Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Bucarest
El País Martes,
02.01.90
LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'
Rumanía abolió ayer la pena de muerte, legalizó el
multipartidismo, abrió de par en par sus fronteras, anunció la próxima
reprivatización de la agricultura, disolvió la temida policía política
(Securitate) y paralizó los proyectos megalómanos iniciados por el ejecutado
dictador Nicolae Ceaucescu.
El presidente del Consejo del Frente de Salvación Nacional,
Ion lliescu, jefe de Estado de la nueva Rumanía, hizo públicas estas medidas en
su mensaje de fin de año. Mientras, continúan los ceses y detenciones de
oficiales del Ejército, del Ministerio del Interior y de la Securitate, cuya
lealtad a la revolución contra el régimen de Ceaucescu fue dudosa en los días
del levantamiento. En las misas del gallo celebradas en todo el país, los
rumanos festejaron la llegada del año nuevo con una esperanza desconocida para
varias generaciones y homenajearon a las decenas de miles de víctimas del
terror del régimen de Ceaucescu. Continúan en todo el país los entierros de los
caídos durante los combates registrados entre el 21 y el 25 de diciembre y de
ciudadanos muertos en días posteriores.
Sin embargo, el país está totalmente controlado por el
Ejército, y desde el día 30 no ha habido enfrentamientos. Los temidos
securistas se han entregado, han huido o intentan infiltrarse en las nuevas
estructuras. Continúan su labor de intoxicación y se ha detectado una ofensiva
de desacreditación del Consejo del Frente de Salvación Nacional alegando la
militancia en el partido comunista de muchos de sus miembros.
EL JEFE DE LA SECURITATE, DETENIDO Y EXPULSADO DEL EJÉRCITO
El jefe de la Securitate
(policía secreta de Ceaucescu), el general Julian Vlad, destituido hace días
supuestamente por errores, se encuentra detenido, según confirmó ayer
un portavoz del Consejo. Asimismo, han sido detenidos otros tres importantes
responsables del temido servicio secreto: Vasile Gheorghe, Julian Bucurescu y
Aristotel Stamatoiu.
Mihailo Lupol, uno de los iniciadores en el Ejército de la
revuelta contra Ceaucescu, ascendido a comandante por su actuación y nombrado
nuevo ministro de Turismo, manifestó ayer a EL PAÍS: "Los militares nos
cuidaremos mucho de la tentación de quedarnos con el poder, lo que de hecho
mucha gente teme ahora".
Un grupo de militantes del partido comunista ha solicitado
un inmediato congreso extraordinario para su autodisolución, "comprometido
sin remedio ante el pueblo rumano y la historia" por su sumisión y
complicidad con Ceaucescu. Las posibilidades de reactivación del partido, que
cuenta aún con cuatro millones de militantes, son nulas.
El comandante Lupoi, que "como oficial del Ejército era,
por supuesto, miembro del partido", respondió con una sonrisa a la
posibilidad de reactivar el partido comunista con un escéptico comentario:
"Quizá haya algunos comunistas convencidos en el país que quieran
intentarlo".
Según la nueva ley de Asociaciones, serán legalizados todos
los partidos excepto los fascistas, siempre que cuenten con 251 firmas de apoyo
y se registren judicialmente.
El Consejo del Frente de Salvación Nacional (CFSN) ha
anunciado medidas para regularizar la situación de decenas de miles de rumanos
huidos del país en los últimos años, tanto para los que quieran retornar como
para, aquellos que permanecen en la emigración pero deseen recuperar su
ciudadanía rumana.
Por otra parte, el ministro soviético de Asuntos Exteriores,
Edvard Shevardnadze, realizará el próximo fin de semana una visita a Bucarest
para demostrar el pleno apoyo de Moscú al Gobierno revolucionario de transición
hacia la democracia pluralista.
Continúa el desmantelamiento de todo el monstruoso aparato
legal de la era Ceaucescu con sus leyes de prohibición de contacto
con extranjeros, de consumo de electricidad para más de una bombilla por
familia, de drásticas limitaciones alimentarias y control absoluto de la
cultura e información.
Los diarios, que los rumanos leen con un interés jamás
habido en los últimos 40 años, están saturados de decretos-leyes del Consejo
del Frente de Salvación Nacional.
Reprivatización agrícola
El anuncio de la reprivatización de la agricultura va sin
embargo mucho más lejos. La nueva Rumanía no está desmantelando sólo la
criminal caricatura de una monarquía absolutista bajo el manto ideológico del
comunismo, sino todo el sistema estalinista, que, instaurado en 1947, con
apenas 1.000 militantes, en un país de cerca de una veintena de millones de habitantes,
hizo después posible la llegada al poder de Ceaucescu y su barbarie.
Pese a reticencias iniciales, el Consejo del Frente de
Salvación Nacional ha decidido la reforma del sistema de propiedad que pone fin
al desprecio estalinista por la agricultura, origen de la miseria alimentaria
en todos los países socialistas del Este de Europa.
"Se ofrecerán ayudas a los campesinos, durante tanto
tiempo discriminados, al igual que se importarán bienes de consumo para todo el
pueblo rumano", afirmó Iliescu.
"Resulta necesario crear las condiciones óptimas para
sentar las bases de una colaboración fraternal entre todas las nacionalidades
que conviven en la actualidad en el territorio rumano", añadió el
presidente del CFSN, en referencia clara a las minorías húngara y alemana.
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