiones masivas
ni la capacidad operativa de unos grupos armados que han demostrado una
decisión y crueldad infinitas al masacrar a su propio pueblo.
La situación en Rumanía está aún lejos de la estabilidad. Si
bien, la autoridad moral del Consejo del Frente de Salvación Nacional entre la
población es absoluta. Su capacidad de garantizar la seguridad de los
ciudadanos y de la producción es mucho menor. Nadie sabe qué cartas guarda en
la manga aún un grupo de fanáticos que como una fraternidad religiosa ha jurado
vengar a su líder Nicolae Ceaucescu, que resultó ejecutado.
En la redacción del diario Adevarul (La Verdad), el
sucesor del órgano oficial del partido, Scinteia, fueron detenidos
tres miembros de la Securitate que intentaban infiltrarse para recoger munición
escondida en sus sótanos. No hay nadie entre las autoridades recién constituidas
que conozca este sinfín de escondites creados por una organización que solo
podía ser producto de una mente enferma.
La gran amenaza es que durante mucho tiempo, con toda
probabilidad durante meses enteros y, tal vez, algunos años, estos grupos que militarmente
ya no pueden enfrentarse a un Ejercito y a un pueblo unidos, busquen otras
formas de venganza, por la vía de la infiltración y el terrorismo, ya sea éste
selectivo o indiscriminado.
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