Por HERMANN TERTSCH
El País, Beirut,
28.03.02
EL CONFLICTO EN ORIENTE PRÓXIMO
'No perdamos el tiempo, no habrá negociación alguna'. Pocas
formas había más claras de despreciar el plan de paz del príncipe Abdalá de
Arabia Saudí que las palabras del presidente sirio Bachar el Asad. Otros
líderes árabes también dejaban claro que consideran que no es más que una
peligrosa ilusión albergar esperanzas en lograr un acuerdo con un Israel
gobernado por Ariel Sharon. El presidente libanés, Emile Lahud, también hizo un
cántico al levantamiento popular armado sin escatimar víctimas propias y
ajenas.
Chocaban ayer en Beirut lo que parecen dos realismos
enfrentados. Uno, el de aquellos que creen saber que Sharon no quiere ningún
acuerdo y tiene por objetivo acabar con la autoridad palestina y con su
presidente, Yasir Arafat, seguir haciendo asentamientos, convertir las
poblaciones palestinas en bantustanes y forzar a sus habitantes a la
emigración por la miseria, desesperanza y falta de perspectivas. Ellos
consideran que la única forma de conseguir algo en el futuro es elevar tanto
los niveles de sufrimiento de la población israelí hasta que sea ésta la que
clame por devolver los territorios a cambio de la paz.
El otro es el de aquellos que saben que un estallido
generalizado de la violencia arrastrará a sus sociedades al conflicto interno,
pondrá su propio poder y supervivencia en jaque y puede llevarlos a una guerra
que saben imposible de ganar. Son los que recuerdan los tiempos en que se
soñaba con lanzar al mar por el que vinieron a millones de judíos de todas
partes del mundo y poder hacer del Estado de Israel un paréntesis histórico
desgraciado.
Sharon ha logrado en poco más de un año multiplicar la cifra
de los que sueñan de nuevo con echar al mar a los israelíes. Cada vez son más
los jóvenes palestinos que ven en la retirada israelí del Líbano el primer paso
para la 'gloriosa liberación armada de los territorios'.
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