Por HERMANN TERTSCH
El País Jueves,
25.07.02
COLUMNA
Israel está en peligro de extinción. Esto no es hipérbole ni
broma. Y la evidencia de que es así, de que el Estado de Israel ha entrado en
una deriva que amenaza con hundirlo en un abismo, no se debe a toda la larga
serie de trágicos episodios de los últimos dos años, irrupción de Ariel Sharon
en la Explanada de las Mezquitas, chorreo de muertos israelíes y palestinos y
lúgubres acontecimientos como el de Yenín. Ni a la dinamitación incontrolada
del proceso de paz. Ni siquiera al bombardeo del edificio en Gaza que causó una
matanza en la noche del lunes.
La prueba de que Israel está en peligro de muerte está en
una frase del responsable de que así sea, Ariel Sharon. Cuando un jefe de
Gobierno democráticamente electo dice que una operación de su Ejército regular
para asesinar a un terrorista que ha concluido con la muerte de 12 niños y
cinco adultos perfectamente inocentes 'ha sido uno de los mayores éxitos' es
que ese individuo, intoxicado de desprecio racista y arrogancia, ha perdido la
capacidad de compasión y comprensión, caído en la brutalidad sin retorno y
perdido todo sentimiento de humanidad. Ya sólo se percibe en Sharon el rebuzno
de la fuerza, la huida hacia adelante por encima de los escombros generados por
él mismo. Un hombre así es un peligro para extraños y propios. Siendo esto
gravísimo, no es lo peor.
Lo peor -hasta ahora al menos todo es susceptible, incluso
probable de empeorar- es que tras esta frase, la sociedad israelí no haya
salido a la calle en tromba para exigir el cese inmediato de quien insulta como
ningún antisemita ni antisionista jamás hizo a los principios que inspiraron la
creación del Estado de Israel. ¿Qué ha pasado en la sociedad israelí para que
tolere sin mayor irritación ni vergüenza la dilapidación sistemática de los
postulados éticos que daban una posición de privilegio y respeto a este Estado?
¿Qué ha pasado para que Simón Peres no encuentre más que frases tibias en
contra del 'resultado' de la operación, no arengue contra lo insoportable y
siga en ese Gobierno que mata gratuitamente y se refiere a los asesinatos con
comentarios cuasi cinegéticos? Tenemos a los Castellio israelíes que hablan,
aislados, contra ese Calvino que es Sharon, a esos francotiradores contra las
doctrinas de tribu, religión e ideología que fomentan el odio. Pero el eco
decepciona, y la moral, la profunda que exige compasión, la que eleva al
individuo y a las sociedades, la que se siente insultada por frases como la de
Sharon, sucumbe. Israel ha sido secuestrado por Sharon y el miedo. Su
ciudadanía ha de evitar que también lo entierre. La frase de Sharon ha
producido infinitas dudas en millones de israelíes que consideraban que su
proyecto de Estado tenía entidad moral. Son muchos los que consideran que este
Estado es el suyo por su extraordinaria capacidad de movilizar lo mejor del ser
humano. Cuando la arrogancia zafia y el procaz desprecio al ser humano que
rezuma Sharon se convierten en razón de Estado, Israel multiplica a sus
enemigos en el exterior y hace desvanecer alianzas. Nadie ponga plazo a cuando
Washington acabe con su postura de apoyo a Israel Right or
wrong. Pero esa política aumenta además los desafectos internos, porque el
miedo socava convicciones y al final queda una sociedad inerme. O Israel se
deshace pronto de Sharon o éste quedará en la historia milenaria como
enterrador del gran sueño del pueblo judío libre viviendo en paz y prosperidad.
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