Por HERMANN TERTSCH
El País, Bucarest,
02.01.90
LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'
El diario Adevarul (La Verdad), antiguo Scinteia, se
puso al frente de la revolución desde un principio. Cuenta con algunos
redactores que desde hace años corrían graves riesgos para informar a
corresponsales extranjeros dentro y fuera del país sobre la dramática situación
de su pueblo bajo Ceaucescu.
Desde hace unos días publica en capítulos el libro del jefe
de la seguridad de Ceaucescu, Ion Pacepa, huido a Occidente en 1978. Un
redactor jefe de Scinteia había leído este libro en Viena acudiendo
diariamente a la oficina de un corresponsal español, ya que su vida hubiera
estado en peligro de ser descubierto con este texto en la Embajada rumana,
donde estaba obligado a residir en sus estancias en el exterior. La primera
conversación en libertad que este redactor jefe tuvo con el corresponsal de EL
PAÍS tras años de contactos se produjo en una redacción aún protegida por
carros de combate y comenzó con un emocionado abrazo. Después de sopesar
riesgos, perfilar proyectos y expresar esperanzas, el periodista rumano
dijo:"Hazme un favor, consígueme el libro de Pacepa".
Tras decirle que se lo mandaría desde Viena o Madrid,
señaló:"Es que nos corre mucha prisa, queremos empezar mañana con la
publicación". En Rumanía, la posesión de este libro hasta el 22 de
diciembre era una acción meramente suicida. El redactor del
hoy Adevarul hubiera desaparecido en una cárcel o en una cámara de
tortura de la Securitate de haberse conocido sus contactos con la Prensa
exterior y con corresponsales indeseables para el régimen. En estos
primeros días de libertad es un hombre feliz. "Por primera vez en muchos, muchos
años vuelvo a sentirme periodista". El libro lo consiguió gracias a los
buenos oficios de otro español en Bucarest.
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