Por HERMANN TERTSCH / AGENCIAS
El País, Madrid /
Budapest, 27.11.89
HACIA UNA NUEVA EUROPA
Casi ocho millones de ciudadanos de Hungría estaban ayer
convocados a las urnas para decidir en el primer referéndum de la historia del
país centroeuropeo si quieren elegir al jefe del Estado antes o después de las
primeras elecciones generales, a celebrar en el primer semestre de 1990. En la
consulta se juega su futuro político Imre Pozsgay, candidato a la presidencia
del Partido Socialista Húngaro (PSH).
La participación fue muy alta y no se produjeron incidentes.
A última hora de la tarde, no se conocían los resultados. De decidirse la
celebración de la elección del jefe del Estado para después de los comicios
generales, se reducirían al mínimo las expectativas de Pozsgay de erigirse en
presidente de la nueva república de Hungría. El más destacado reformista radical
salido de las filas comunistas tiene mucho mayores posibilidades de éxito en
una elección presidencial previa en que pueda presentarse como garante constitucional
del proceso electoral para los primeros comicios libres en un Estado del Pacto
de Varsovia.
Dado que en las elecciones generales, ni el recién creado
Partido Socialista Húngaro (PSH) ni los comunistas ortodoxos del Partido
Socialista Obrero de Hungría (POSH) parecen tener posibilidades de convertirse
en partido mayoritario, una decisión popular de posponer la elección
presidencial dejaría a los líderes comunistas o ex comunistas de la reforma
prácticamente al margen del poder.
El referéndum fue una iniciativa del Partido de los
Demócratas Libres (PDL) que recogió en el país 200.000 firmas en solicitud del
mismo, el doble de lo necesario. Miklos Haraszti, uno de los líderes del PDL
manifestó a EL PAÍS: "Queremos romper con la estratagema comunista del mal
menor que en este caso sería, según intentan decir, Pozsgay como
presidente. Hungría no necesita a Pozsgay como jefe de Estado compromiso con
los comunistas. Hasta después de las elecciones generales, debe seguir siendo
presidente Matyas Szürös (actual jefe del estado)".
El Foro Democrático (MDF) ha llamado al boicoteo del
referéndum, ya que considera la iniciativa del PDL, su principal rival en la
oposición, como una medida que obstaculiza el rápido proceso de transición. Ni
partidarios ni detractores de esta consulta se atrevían ayer a hacer
pronósticos sobre el grado de participación ni el resultado de la consulta.
Aunque el MDF ha presentado su propio candidato, Lajos Für,
muchos de sus militantes no ocultan sus preferencias por lmre Pozsgay. El MDF
presentó a Für para no correr el riesgo en la campaña electoral que se avecina
de ser acusado de connivencia con comunistas, reformados o no. Desde la cúpula
del partido comunista (POSH) primero y desde el PSH después, Pozsgay no sólo ha
sido un gran impulsor de la transición sino también un protector del Foro en
tiempos mucho más díficiles para la actuación de la oposición.
En este primer referéndum en Hungría, los ciudadanos debían
ratificar tres decisiones ya tomadas por el Parlamento cuyo resultado afirmativo
se daba por seguro en medios políticos de Budapest. Se trata de la disolución
de las milicias obreras, la fiscalización del patrimonio del antiguo partido
comunista (POSH) y la disolución de las organizaciones de partidos en las
empresas.
Según la ley de referéndum aprobada por el parlamento húngaro dentro
del paquete de reformas legales hacia el pluralismo democrático, para ser
válida la participación en esta primera consulta popular real habida en Hungría
en 40 años, deberá ser superior al 50% del censo. De no alcanzarse esta cifra o
ser negativo el resultado, la elección presidencial se celebrará el día 7 de
enero y, de no conseguir entonces un candidato la mayoría absoluta, está
convocada una segunda vuelta para siete días más tarde.
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