Por HERMANN TERTSCH
El País, Beirut,
29.03.02
EL CONFLICTO EN ORIENTE PRÓXIMO
Irak ha sellado en la cumbre de la Liga Árabe su
reconciliación, o al menos el fin de las hostilidades, con el resto de los
miembros. El vicepresidente iraquí, Ezzat Ibrahim, ha tenido un papel estelar
en la cumbre y ha logrado prácticamente todo lo que quería, desde la condena
sin paliativos a cualquier plan de intervención norteamericano en su país a la
reconciliación con su víctima de 1990, Kuwait, y su principal enemigo árabe en
la región hasta hace poco, Arabia Saudí, así como el levantamiento de las
sanciones internacionales contra Bagdad.
'Los líderes árabes saludan el compromiso de Irak de
respetar la soberanía e independencia del Estado de Kuwait y la garantía a su
seguridad y su unidad para evitar así cualquier cosa que pudiera provocar una
repetición de lo acontecido en 1990'. Con tanto eufemismo para referirse a la
invasión y a la guerra celebraba ayer un comunicado de la cumbre de la Liga
Árabe el acuerdo entre ambos países, que, sin embargo, no especifica si Kuwait
ha logrado la liberación de prisioneros que llevan ya una década en cárceles
iraquíes o la devolución del botín de guerra expoliado por el régimen de Sadam
Hussein antes de la intervención militar aliada que llevó a la liberación del
emirato.
Izzat Ibrahim y el príncipe heredero saudí, Abdalá, enemigos
mortales también hasta hace poco, se dieron cuatro besos en público para sellar
esta reconciliación entre 'hermanos árabes'. 'El problema está resuelto',
sentenció un representante de Qatar en la cumbre de Beirut.
EE UU apoya el plan
El fiasco del vicepresidente norteamericano, Dick Cheney, en
su reciente gira por países árabes intentando recabar apoyo para una
intervención militar contra Irak tuvo ayer su continuación en Beirut. Está
claro que unas adhesiones, unos saludos y besos son más sinceros que otros.
Pero el fracaso de la política de Washington en esta nueva campaña política
previa a la militar es evidente y sangrante. El tándem formado por Bush y
Sharon ha conseguido lo que ningún ideólogo panárabe había logrado en 50 años.
[El Gobierno de EE UU expresó su apoyo a la propuesta de paz
saudí aprobada en Beirut, pero puntualizó que Israel y los árabes deberán
negociar los detalles prácticos de un futuro acuerdo, informa Reuters. 'Damos
la bienvenida a la decisión unánime de la cumbre', declaró Gordon Johndroe,
portavoz de la Casa Blanca, a un grupo de periodistas en Dallas, donde el
presidente de EE UU, George W. Bush, asistió a varios actos de recaudación de
fondos.]
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