miércoles, 12 de febrero de 2014

APERTURA EN VIENA DEL VII CONGRESO MUNDIAL DE PSIQUIATRÍA, CON AUSENCIA DE LA UNIÓN SOVIÉTICA

Por HERMANN TERTSCH
EL PAÍS Viena, 11.07.83


La apertura del VII Congreso Mundial de Psiquiatría, que tiene lugar hoy, en Viena, está dominada por la crisis política desatada en el seno de la Asociación Mundial de Psiquiatría, por el abandono de la misma de las sociedades psiquiátricas de la Unión Soviética, Checoslovaquia y Bulgaria. Al congreso asisten 5.400 psiquiatras de 73 sociedades nacionales de psiquiatría. Están anunciados más de 150 simposios y cerca de 2.000 conferencias.

La sociedad de neuropatología y psiquiatría de la Unión Soviética anunció el 31 de enero pasado su retirada de la asociación, "en protesta por la campaña de difamaciones contra la psiquiatría soviética que, con fines políticos, se lleva a cabo en la asociación". Las difamaciones a que se refiere el comunicado de renuncia soviético son las que desde hace diez años, y con creciente fuerza, implican a la psiquiatría soviética en la represión de disidentes políticos en su país. Checoslovaquia y Bulgaria siguieron los pasos de la URSS, en señal de solidaridad. Con estos abandonos la Asociación Mundial de Psiquiatría ha perdido un tercio de los 61.000 miembros con que contaba.

La retirada soviética, a pocos meses del congreso de Viena, ha sido interpretada en medio occidentales como una "huida hacia adelante" para evitar su condena y posible expulsión durante la reunión en la capital austriaca. Nueve sociedades de psiquiatras de países occidentales ya se habían comprometido a apoyar medidas en este sentido durante el VII Congreso.

Por otra parte, como indicó recientemente Michail Volsensky, ex profesor de Filosofia e Historia en la universidad Lumumba, de Moscú, y tras la publicación en Occidente de su libro Nomenklatura, considerado como uno de los más profundos conocedores de la mecánica del poder en la URSS, el hecho de que las autoridades soviéticas prefirieran abandonar la asociación a someterse a críticas y a una posible investigación parece confirmar su determinación a no renunciar a esta forma de persecución de los opositores al régimen.

Lavado de cerebro

La pasada semana, el profesor Volsensky presentó en Viena el libro Lavado de cerebro en Moscú, de Ewgenilj Nikolajew, un científico disidente que pasó 10 años internado en clínicas psiquiátricas soviéticas por sus actividades políticas. Nikolajew, uno de los fundadores de los sindicatos libres de la URSS, Smot, describe los pormenores de su internamiento forzoso a instancias del KGB y su cautiverio con detalles sobre la medicación a que fue sometido y sobre su relación con los médicos y las intimidaciones y amenazas de que fue objeto. En el aspecto de la medicamentación, tanto Nikolajew como Yuri Below, otro disidente que antes de emigrar a Occidente pasó largas temporadas de internamiento forzoso en psiquiátricos, destacaron el hecho de que gran parte de los fármacos utilizados en el tratamiento de disidentes proceden de países occidentales, como son Estados Unidos, Francia, Suiza y Reino Unido. Below citó a la compañía Sandoz como una de las suministradoras. Según Below, algunos fármacos se utilizan casi exclusivamente en la medicamentación forzosa de los disidentes, mientras los enfermos reales padecen una escasez crónica de productos farmacéuticos.

En el VI Congreso de la Asociación Mundial, celebrado en Honolulú en agosto de 1977, la psiquiatría soviética ya fue objeto de una condena de la asamblea general, que se basó en gran parte en el informe titulado Medicina penal, elaborado por un grupo de médicos soviéticos integrados en la comisión para la investigación del abuso de la psiquiatría con fines políticos. Todos los miembros de la comisión se encuentran actualmente en prisión. El informe daba cuenta de varios centenares de casos documentados de tratamiento psiquiátrico forzoso a personas sanas con posturas críticas hacia el régimen soviético.

Desde prisión

El psiquiatra Anatolij Korjagin, último detenido por pertenecer a la citada comisión investigadora ¡legal, fue condenado en junio de 1981 a siete años de prisión y cinco de destierro por "propaganda antisoviética". Desde el campo de internamiento en que se encuentra recluido, en Perm, el psiquiatra soviético logró hacer llegar a Occidente una carta donde pedía a sus colegas occidentales la expulsión de la sociedad soviética de psiquiatras de la Asociación Mundial, apelando a la ética médica, y describía el proceso que culminó con su detención y los descubrimientos que había hecho sobre el internamiento sistemático de disidentes en clínicas y la implicación de los psiquiatras soviéticos en su tratamiento. Según la secretaría general del congreso, éste presentará algunas novedades tanto en el campo de la farmacoterapia como en el del tratamiento no medicamentoso de las enfermedades nerviosas. Entre otros, se tratarán los nuevos métodos para el tratamiento de la depresión, los aspectos transculturales y sociológicos, la psiquiatría infantil y el tratamiento ambulatorio.

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