Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Budapest
El País Domingo,
22.10.89
EL ESTE CAMBIA
El presidente del Parlamento húngaro, Matyas Szors,
pronunciará mañana en Budapest la solemne proclamación de la República de
Hungría y el fin institucional del Estado comunista implantado en 1948. En el
33º aniversario de la invasión soviética de 1956 que puso fin al levantamiento
popular a favor de la independencia y soberanía, Hungría anuncia el establecimiento
de una nueva legalidad democrática occidental y la ruptura con el régimen que
durante más de 40 años rigió sus destinos. Aprobados ya en el Parlamento la ley
electoral, el código penal, la ley de partidos políticos y la disolución de las
fuerzas paramilitares comunistas, Hungría deja oficialmente de ser mañana un
régimen de tipo soviético.
El Parlamento ha liquidado las últimas prerrogativas de que
no se había despojado el partido socialista emanado del comunista en su
congreso de hace 10 días. Por primera vez en la historia, mañana será enterrado
en Budapest un régimen comunista en Centroeuropa. El Foro Democrático,
principal fuerza de la oposición, solicitó ayer para Hungría un estatus
especial en la alianza del Pacto de Varsovia, similar al que tiene Francia en
la OTAN. Su segunda conferencia nacional, que concluye hoy y nombrará la cúpula
que dirigirá al foro con vistas a las elecciones del próximo año, pidió una
modernización del Pacto de Varsovia con un estatuto especial para Hungría y la
retirada de las tropas soviéticas, como paso hacia la neutralidad total. La
Prensa húngara se ha hecho eco de un fuerte ataque de una revista militar
soviética a la rehabilitación de Imre Nagy, primer ministro húngaro que se
enfrentó a la invasión soviética. La Revista de Historia Militar Soviética
publicó un artículo, firmado por el general Piotr Laschenko, en el que éste
califica de "actitud traidora" la adoptada por Nagy y defiende la
tesis, oficialmente rechazada ya en Hungría, de que el levantamiento fue una
contrarrevolución. El militar soviético recuerda que Janos Kadar, entonces
máximo dirigente comunista húngaro, agradeció la ayuda de la URSS para
sofocarla.
Objetivo, la neutralidad
Jozsef Antall, designado ayer candidato a la presidencia del
Foro Democrático, declaró a EL PAÍS: "Nuestro objetivo es la neutralidad,
pero ésta no se consigue por proclamaciones. Queremos un Pacto de Varsovia reformado. La URSS debe tener garantías de que en Centroeuropa no se creará una
alianza anti-soviética. Hungría debe tenerlas de que se respetará su soberanía
y su integridad territorial".
Según el Foro Democrático, al que algunos observadores ven
ya como partido mayoritario en el primer Gobierno emanado de elecciones libres
el año próximo, Hungría debe alcanzar relaciones de nuevo nivel con la
Comunidad Europea, intensificar sus relaciones con los países neutrales del
continente y relanzar unas relaciones macrorregionales centroeuropeas con un
programa común contra el aislacionismo nacionalista y a favor de los valores
democráticos europeos. A las doce del mediodía de mañana y desde los balcones
del Parlamento neogótico de Budapest, Szors anunciará al pueblo la apertura de
una nueva era en la historia húngara con la creación de un Estado de derecho,
pluralista y democrático. El líder de FD, Jozsef Antall, llamó a la solidaridad
de las fuerzas democráticas para llevar a buen fin la transición sin
precedentes en que se encuentra Hungría. "Estamos ante el nacimiento de un
nuevo Estado de derecho. Tenemos ya una ley electoral, una ley de partidos y un
código penal democráticos", manifestó Antall durante la conferencia del
Foro Democrático, ya que se perfila como principal fuerza política del país con
vistas a las elecciones generales de 1990.
Disolución de las milicias
En vísperas del 23 de octubre histórico que se celebrará
mañana, el Parlamento húngaro aprobó la nueva ley electoral y decidió la
disolución de las milicias obreras, una organización paramilitar comunista
fuertemente armada, así como la abolición de las células comunistas en las
empresas. También acordó imponer el control público y el desmantelamiento del
patrimonio del ya no existente Partido Socialista Obrero Húngaro (PSOH).
Por primera vez desde los trágicos acontecimientos que en
1956 frustraron violentamente la voluntad de independencia de los húngaros, se
celebrarán mañana de forma oficial numerosos actos en recuerdo de los cerca de
25.000 muertos que causó la invasión y la consiguiente represión. El Parlamento
delegó en el pueblo húngaro la decisión de establecer el 23 de octubre como día
nacional. El Gobierno propondrá la convocatoria de un referéndum al respecto en
la próxima sesión parlamentaria.
El Parlamento húngaro había aprobado con una clamorosa
ovación la propuesta del primer ministro, Miklos Nemeth, de conmemorar el 23 de
octubre con la proclamación de la nueva república y el fin oficial de la
República Popular implantada en 1948. Las milicias obreras, que cuentan con
60.000 miembros, serán disueltas Y su patrimonio devuelto al Estado. En Hungría
no debe haber más cuerpo armado que Policía y Ejército, había señalado ante los
parlamentarios el secretario de Estado de Justicia, Gyula Borics.
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