domingo, 26 de febrero de 2017

ESTRATAGEMAS SIN ÉXITO POSIBLE

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Madrid, 27.11.89

HACIA UNA NUEVA EUROPA

Ningún partido comunista que ha ostentado el poder en monopolio desde que le fuera entregado por tropas extranjeras allá por 1948 se desprende de él fácilmente. Las condiciones objetivas determinan la estrategia para obtener el mismo fin: acabar con las fuerzas que le disputan el citado monopolio. El Partido Comunista de Checoslovaquia ha intentado este fin de semana una estratagema que a buen seguro no tendrá éxito. En condiciones de estabilidad y orden internos el método habitual ha sido siempre acallar por la fuerza las voces disidentes y aisladas que ponen en duda su legitimidad. Así lo ha hecho el PCCh innumerables veces con los hombres y mujeres que con más coraje han denunciado su gestión en los años del estalinismo y en la restauración del mismo tras la primavera de Praga, reprimida en 1968 por los tanques del Pacto de Varsovia.
Con todo el pueblo checoslovaco en la calle demandando democracia y el fin del monopolio comunista, han intentado ser más sutiles en sus intentos de aplacar la crítica. No lo han sido en exceso. Demasiado transparente era la finta del pleno del comité central del viernes fue destituir a un presidium (buró político) cargado de graves responsabilidades para nombrar a otro, limpio de voces críticas y saturado de delfines y deudores políticos de los retirados.

Limpiar la fachada
Urbanek en vez de Jakes, un Stepan en la jefatura en Praga que se intentaba sustraer a la dimisión y un Zavadil en los sindicatos que hacía no entender cuál es el problema de toda esa gente en la calle.
La limpieza de fachada era tan descarada que al día siguiente no fueron 300.000 sino 600.000 los checoslovacos que manifestaron en Praga su indignación. Ayer por la noche, se volvió a reunir el comité central a la vista de que su solución del viernes había sido contraproducente.
Nadie se llama a engaño en Praga. Del presente comité central, al margen de los tránsfugas hacia el reformismo, el partido comunista no puede esperar la renovación. La tragedia de este partido es que los auténticos reformistas están fuera de él, están en la organización Obroda o están en las calles.
De ahí que sólo la convocatoria de un congreso extraordinario, forzado por las bases del partido, la liquidación de este comité central y la rehabilitación de todos los 500.000 militantes depurados por Jakes desde la comisión de control en los años que siguieron a 1968 pueden renovar el partido.
En la dramática crisis actual, la obcecación de buró político y comité central por impedirlo puede llevar a la ruptura del partido o a que los responsables de la oposición pierdan el control. La dirección del partido ya la ha perdido. Esto podría provocar sucesos muy graves.
En esta situación, en que las masas en la calle y sus líderes de la oposición necesitan interlocutores con vínculos en los poderes fácticos, es lógica la defensa de Vaclav Havel al diálogo con Ladislav Adamec. Este quiere apartarse de náufragos políticos como Jakes pero jamás fue siquiera reformista.

Hace apenas un mes, Adamec calificó a Havel como un cero a la izquierda e insultó públicamente a los dirigentes de la oposición. Hoy se apresura a presentarse ante las masas con ese gran demócrata que es el dramaturgo. Los checoslovacos quieren más que un partido renovado, quieren el fin de la dictadura y el pluralismo. Por eso Dubcek es un gran símbolo, pero quizá sólo eso.

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