martes, 28 de febrero de 2017

EL VICEMINISTRO DE DEFENSA DE RUMANÍA ASEGURA QUE EL EJÉRCITO CONTROLA TODO EL PAÍS

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Bucarest, 04.01.90

LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

El viceministro de Defensa y jefe del Estado Mayor del Ejército rumano, Vasile Ionel, negó ayer en Bucarest que fuerzas de la policía política del dictador muerto, Nicolae Ceaucescu, se hubieran refugiado en la cordillera de los Cárpatos. Ionel confirmó que el Ejército controla todo el país, aunque aseguró que "permanece en alerta y tiene vigilados los objetivos estratégicos más importantes".
El militar rechazó tajantemente la teoría de que el Frente de Salvación Nacional se hubiera constituido ya hace meses y hubiese utilizado los incidentes de Timisoara como pretexto para un golpe de Estado. Según manifestó, la cifra real de muertos no se sabrá hasta pasado un tiempo, ya que siguen muchos heridos en los hospitales. Un total de 196 jefes y oficiales del Ejército ha caído durante los combates contra la Securitate en las diferentes ciudades de Rumanía. El viceministro no dio cifras sobre muertos entre la tropa. Parece confirmarse que el matrimonio Ceaucescu fue ejecutado el mismo día de su detención tras el rápido juicio en Tirgoviste, y no cuando se anunció oficialmente su muerte, el día de Navidad. El riesgo de una operación de liberación del dictador por parte de sus leales era máximo.
Aún estaba vivo cuando fue mostrado el vídeo del juicio a oficiales de la Securitate detenidos para que hicieran un llamamiento a sus subordinados a entregarse. Cuando éstos manifestaron tener un juramento de lealtad hasta la muerte con el dictador y al temerse una operación para liberarlo, las autoridades militares optaron por ejecutarlos de inmediato. Según parece, ni Nicolae ni su esposa, Elena, habían captado aún la gravedad de su situación, o confiaban en ser liberados.
Ceaucescu fue ejecutado en primer lugar y, al ver el fusilamiento, Elena sufrió un ataque de nervios, según informaciones no confirmadas. Los momentos de la ejecución no han sido mostrados por las nuevas autoridades rumanas.
Ayer se presentó en Bucarest el nuevo Partido Ecologista, cuyos objetivos políticos son la creación de una democracia pluralista, un Estado de derecho de tipo occidental y corregir, o al menos paliar, los desastres ecológicos causados por la política de proyectos megalómanos de infraestructura y por la industria pesada bajo la dictadura de Ceaucescu.

Ayuda de Francia
Los ministros de Asuntos Exteriores de la URSS, Francia y la República Federal de Alemania han anunciado su llegada a Bucarest en los próximos días para ratificar con su presencia el apoyo al movimiento revolucionario contra Ceaucescu. El presidente de la Asamblea Nacional gala, Laurent Fabius, que se encuentra en Bucarest, ofreció ayer la ayuda de Francia al proceso de transición democrática de Rumanía en unos términos que muchos rumanos calificaron ayer de "paternalistas".
París ha lanzado la mayor ofensiva de todos los países occidentales para asegurarse una ventaja inicial y posición privilegiada en este país, que cuenta de hecho con estrechos vínculos con Francia. Fabius apoyó sin reservas la tesis de que el levantamiento contra Ceaucescu fue una revolución, y no una intriga palaciega, como algunos periodistas franceses intentan sugerir.
Todo observador familiarizado con la historia y la situación rumana sabe que su Ejército nunca hubiera utilizado un pretexto y mucho menos una provocación en el seno de la minoría húngara, como la primera matanza entre los manifestantes defensores del párroco Laszlo Tökes, para poner en marcha un golpe de Estado. Existían contactos entre oficiales del Ejército y miembros de la oposición dentro y fuera del aparato, en parte encauzados por contactos soviéticos, pero un golpe se hubiera producido de forma totalmente diferente y con muchas menos víctimas civiles que las habidas en los cuatro días de combates abiertos. lonel reconoció una creciente oposición a Ceaucescu dentro del Ejército, degradado con ese régimen a "un refuerzo de mano de obra para proyectos megalómanos". No obstante, el jefe del Estado Mayor desmintió que hubiera estado preparada la intervención militar para derrocar al dictador comunista. "La revolución rumana, ha sido espontánea".
Ionel anunció que las detenciones de miembros de la Securitate y otros implicados en la sangrienta represión de las manifestaciones populares contra Ceaucescu "se elevan a miles", pero reconoció que no sabía la cifra de los que se encuentran actualmente huidos. "Sabemos que no hay miles de hombres escondidos en búnkeres en los Cárpatos. Puede que haya un puñado de ellos que han huido de la ira popular, aunque no están organizados".

Apoyo a la huida
Ionel desmintió asimismo la llegada a puertos del mar Negro de buques de "alguna nación árabe" para apoyar en la huida a los miembros de la Securitate y manifestó ignorar toda información sobre el envío de guardias de la revolución iraní a Rumanía, coincidiendo con la visita de Ceaucescu a Irán días antes de su caída y ejecución. "Sí hay muertos entre los terroristas que tienen aspecto extranjero, pero no tenían encima documentación alguna y es muy difícil establecer su procedencia", indicó.

El jefe del Estado Mayor insistió en que el Ejército no había disparado contra el pueblo en ningún momento, ni siquiera en Timisoara, durante el comienzo de la revuelta contra el dictador. "El Ejército recibió la orden del dictador Ceaucescu de disparar contra el pueblo, pero no lo hizo. Fueron personas de la Securitate las que, mezcladas con el Ejército, dispararon contra las masas".

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