Por HERMANN TERTSCH
El País, Madrid,
19.03.03
La ejecutiva del NPD estaba plagada de espías estatales
La iniciativa conjunta del Gobierno Federal, Senado
(Bundesrat) y Cámara Baja (Bundestag) de Alemania para ilegalizar al partido
neonazi NPD ha fracasado. Una minoría cualificada de tres de los siete jueces
del Tribunal Constitucional ha impuesto el archivo del proceso. La rocambolesca
razón del inmenso fiasco de esta iniciativa apoyada por todos los partidos
democráticos está en el descubrimiento, a lo largo de las investigaciones, de
que la dirección del NPD estaba -y al parecer sigue estando- saturada de
agentes de los servicios de información de la Oficina para la Protección de la
Constitución (BfV).
Aunque hace unos meses el Gobierno aún negaba la presencia
de agentes del BfV en la ejecutiva del partido neonazi, se ha demostrado que al
menos 30 de sus 200 miembros lo eran, y puede que muchos más. Por ello, y pese
a que una mayoría de cuatro jueces quería continuar el proceso para ilegalizar
al NPD, hiperactivo y violento, no lograron los dos tercios necesarios para
imponerse. Los tres jueces que han archivado el caso aducen no sólo la
posibilidad de que los actos violentos y delictivos de miembros del partido
fueran inducidos por agentes estatales, sino también que, presuponiendo que se
mantiene la presencia de infiltrados en el NPD, éstos han podido influir en el
proceso revelando a la fiscalía las estrategias de defensa del partido o
manipulándolas.
La decisión del tribunal supone una grave derrota para los
demócratas alemanes, una profunda decepción para todos los grupos y
organizaciones antinazis y se teme que una inyección de moral además de un
éxito de relaciones públicas para el NPD.
En el año 2002 se produjeron en Alemania más de 10.000
delitos con motivación nazi o racista, muchos de ellos relacionados
directamente con el NPD. El hecho de que ni el BfV ni otras policías de los
diversos Estados con infiltrados en el NPD se avinieran a identificar
plenamente a sus agentes es otro de los motivos que han llevado a este desastre
procesal a las más altas instituciones federales.
'Blood and Honour'
Nadie dudaba de que los servicios de información contaban
con algún confidente dentro de la dirección del partido neonazi, pero su masiva
presencia en este órgano ha superado los cálculos más aventurados, lo que ha
llevado a los jueces a plantearse quién dirigía realmente el partido, los nazis
puros, los agentes infiltrados, los nazis confidentes o una mezcla de todos
ellos. Queda demostrado que al menos 30 de los 200 miembros del máximo órgano
de este partido -que cuenta con 6.500 militantes- llevan años espiando a sus
camaradas para diversos órganos del Estado con el BfV a la cabeza.
En el año 2000 fue prohibido sin mayores problemas jurídicos
otro grupúsculo neonazi llamado Blood and Honour (Sangre y Honor). Al ver en
las semanas pasadas que el desenlace del caso podía ser el ahora habido, el
ministro federal del Interior, Otto Schilly, intentó desesperadamente buscar
fórmulas que permitieran al menos posponer o reabrir el caso para la
ilegalización del partido neonazi más fuerte de Alemania. Todo fue en vano y
los nazis han ganado ante los tribunales de la democracia por los excesos de
los servicios secretos en su infiltración. De todas formas, el Gobierno ha
anunciado que el NPD seguirá bajo estrecha vigilancia. En todo caso, la opinión
pública y la clase política, ambas abrumadoramente favorables a la
ilegalización, han asumido la decisión judicial como un fracaso del Estado de
derecho y los nazis están exultantes con el triunfo al que les ha llevado su
abogado neonazi Horst Mahler, en su día militante del grupo terrorista
ultraizquierdista Fracción del Ejército Rojo, que cumplió condena por
asesinato.