Por
HERMANN TERTSCH
El
País, Praga, 15.12.89
HACIA UNA NUEVA EUROPA
"¿Cómo le va?" "Pues vaya, así, así". La
sonrisa del oficial de la policía política (SNB), ex agregado de Prensa y
cancerbero ideológico en la Embajada checoslovaca en Viena, era gélida cuando
respondió a la pregunta del periodista, no poco maliciosa. No tenía razones
para estar feliz ayer en la fastuosa sala magna del Palacio Czernin, en la
primera conferencia de prensa de Jiri Dienstbier, nuevo ministro de Exteriores.
Este ha sido durante veinte años objetivo prioritario de las
injurias de la propaganda oficial. El "elemento antisocialista" y
"agente de intereses occidentales" es hoy el jefe de este
funcionario de especial celo en la intoxicación informativa. Quizá no por mucho tiempo, porque Dienstbier anunció ayer grandes cambios en su
ministerio. Treinta embajadores nombrados por criterios de obediencia al
dogmatismo y amiguismo han sido llamados ya a Praga. Algunos como el de Londres
y Madrid han negado visados a emigrantes checoslovacos y periodistas hasta casi
el día previo a su regreso a Praga, intentando al parecer parar el proceso
democratizador en su país con patadas al viento. Volverán a sus misiones tan
solo a recoger las maletas, ya que Dienstbier ya ha declarado que a partir de
ahora, los embajadores serán elegidos por su competencia. Checoslovaquia, que
en su servicio exterior ha sufrido más que ningún país socialista la ineptitud
de diplomáticos elegidos por sumisión y rigidez ideológica, mostrará a partir
de ahora una nueva cara. Retornando la tradición de entreguerras, vuelve a
recobrar la categoría de los diplomáticos que entonces era proverbial.
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