lunes, 27 de febrero de 2017

VELEIDADES DE BANQUEROS Y ARISTÓCRATAS

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Berlín Este
El País  Jueves, 07.12.89

HACIA UNA NUEVA EUROPA

Los alemanes del Este, escandalizados y dolidos por las revelaciones sobre la corrupción del régimen

Erich Mielke, el que fuera temido ministro de Seguridad del Estado, tenía veleidades más propias de banqueros y aristócratas que de un estalinista maestro en represión política. Su pasión era la caza, no sólo la de disidentes, sino también la de gamos y corzos. Para ello disponía en el pueblecito de Wolletz de una finca de 3.000 hectáreas, un palacio y un complejo de villas para amigos y familiares. Los alemanes del Este asisten, asombrados y dolidos, a las revelaciones sobre los escándalos de corrupción que envuelven a dirigentes del régimen.
Vigilada por miembros de la policía política vestidos de guardas forestales, los habitantes de la aldea tenían prohibido, incluso, coger setas en el latifundio. Estaba bien instalado Mielke en este palacio, que solía utilizar los fines de semana y sin necesidad de respetar la veda. Disfrutaba este protector del poder obrero y campesino de vehículos todo terreno occidentales, aparatos de televisión superplanos, vídeos hipermodernos, tocadiscos de alta fidelidad japoneses y suministro regular de vinos franceses, frutas tropicales y otros manjares sobre cuya existencia el ciudadano medio de la RDA sólo tiene conocimiento a título de rumor no confirmado.
Mielke no disfrutará más de la aventura de la caza. Se encuentra ya detenido, como otros muchos de sus camaradas, a la espera de un juicio por malversación, mala gestión y abuso de autoridad. Desde que el pueblo de la RDA se levantó contra el régimen neoestalinista de Honecker, lo derribó y obligó a la dirección aún no purgada a intentar salvarse sacando a la luz los desfalcos cometidos en 40 años de oscurantismo, las celdas ocupadas por disidentes demócratas comienzan a ser ocupadas por líderes comunistas.

Cunde el pánico
Cunde el pánico entre todos los funcionarios que, con la convicción de la impunidad que les daba el servir a un sistema supuestamente inmutable, se han beneficiado a manos llenas de la falta de control y de la protección de un aparato policial.
En las sedes de los servicios secretos, en empresas con contactos occidentales, han surgido columnas de humo de las grandes hogueras de documentos que los funcionarios intentan hacer desaparecer a toda costa. Muchas empresas están ya vigiladas por la policía o por grupos de ciudadanos que hacen guardias y han soldado y precintado puertas y ventanas.
En la ciudad Karl-Marx, antes -y previsiblemente muy pronto- llamada Chemnitz, dos redactores jefes del órgano del partido comunista, Freie Presse, Dietmar Griesheimer y Hans Kolbeck, habían descubierto un gran negocio en la organización de festivales de solidaridad con los periodistas jubilados. Estos supuestos beneficiarios no veían nunca un duro. Ahora se ha ordenado la busca y captura de los dos filántropos. Uno de ellos ha escrito desde la RFA que no sabe cuándo volverá a su ciudad natal. Posiblemente nunca.
Otro dirigente que ha optado inteligentemente por la huida es Schalk-Golodkowski. El genio de las divisas era el encargado de negocios sucios del régimen de Honecker. Era el responsable de las empresas ficticias de la RDA en Liechtenstein, Luxemburgo, la RFA y Suiza, a las que corrían los fondos de ventas ilegales de armas al Tercer Mundo.
En la pasada semana, Schalk-Golodkowski aún participaba en las negociaciones del nuevo Gobierno de la RDA con las autoridades de la RFA. El lunes, cuando se ordenó su busca y captura, había desaparecido. Se le acusa, a él y a su mano derecha, Manfred Seidel, de haber evadido hacia Suiza 200 millones de marcos. También se le acusa de la venta ilegal en Occidente de más de 300 cuadros de las colecciones estatales de Sajonia.
Harry Tisch, ex jefe de los sindicatos oficiales, otro de los dirigentes dogmáticos en sus arengas contra los enemigos de clase y el capitalismo explotador, ha demostrado ser mucho más pragmático en el disfrute de las ventajas que su cargo le ofrecía. Su casa de campo era un ejemplo de ostentación de nuevo rico, con mármoles -traídos de Occidente, por supuesto- en los baños.
Tisch está en la cárcel, lo que quizá hoy ya sea un favor que le hacen las autoridades. Sus abusos de poder han hecho de él, como de Günther Mittag -el responsable de la economía en el partido durante décadas- y Schalk-Golodkowski, personajes tan odiados que su seguridad peligraría de estar en libertad. Mittag es el prototipo del señor neofeudal en un liderazgo comunista. Las críticas a su gestión las solucionaba intentando liquidar políticamente a sus oponentes, como a Hans Modrow, actual primer ministro.
Mittag también gustaba del lujo, y la compañía estatal de construcción, cuyos presupuestos no alcanzan para paliar el desmoronamiento de monumentos y viviendas en la RDA, financió las villas del dirigente y de sus dos hijas.

Los que creyeron en el sistema y los que no, reaccionan dolidos y humillados al comprender que mientras se le pedían y exigían sacrificios, los dirigentes del Estado obrero y campesino han estado décadas "riéndose de nosotros y robándonos sin parar", como decía, dolido, un miembro de la compañía de elite Feliks Dzershinski.

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