EL PAÍS Viena, 15.10.83
La reunión de Sofía de los
ministros de Asuntos Exteriores de los países del Pacto de Varsovia terminó
ayer, tras dos días de deliberaciones, con la emisión de un comunicado
-publicado por la agencia soviética Tass- en el que se anuncia la disposición
del bloque socialista a seguir negociando en Ginebra sobre la limitación de
misiles nucleares de alcance medio más allá de fin de año, siempre y cuando
Estados Unidos y sus aliados renuncien a la proyectada instalación de misiles
norteamericanos en Europa.
Esta postura, adoptada por los ministros de la URSS (Andrei
Gromiko), Checoslovaquia (Bohuslav Chnoupek), Bulgaria (Peter Mladenov),
Hungría (Peter Varkonyi), Polonia (Stefan Olszowski), Rumanía (Stefan Andre) y
el viceministro germano-oriental Herbert Krolikowski, supone un giro en la
política de la URSS y sus aliados. Si bien la advertencia que contiene el
comunicado sobre las consecuencias del despliegue de los euromisiles puede
interpretarse como un aviso de que el principio del mismo supondría el fin de
las negociaciones, de hecho no se menciona el posible abandono de la mesa en
Ginebra.
En contra de las
manifestaciones hechas en las últimas semanas por diversos altos dirigentes de
países socialistas, que negaban toda voluntad negociadora a Estados Unidos, a
lo que achacaban la imposibilidad de llegar a un acuerdo, el comunicado de
Sofía habla de la convicción de los países del Pacto de Varsovia de que todavía
es posible el convenio en Ginebra.
Sin embargo condicionan esta
posibilidad a que "todos los países miembros de la OTAN concentren sus
esfuerzos en evitar el despliegue en Europa de misiles nucleares de medio
alcance".
Los jefes de la diplomacia de
los países del Este no hacen en su comunicado ninguna referencia a las medidas
concretas que tomarían en el caso de que la primera instalación de Pershing 2 y
misiles de crucero, prevista para diciembre, se lleve a cabo.
Ninguna medida militar
Aunque, según observadores
occidentales, es evidente que los planes para un nuevo despliegue de cohetes
nucleares soviéticos en los países aliados de la URSS se halla en marcha, en
Sofía no ha habido un anuncio oficial en este sentido. Quizá se pueda
interpretar como tal la entrevista con el comandante en jefe de las Fuerzas
Armadas del Pacto de Varsovia, Viktor Kulikov, que publicó el jueves la agencia
soviética Novosti.
En ella, Kulikov señala que la
URSS no tolerará nunca una supremacía militar de la OTAN y que de comenzar el
despliegue de misiles norteamericanos, los países socialistas tomarían las
"medidas correspondientes". Según Kulikov, el hecho de que los
proyectiles norteamericanos tarden tan sólo cinco o seis minutos en alcanzar
sus objetivos en territorio soviético hace que "un error o fallo humano
hará virtualmente imposible impedir el conflicto".
Precisamente fue Kulikov quien
hace algunas semanas realizó una gira por los países aliados de la URSS en
Europa Oriental, que fue interpretada por observadores políticos occidentales
como el comienzo de la coordinación logística entre los Ministerios de Defensa de
estos países para emplazar nuevos misiles soviéticos.
El hecho de que en Sofía no se
ha haya hecho un anuncio formal de contramedidas concretas en el campo militar,
cuando la posibilidad de llegar a un acuerdo en Ginebra es mínimo y la decisión
de instalar los misiles es inequívoca por parte occidental, se interpreta en
medios occidentales de dos formas. Por una parte, está el deseo de la cúpula
política oriental de presentar a Estados Unidos como único culpable del fracaso
de las negociaciones, mientras el Pacto de Varsovia muestra su disposición al
diálogo hasta última hora.
También puede caber la
posibilidad de que la postura del Gobierno rumano, de pedir mayor flexibilidad
a ambos bloques, que fue claramente expresada por su jefe de Estado, Nicolae
Ceaucescu, durante su visita a Bulgaria hace dos semanas, haya tenido
influencia en la reunión.
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