Por HERMANN TERTSCH
El País, Budapest,
10.10.89
EL ESTE CAMBIA
El embajador soviético fue ayer el primero en felicitar al
nuevo presidente del nuevo Partido Socialista Húngaro, Rezso Nyers. Después fue
el propio Gorbachov, quien deseó al nuevo dirigente socialdemócrata "sus
mejores deseos". Pero, ante la falta de saludos soviéticos al partido
recién creado, el proverbial humor negro húngaro se preguntaba ya que
"para qué los van a mandar por correo aéreo si los soviéticos traerán el
mensaje en persona con vehículos terrestres". Janos Barabas, portavoz del
congreso, anunció que solo se habían recibido mensajes de saludo de Rumanía y
la RDA, los dos países aliados más hostiles a las reformas democratizadoras que
tan espectacularmente realiza Budapest. Está claro que los telegramas están
escritos según las rigurosas reglas del protocolo leninista. Que en el fondo
vienen a decir al nuevo Partido Socialista Húngaro que le desean lo peor, dice
aquí algún cínico.
Horas después de la fundación del nuevo partido, unos
trabajadores retiraban el cartel que anunciaba el congreso del Partido
Socialista Obrero Húngaro en la fachada del edificio que lo alberga, inaugurado
en 1985 con el XIII Congreso del POSH. Entonces presidía aún Lenin la sala y el
secretario general, Janos Kadar, aún utilizaba términos de rancio abolengo en
la retórica comunista que hoy en Budapest ya solo se atreven a utilizar
ultraortodoxos de grupúsculos marginales.
El órgano oficial Nepszabadsag, ya no aparece con
el lema de "Proletarios de todos los países unidos" en su cabecera y
es ahora el "diario del Partido Socialista". El nuevo símbolo
propuesto en vez de la estrella y la hoz y el martillo es el puño y la rosa. El
partido fue saludado por los delegados con el himno húngaro que comienza con un
"Dios bendiga a los húngaros".
"Hace solo un día que soy socialista y ya hoy no puedo
soportar a los comunistas" es una de las innumerables frases jocosas con
que los húngaros comentan este acto histórico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario