Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Berlín Este
El País Jueves,
07.12.89
HACIA UNA NUEVA EUROPA
Los alemanes del Este, escandalizados y dolidos por las
revelaciones sobre la corrupción del régimen
Erich Mielke, el que fuera temido ministro de Seguridad del
Estado, tenía veleidades más propias de banqueros y aristócratas que de un
estalinista maestro en represión política. Su pasión era la caza, no sólo la de
disidentes, sino también la de gamos y corzos. Para ello disponía en el
pueblecito de Wolletz de una finca de 3.000 hectáreas, un palacio y un complejo
de villas para amigos y familiares. Los alemanes del Este asisten, asombrados y
dolidos, a las revelaciones sobre los escándalos de corrupción que envuelven a
dirigentes del régimen.
Vigilada por miembros de la policía política vestidos de
guardas forestales, los habitantes de la aldea tenían prohibido, incluso, coger
setas en el latifundio. Estaba bien instalado Mielke en este palacio, que solía
utilizar los fines de semana y sin necesidad de respetar la veda. Disfrutaba
este protector del poder obrero y campesino de vehículos todo terreno
occidentales, aparatos de televisión superplanos, vídeos hipermodernos,
tocadiscos de alta fidelidad japoneses y suministro regular de vinos franceses,
frutas tropicales y otros manjares sobre cuya existencia el ciudadano medio de
la RDA sólo tiene conocimiento a título de rumor no confirmado.
Mielke no disfrutará más de la aventura de la caza. Se
encuentra ya detenido, como otros muchos de sus camaradas, a la espera de un
juicio por malversación, mala gestión y abuso de autoridad. Desde que el pueblo
de la RDA se levantó contra el régimen neoestalinista de Honecker, lo derribó y
obligó a la dirección aún no purgada a intentar salvarse sacando a la luz los
desfalcos cometidos en 40 años de oscurantismo, las celdas ocupadas por
disidentes demócratas comienzan a ser ocupadas por líderes comunistas.
Cunde el pánico
Cunde el pánico entre todos los funcionarios que, con la
convicción de la impunidad que les daba el servir a un sistema supuestamente
inmutable, se han beneficiado a manos llenas de la falta de control y de la
protección de un aparato policial.
En las sedes de los servicios secretos, en empresas con
contactos occidentales, han surgido columnas de humo de las grandes hogueras de
documentos que los funcionarios intentan hacer desaparecer a toda costa. Muchas
empresas están ya vigiladas por la policía o por grupos de ciudadanos que hacen
guardias y han soldado y precintado puertas y ventanas.
En la ciudad Karl-Marx, antes -y previsiblemente muy pronto-
llamada Chemnitz, dos redactores jefes del órgano del partido comunista, Freie
Presse, Dietmar Griesheimer y Hans Kolbeck, habían descubierto un gran
negocio en la organización de festivales de solidaridad con los periodistas
jubilados. Estos supuestos beneficiarios no veían nunca un duro. Ahora se ha
ordenado la busca y captura de los dos filántropos. Uno de ellos ha escrito
desde la RFA que no sabe cuándo volverá a su ciudad natal. Posiblemente nunca.
Otro dirigente que ha optado inteligentemente por la huida
es Schalk-Golodkowski. El genio de las divisas era el encargado de
negocios sucios del régimen de Honecker. Era el responsable de las empresas
ficticias de la RDA en Liechtenstein, Luxemburgo, la RFA y Suiza, a las que
corrían los fondos de ventas ilegales de armas al Tercer Mundo.
En la pasada semana, Schalk-Golodkowski aún participaba en
las negociaciones del nuevo Gobierno de la RDA con las autoridades de la RFA. El
lunes, cuando se ordenó su busca y captura, había desaparecido. Se le acusa, a
él y a su mano derecha, Manfred Seidel, de haber evadido hacia Suiza 200
millones de marcos. También se le acusa de la venta ilegal en Occidente de más
de 300 cuadros de las colecciones estatales de Sajonia.
Harry Tisch, ex jefe de los sindicatos oficiales, otro de
los dirigentes dogmáticos en sus arengas contra los enemigos de clase y
el capitalismo explotador, ha demostrado ser mucho más pragmático en el
disfrute de las ventajas que su cargo le ofrecía. Su casa de campo era un
ejemplo de ostentación de nuevo rico, con mármoles -traídos de Occidente, por
supuesto- en los baños.
Tisch está en la cárcel, lo que quizá hoy ya sea un favor
que le hacen las autoridades. Sus abusos de poder han hecho de él, como de
Günther Mittag -el responsable de la economía en el partido durante décadas- y
Schalk-Golodkowski, personajes tan odiados que su seguridad peligraría de estar
en libertad. Mittag es el prototipo del señor neofeudal en un liderazgo
comunista. Las críticas a su gestión las solucionaba intentando liquidar
políticamente a sus oponentes, como a Hans Modrow, actual primer ministro.
Mittag también gustaba del lujo, y la compañía estatal de
construcción, cuyos presupuestos no alcanzan para paliar el desmoronamiento de
monumentos y viviendas en la RDA, financió las villas del dirigente y de sus
dos hijas.
Los que creyeron en el sistema y los que no, reaccionan
dolidos y humillados al comprender que mientras se le pedían y exigían sacrificios,
los dirigentes del Estado obrero y campesino han estado décadas "riéndose
de nosotros y robándonos sin parar", como decía, dolido, un miembro de la
compañía de elite Feliks Dzershinski.
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