Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Sofía
El País Sábado,
11.11.89
HACIA UNA NUEVA EUROPA
Todor Yivkov, de 78 años, jefe del Estado y del Partido
Comunista Búlgaro, dimitió ayer en un pleno del comité central. La dimisión de
Yivkov, el dirigente comunista más veterano de Europa oriental, en el poder
desde hace 35 años, causó una gran sorpresa en Sofía. El comité central nombró
ayer al ex ministro de Exteriores Petar Mladenov como nuevo líder. Pero esta
decisión tiene todos los visos de ser una solución transitoria.
Aquejado de una afección cardiovascular, Mladenov parece ser
un compromiso entre las diversas facciones del comité central. El congreso del
partido comunista, previsto para finales de 1990, tal vez sea adelantado en
varios meses.
GORBACHOV FELICITA AL NUEVO LÍDER BÚLGARO, PETAR MLADENOV,
EX MINISTRO DE EXTERIORES
El presidente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, envió
ayer un mensaje inmediato de felicitación al nuevo número uno de
Bulgaria, Petar Mladenov. En su nota, Gorbachov se muestra convencido de que
los comunistas y el pueblo búlgaro serán capaces de afrontar las tareas de
"renovación radical y consecuente de la sociedad". Todor Yivkov, que
hace aún pocos meses parecía decidido a luchar por su permanencia en la cúpula
del partido que dirige desde marzo de 1954, cayó entre crecientes
movilizaciones populares en favor de la democratización. Los intentos de Yivkov
de erigirse en paladín de los cambios carecían de toda credibilidad y el
malestar entre la población se había disparado en el último año. Las
dificultades económicas en aumento, las estrecheces de suministro en un país de
gran riqueza agrícola y los procesos en curso en Polonia y Hungría habían
creado en Bulgaria ya una demanda de cambios que llevaron ayer a la muerte
política de otro gran dinosaurio del comunismo ortodoxo de la guerra fría.
La retirada de Erich Honecker en la República Democrática
Alemana ha tenido así efectos casi inmediatos sobre Bulgaria, cuya dirección
bajo Yivkov ha costado cinco años haciendo adhesiones verbales a
la perestroika soviética, pero limitando al mínimo los cambios
liberalizadores reales.
Tras la dimisión de Yivkov, los líderes de Checoslovaquia,
Milos Jakes y Gustav Husak, y el presidente rumano son los dos únicos
supervivientes de la era Breznev que retienen el poder.
Diferencias con Moscú
Eran notorias desde hace tiempo las diferencias entre la
dirección soviética y el anciano Yivkov, al que sus compatriotas llaman el
"viejo zorro". Este había demostrado hasta ayer una insólita
capacidad de supervivencia política. Accedió al cargo aún bajo Nikita Jruschov,
encontró un gran mentor y aliado afín en Leónidas Breznev y sobrevivió a Yuri
Andropov, Constantin Chernenko, y cinco años bajo Gorbachov.
No obstante, desde hace cuatro años, los intentos de los
cuadros más jóvenes de dirigentes de acabar con la era Yivkov e
iniciar una democratización real se fueron reforzando. Una operación para
derribarlo fue abortada a tiempo por este gran maestro de la maniobra política
y llevó a la caída de Chudomir Alexandrov en 1987.
Yivkov había logrado impedir la celebración de un pleno
del Comité Central sobre agricultura a principios de año en el que se esperaba
una ofensiva contra su liderazgo. Bulgaria, un país estrechamente vinculado a
Rusia por cultura e historia, cuenta paradójicamente con un considerable
potencial de dirigentes jóvenes formados en gran parte en Occidente y firmes
defensores de la apertura democratizadora y del desmantelamiento del aparato
burocrático y represivo.
La caída de Yivkov y la previsible apertura en este país
deja a Rumanía, como ya lo está Checoslovaquia, geográficamente rodeada por
regímenes aperturistas.
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