miércoles, 25 de abril de 2018

UNA ‘LACRIMA SUL VISO’


Por HERMANN TERTSCH
El País  Domingo, 05.10.03

ANÁLISIS: EL FUTURO DE EUROPA

A la política hay que llegar llorados, se suele decir. Mucho más a las responsabilidades de Gobierno, cabe añadir. Los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en Roma en la Conferencia Intergubernamental parecen haber olvidado esta norma tan sobria. Todos parecen haber llegado a la Ciudad Eterna enfadados, regañones y llorosos. Así las cosas, lo más sensato es esperar a que ellos se vuelvan a casa y los equipos negociadores se pongan a pulir el proyecto de Constitución Europea que la Convención ha presentado.
Cuando Europa se apresta a dar el paso más importante hacia su unidad política, los líderes europeos nos amenazan con un espectáculo nada edificante de lloros y reprimendas. Todos simulan haber sido estafados. A nadie puede extrañar que a los 10 candidatos que ingresan el año próximo se les haya puesto cara de tontos después de ratificar en referéndum un ingreso sobre las bases del Tratado de Niza que Alemania y Francia deciden modificar semanas después. Ni que España y Polonia, y no sólo ellos, teman que el nuevo reparto de poder que se sacó de la chistera Giscard en la Convención nos lleve poco menos que a un orden similar al surgido del Congreso de Viena de 1815 por el cual los grandes, ahora dos, mandan y los demás tragan.
Pero pasada la cumbre plañidera todos habrán de mostrar al menos un poquito de generosidad -escasa como está la grandeza- y dejar lista para la aprobación una Constitución que dé ese gran valor añadido a la calidad de vida de una ciudadanía europea. Vean el resto del mundo, vean lo ya logrado en Europa y lo que cabe conseguir. Y no sean lloronas.

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