EL PAÍS Viena, 19.12.83
El primer ministro
griego, Andreas Papandreu, y el jefe de Estado y del Partido Comunista de
Rumanía, Nicolai Ceaucescu, hicieron ayer en Bucarest un llamamiento a las
superpotencias para que suspendan el rearme nuclear en marcha y retornen a la
mesa de negociaciones de Ginebra.
El primer ministro griego volvió ayer a
Atenas, tras una visita de poco más de 24 horas a la capital rumana, en las que
estudió, con el máximo dirigente de este país, el proyecto de creación de una
zona desnuclearizada en los Balcanes, además de "otras cuestiones de la
situación internacional, y especialmente europea", según señaló la agencia
rumana Ager Press. Según esta misma fuente, Papandreu y Ceaucescu coincidieron
en que "la actual situación de tensión en Europa es la más grave de la
posguerra y conlleva un peligro de confrontación sin precedentes, especialmente
tras la ruptura de las negociaciones de Ginebra". Ambos dirigentes
exhortaron a EE UU y a la URSS a suspender el despliegue de los euromisiles y
la puesta en marcha de las contramedidas anunciadas por Moscú "para
reanudar el diálogo de Ginebra,y alcanzar un acuerdo que conduzca a un
equilibrio de fuerzas al nivel más bajo posible". Papandreu declaró en
este sentido, durante su brindis al jefe del Estado rumano, que "el despliegue
de los misiles Pershing y de crucero en Europa crea un peligro de nuevo tipo,
ya que supone cualitativamente un nuevo factor en las relaciones entre las
superpotencias. La escalada del rearme nuclear nos sitúa cada vez más cerca del
momento final de la humanidad".
El proyecto de crear una zona desnuclearizada
en los Balcanes se remonta a una propuesta que en su día hizo el antiguo
dirigente soviético Nikita Jruschov. Ceaucescu se ha convertido en su máximo
defensor y realiza intensos contactos con los dirigentes de los países
integrantes de la zona para conseguir un acuerdo en este sentido.
Bulgaria, el otro país de la zona de los
Balcanes integrado en el Pacto de Varsovia, tampoco cuenta con armamento
nuclear, y en las contramedidas anunciadas por Moscú para hacer frente a los
euromisiles no se prevé la instalación de misiles en su territorio.
Observadores occidentales creen, sin embargo, que, de aumentar la tensión en el
continente, tanto Sofía como Bucarest sufrirían presiones de la URSS para cooperar
con armamento nuclear.
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