EL PAÍS Viena, 14.10.83
El ingreso de la República Popular China, la controversia
sobre la efectividad y confidencialidad de la política de salvaguardias y la
desaparición de la euforia habida en tiempos pasados respecto a la producción
energética nuclear son los aspectos más destacados de la 27ª conferencia de la
Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA), que comenzó el lunes en
Viena. La entrada de China en esta organización, dependiente de las Naciones
Unidas, no ofrecía dificultades, ya que Taiwan había sido expulsado hace ya 10
años, y es de gran importancia, al estar realizando este país un ambicioso plan
nuclear. Como ya sucedió en las pasadas conferencias de la IAEA, es tema
principal de discusión la política de salvaguardias, como se denomina el
control de la agencia, al que voluntariamente se someten los países para
confirmar que en sus instalaciones nucleares civiles no se desarrollan
proyectos nucleares con fines no pacíficos. Tanto la voluntariedad de los
países a someterse a este control como las dificultades que los inspectores del
organismo tienen en algunos países para realizarlo repercuten sobre la
efectividad de este régimen de salvaguardias. Para aumentar el número de países
dispuestos a someterse a este control es, sin embargo, vital que la
confidencialidad de los datos obtenidos en la inspección esté plenamente
garantizada. El temor de muchos países a que los datos facilitados puedan
filtrarse y ser utilizados comercialmente por otros países, o incluso suponer
un riesgo para sus intereses nacionales, es uno de los grandes problemas a los
que se enfrenta este sistema.
En este sentido, es
significativo que uno de los puntos de la agenda de la conferencia es el
estudio de las consecuencias para las actividades de la IAEA del bombardeo
israelí que destruyó un reactor nuclear en Irak en junio de 1981. Este reactor
estaba sometido a salvaguardias y, si bien nunca fue confirmada, circuló la
información de que los datos utilizados por el comando aéreo israelí procedía
del organismo de Viena.
Por otra parte, la conferencia
se caracteriza por la sobriedad que ha adoptado la industria nuclear tras la
euforia de los años setenta, en que se apostaba plenamente por el átomo como la
energía del futuro. En muchos países se han retrasado entradas en
funcionamiento de centrales y anulado otras previstas en los planes
energéticos.
El director general de la
IAEA, Hans Blix, señaló como causas para esta evolución la de presión económica
internacional, la consecuente reducción de la demanda de electricidad y los
altos tipos de interés, que repercuten sobre las grandes inversiones que
requiere este tipo de construcciones.
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