viernes, 24 de febrero de 2017

BUDAPEST ACABA CON TODOS LOS VESTIGIOS COMUNISTAS

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Budapest
El País  Domingo, 22.10.89

EL ESTE CAMBIA

El presidente del Parlamento húngaro, Matyas Szors, pronunciará mañana en Budapest la solemne proclamación de la República de Hungría y el fin institucional del Estado comunista implantado en 1948. En el 33º aniversario de la invasión soviética de 1956 que puso fin al levantamiento popular a favor de la independencia y soberanía, Hungría anuncia el establecimiento de una nueva legalidad democrática occidental y la ruptura con el régimen que durante más de 40 años rigió sus destinos. Aprobados ya en el Parlamento la ley electoral, el código penal, la ley de partidos políticos y la disolución de las fuerzas paramilitares comunistas, Hungría deja oficialmente de ser mañana un régimen de tipo soviético.
El Parlamento ha liquidado las últimas prerrogativas de que no se había despojado el partido socialista emanado del comunista en su congreso de hace 10 días. Por primera vez en la historia, mañana será enterrado en Budapest un régimen comunista en Centroeuropa. El Foro Democrático, principal fuerza de la oposición, solicitó ayer para Hungría un estatus especial en la alianza del Pacto de Varsovia, similar al que tiene Francia en la OTAN. Su segunda conferencia nacional, que concluye hoy y nombrará la cúpula que dirigirá al foro con vistas a las elecciones del próximo año, pidió una modernización del Pacto de Varsovia con un estatuto especial para Hungría y la retirada de las tropas soviéticas, como paso hacia la neutralidad total. La Prensa húngara se ha hecho eco de un fuerte ataque de una revista militar soviética a la rehabilitación de Imre Nagy, primer ministro húngaro que se enfrentó a la invasión soviética. La Revista de Historia Militar Soviética publicó un artículo, firmado por el general Piotr Laschenko, en el que éste califica de "actitud traidora" la adoptada por Nagy y defiende la tesis, oficialmente rechazada ya en Hungría, de que el levantamiento fue una contrarrevolución. El militar soviético recuerda que Janos Kadar, entonces máximo dirigente comunista húngaro, agradeció la ayuda de la URSS para sofocarla.

Objetivo, la neutralidad
Jozsef Antall, designado ayer candidato a la presidencia del Foro Democrático, declaró a EL PAÍS: "Nuestro objetivo es la neutralidad, pero ésta no se consigue por proclamaciones. Queremos un Pacto de Varsovia reformado. La URSS debe tener garantías de que en Centroeuropa no se creará una alianza anti-soviética. Hungría debe tenerlas de que se respetará su soberanía y su integridad territorial".
Según el Foro Democrático, al que algunos observadores ven ya como partido mayoritario en el primer Gobierno emanado de elecciones libres el año próximo, Hungría debe alcanzar relaciones de nuevo nivel con la Comunidad Europea, intensificar sus relaciones con los países neutrales del continente y relanzar unas relaciones macrorregionales centroeuropeas con un programa común contra el aislacionismo nacionalista y a favor de los valores democráticos europeos. A las doce del mediodía de mañana y desde los balcones del Parlamento neogótico de Budapest, Szors anunciará al pueblo la apertura de una nueva era en la historia húngara con la creación de un Estado de derecho, pluralista y democrático. El líder de FD, Jozsef Antall, llamó a la solidaridad de las fuerzas democráticas para llevar a buen fin la transición sin precedentes en que se encuentra Hungría. "Estamos ante el nacimiento de un nuevo Estado de derecho. Tenemos ya una ley electoral, una ley de partidos y un código penal democráticos", manifestó Antall durante la conferencia del Foro Democrático, ya que se perfila como principal fuerza política del país con vistas a las elecciones generales de 1990.

Disolución de las milicias
En vísperas del 23 de octubre histórico que se celebrará mañana, el Parlamento húngaro aprobó la nueva ley electoral y decidió la disolución de las milicias obreras, una organización paramilitar comunista fuertemente armada, así como la abolición de las células comunistas en las empresas. También acordó imponer el control público y el desmantelamiento del patrimonio del ya no existente Partido Socialista Obrero Húngaro (PSOH).
Por primera vez desde los trágicos acontecimientos que en 1956 frustraron violentamente la voluntad de independencia de los húngaros, se celebrarán mañana de forma oficial numerosos actos en recuerdo de los cerca de 25.000 muertos que causó la invasión y la consiguiente represión. El Parlamento delegó en el pueblo húngaro la decisión de establecer el 23 de octubre como día nacional. El Gobierno propondrá la convocatoria de un referéndum al respecto en la próxima sesión parlamentaria.

El Parlamento húngaro había aprobado con una clamorosa ovación la propuesta del primer ministro, Miklos Nemeth, de conmemorar el 23 de octubre con la proclamación de la nueva república y el fin oficial de la República Popular implantada en 1948. Las milicias obreras, que cuentan con 60.000 miembros, serán disueltas Y su patrimonio devuelto al Estado. En Hungría no debe haber más cuerpo armado que Policía y Ejército, había señalado ante los parlamentarios el secretario de Estado de Justicia, Gyula Borics.

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