viernes, 30 de mayo de 2014

EL PACTO DE VARSOVIA ESTUDIA MEDIDAS CONTRA EL DESPLIEGUE DE LOS EUROMISILES DE LA OTAN

Por HERMANN TERTSCH
EL PAÍS Sofía, 07.12.83


La cumbre de ministros de Defensa de los países miembros del Pacto de Varsovia, que desde el lunes se viene celebrando en Sofía, concluirá hoy, según todos los indicios, con la publicación de un comunicado sobre la determinación de la alianza de los países socialistas de llevar a cabo las medidas anunciadas por el Kremlin para contrarrestar el despliegue de misiles norteamericanos en Europa occidental.

El hecho, absolutamente inhabitual en el bloque del Este, de que una reunión de carácter militar publique un comunicado, como esperaban ayer medios diplomáticos orientales de la capital búlgara, contradice el carácter regular que oficialmente tiene este encuentro.El objetivo de la cumbre de Sofía parece ser no tanto el estudio de los pasos militares que se enmarcan en las contramedidas a la instalación de los euromisiles como la eliminación de las divergencias surgidas en el seno del Pacto de Varsovia a causa de las mismas. El despliegue de nuevos misiles nucleares soviéticos en los territorios de Checoslovaquia y Alemania Oriental, que ya está en marcha, ha despertado reticencias en varios países aliados de la URSS. El jefe del Estado y del Partido Comunista de Rumanía, Nicolae Ceaucescu, fue quien con mayor claridad mostró su disconformidad con estas medidas, y llegó a hacer nuevas propuestas a las dos superpotencias para la reanudación de las negociaciones de Ginebra. Propuestas que divergían de las propugnadas por el Kremlin.

Si bien más tarde el propio Ceaucescu se acercó, en nuevas declaraciones, a las tesis de Moscú, observadores políticos están convencidos de que en la actual reunión de Sofía se ha ejercido presión sobre Rumania para que ponga fin a sus devaneos neutralistas, que han creado malestar, sobre todo a las autoridades de los países que tienen que justificar ante su opinión, pública la instalación de nuevos misiles nucleares en su territorio.

Tras una intensísima campaña oficial de tres años de duración, en la que se presentaron los misiles como el mal absoluto que EE. UU. quería implantar, las autoridades de Checoslovaquia y la República Democrática Alemana tienen serias dificultades para presentar los misiles, aunque sean soviéticos, como una garantía de paz.

Aunque las autoridades checoslovacas y alemanas orientales han calificado el nuevo despliegue soviético de inevitable, también dejaron claro que la medida "no puede hacernos felices", como señaló el jefe del Estado de la RDA, Erich Honecker. El órgano oficial del Partido Comunista de Checoslovaquia, Rude Pravo, se hizo eco en las últimas semanas de cartas al director que expresaban opiniones opuestas al despliegue.

Aquí, en Sofía, sin embargo, en la capital de uno de los más leales aliados de la URSS, el clima es distinto. Todos los días se celebran en fábricas, escuelas y empresas centenares de actos de apoyo a las medidas anunciadas por la Unión Soviética, incluido el despliegue de nuevos misiles, para "reinstaurar el equilibrio" de fuerzas entre ambos bloques.

En este ambiente -con vitrinas en las calles donde se exponen, bajo el lema de En el mundo del capital, fotografías de escenas dramáticas sobre el desempleo, la mendicidad y la confrontación social en Occidente-, se han reunido los ministros de Defensa del Pacto de Varsovia en la residencia oficial de Boyana, cerca de la famosa iglesia del mismo nombre, en las afueras de Sofía. Participan en la reunión los ministros Dimitri Ustinov, de la URSS; Heinz Hoffman, de la RDA; Florian Siwicki, de Polonia; Constantin Olteanu, de Rumanía; Lajos Czinege, de Hungría; Martin Dzur, de Checoslovaquia, y Dobri Dzhurov, de Bulgaria. También asisten el comandante en jefe de las fuerzas conjuntas del Pacto de Varsovia, Víctor Kulikov, y su jefe del Estado Mayor, Anatoli Gribkov.

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