Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Sofía
El País Domingo,
12.11.89
HACIA UNA NUEVA EUROPA
Todor Yivkov, que hasta el viernes era jefe del Estado y del
Partido Comunista de Bulgaria y que fue sustituido por Petar Mladenov, no
dimitió de sus cargos por voluntad propia como señala la versión oficial, sino
que fue prácticamente destituido por la dirección del partido.
Medios políticos en Sofía informaron ayer que la caída de
Yivkov en el pleno del comité central fue resultado de una amplia operación
llevada a cabo por la mayoría del buró político y que el anciano líder había
presentado resistencias a su relevo hasta la reciente reunión de este órgano,
en el que Yivkov sorprendió con una apología del pluralismo político. El sucesor
de Yivkov, el hasta ahora ministro de Asuntos Exteriores, Petar Mladenov, ya
informó personalmente hace dos semanas al Kremlin, en Moscú, que la cúpula del
partido comunista búlgaro le había elegido como sucesor del anciano dirigente.
El pleno del comité central, que en principio iba a prolongarse hasta ayer,
quedó clausurado en la noche del viernes tras ser confirmado Mladenov como
sucesor de Yivkov con sólo un voto en contra. Según ha quedado patente, el
único objetivo real de su convocatoria era la sucesión de Yivkov y una vez
elegido su sucesor, el debate político y los nuevos cambios quedaron aplazados
hasta el próximo pleno.
Mladenov, que tras el alemán federal Hans Dietrich Genscher,
era el ministro de Asuntos Exteriores más veterano de Europa, con 18 años en el
cargo, es un hombre de amplia cultura y buenas relaciones con la actual
dirección soviética. En Sofía, se considera que puede ser el hombre ideal para
una transición política. "Puede ser una solución provisional, aunque no
tan provisional como la de Berlín Este, por supuesto", manifestó un
veterano observador búlgaro, en referencia al dirigente alemán oriental Egon
Krenz.
Mladenov manifestó en su discurso de aceptación del cargo
que "la reestructuración carece de alternativa", elogió a su
antecesor y se despidió de él deseándole "un descanso merecido" y
pasó de inmediato a calificar de "freno" al desarrollo el sistema
administrativo de mando vigente en el país. Mladenov anunció un próximo pleno
extraordinario. "Hay que entregar realmente el poder a manos del
pueblo", ya que "la creación de Bulgaria como estado democrático y
constitucional moderno no es un deseo sino una necesidad vital".
En el partido Mladenov exigió "un espíritu colectivo en
la labor del buró político", lo que es una abierta crítica a su antecesor
y al culto a su personalidad, impuesta en el país en más de tres décadas
de yivkovismo.
En varios pasajes del discurso, Mladenov no trasciende la
ortodoxia del aparato del que ha formado parte toda su vida política. Insiste
así en el papel del partido como "fuerza rectora de la sociedad".
"Quiero reiterar que concebimos la reestructuración exclusivamente en el
marco del socialismo".
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