EL PAÍS Viena, 14.10.83
Ayer comenzó en Sofía una reunión de los ministros de
Asuntos Exteriores de los países miembros del Pacto de Varsovia, que estudian,
durante dos días, una respuesta común al previsto despliegue de misiles
norteamericanos en Europa occidental. Esta respuesta será, según han dejado
entrever en las últimas semanas altos dirigentes políticos del bloque del Este,
la instalación de nuevos misiles tácticos soviéticos en los países de Europa
oriental.
Según una comunicación oficial
difundida por la agencia búlgara BTA, los ministros de Asuntos Exteriores de la
URSS (Andrei Gromiko), Checoslovaquia (Bohuslav Chnoupek), Bulgaria (Petar
Mladenov), Hungría (Peter Varkonyi), Polonia (Stefan Olszowski), Rumania
(Stefan Andre) y el viceministro germanooriental, Herber Krolikowki, tratan
sobre "el desarrollo de la situación europea en el contexto de la
evolución política internacional". En círculos diplomáticos de la capital
búlgara se ha señalado que, si bien estas reuniones suelen tener lugar cada
semestre, a la actual se le otorga un carácter extraordinario. La impresión
generalizada de que de la reunión de Sofia saldrá un plan de rearme del bloque
oriental, una vez convencidos los dirigentes del mismo de que el despliegue de
misiles norteamericanos es inevitable, se ve reforzada por la reciente gira del
comandante en jefe de las Fuerzas Armadas del Pacto de Varsovia, mariscal
Viktor Kulikov, por todas las capitales de los aliados de la URSS en Europa
oriental. Según observadores, la gira de Kulikov tuvo como objetivo la coordinación
de medidas entre los ministerios de Defensa de estos países para una próxima
instalación de nuevos misiles soviéticos en su territorio.
A dos meses de la fecha
prevista para el comienzo del despliegue de los misiles norteamericanos -y
cuando altos mandatarios de los países del Este han dejado claro que no creen
en la voluntad negociadora de EE. UU. ni, por lo tanto, en la posibilidad de un
acuerdo en Ginebra, se espera que la actitud de los reunidos en Sofía sea muy
diferente a la adoptada por los jefes de Estado y de partido del Pacto de
Varsovia a principios de enero en Praga, cuando todavía se creía posible un
acuerdo. En aquella reunión en la capital checoslovaca se elaboró la declaración de Praga, en
la que el Pacto de Varsovia proponía a la OTAN la firma de un acuerdo de no
agresión y diversas medidas para reducir la agresión, como la creación de zonas
desnuclearizadas en los Balcanes, Mediterráneo y Báltico y la prohibición de
armas químicas bacteriológicas y de neutrones.
Se da por seguro que el nuevo
despliegue de misiles soviéticos afectará principalmente a los dos países
socialistas fronterizos con la RFA, que son Checoslovaquia y la República
Democrática Alemana, pero también es previsible que se instalen nuevas armas nucleares
tácticas en Hungría, Bulgaria e incluso Polonia. Andrei Gromiko se entrevistará
este fin de semana en Viena con el ministro de Asuntos Exteriores de Alemania
Occidental, Hans Dietrich Genscher, a quien podría presentar ya un plan
concreto de rearme del Pacto de Varsovia.
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