El País, Viena, 15.01.84
Todos los países europeos
-con la única excepción de Albania-, además de EE UU y Canadá, protagonizan a
partir del martes, en Estocolmo, una nueva experiencia encaminada a allanar el
camino en las relaciones entre el Este y el Oeste. El objetivo central es
llegar a acuerdos que permitan elevar el nivel de confianza entre los dos
bloques en el plano militar. La Conferencia sobre Medidas de Confianza y
Desarme en Europa es consecuencia directa de los acuerdos adoptados en la
Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa, que tuvo a Madrid por
escenario.
Ante
la Conferencia sobre Medidas de Confianza y Desarme en Europa que se abre el
próximo día 17 en Estocolmo, los países del Pacto de Varsovia han cerrado filas
en torno a las propuestas emanadas de sendas reuniones de sus máximos
dirigentes en Praga y en Moscú, en enero y en junio, respectivamente, de
1983. Las resoluciones de dichas cumbres y
la declaración del jefe del Estado soviético, Yuri Andropov, en la que anunció
las "contramedidas" al despliegue de los misiles en Europa
occidental, además de la propuesta de un acuerdo para la destrucción de las
armas químicas en Europa, son el bagaje político que los países del Este
llevarán a Estocolmo, donde intentarán presentar a la Alianza Atlántica como el
único culpable de la escalada de la tensión internacional.
Diversos altos
dirigentes y los medios de comunicación de los países socialistas han destacado
en los últimos días la importancia de la Conferencia de Estocolmo como único
foro existente en la actualidad para tratar ciertos temas militares. Las medidas
de confianza que deberán estudiarse, tales como el intercambio de información
y consultas militares entre países de distintos bloques, anuncio adelantado de
maniobras, envío de observadores a las mismas, prohibición de ejercicios en
zonas fronterizas y sensibles, tienen como fin declarado el impedir o, al menos,
dificultar, una agresión por sorpresa.
En este sentido, las negociaciones Este-Oeste
han chocado siempre con el problema de la verificación, en especial en relación
a Alemania Oriental y Checoslovaquia, países limítrofes con la OTAN,
Aunque en medios políticos orientales se
habla de Estocolmo como una posibilidad de mejorar el deteriorado clima de las
relaciones entre ambos bloques, se advierte insistentemente que no deben
esperarse grandes resultados, sobre todo al no tratarse en este foro la causa
principal de la actual situación que, en opinión de los dirigentes del Este, es
el despliegue de los misiles norteamericanos en Europa.
Según estos medios, la actitud occidental no
permite albergar excesivas esperanzas. Como señaló el viceministro polaco de
Asuntos Exteriores, Josez Wiejacz, el pasado día 10, "no existen indicios
de que los países occidentales vayan a cambiar su actitud en Estocolmo".
En cualquier caso, todos los países del Pacto
de Varsovia han dejado claro que no consideran a Estocolmo como un foro
sustitutorio de las negociaciones de Ginebra Como quedó demostrado con la
airada reacción soviética a la tesis expuesta por Washington de que el
encuentro de Estocolmo entre el ministro soviético de Asuntos Exteriores,
Andrei Gromiko, y el jefe del Departamento de Estado norteamericano, George
Shultz, supondrá el primer paso para el retorno de la URSS a la mesa
negociadora de Ginebra.
Los soviéticos sólo volverán a las
negociaciones una vez se hayan restituido las condiciones previas al comienzo
del despliegue de los misiles, tal como declaró Andropov y los medios de los
países del Pacto recuerdan en estos días. Según la agencia checoslovaca ZTK,
con la propaganda desplegada últimamente en Occidente sobre la posibilidad de
que Estocolmo sustituya a Ginebra, se pretende crear las condiciones adecuadas
para que la Alianza Atlántica pueda mantener en la capital sueca la misma
actitud que Norteamérica mostró en las negociaciones sobre misiles de alcance
medio.
No obstante, en el bloque oriental se subraya
la posibilidad que ofrece la reunión para el establecimiento de contactos
bilaterales y se destaca el previsto encuentro entre Shultz y Gromiko, así como
el hecho de que a la apertura acudirán los ministros de Exteriores de los 35
países participantes.
Cierta divergencia respecto a la opinión
dominante en el Este de que la actual situación es la más grave de la Europa
posbélica mostró el jueves el jefe del departamento de Asuntos Exteriores del'
comité central húngaro Gyula Horna, en una entrevista a la televisión húngara.
Horna negó que el mundo se encuentre en una fase de guerra fría y señaló que la
tensión fue mucho mayor durante la crisis de Cuba de 1962.
Las propuestas de
los países del Este que, según observadores, serán presentadas, al menos en sus
facetas más espectaculares, en los discursos de apertura de los ministros son
conocidas y fueron rechazadas en su día por la Alianza Atlántica. Éstas van
desde el proyecto de creación de zonas desnuclearizadas en Escandinavia y los
Balcanes, con vistas a la constitución de una franja libre de armas nucleares
entre ambos bloques, hasta la más reciente de un acuerdo para la eliminación
total de armas químicas en Europa. También se incluyen las propuestas surgidas
de la reunión de Praga de un acuerdo sobre no utilización de la fuerza militar,
congelación de los arsenales nucleares y prohibición de experimentos con armas
químicas de neutrones y nucleares.
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