EL PAÍS Viena, 11.07.83
La apertura del VII Congreso Mundial de Psiquiatría, que
tiene lugar hoy, en Viena, está dominada por la crisis política desatada en el
seno de la Asociación Mundial de Psiquiatría, por el abandono de la misma de
las sociedades psiquiátricas de la Unión Soviética, Checoslovaquia y Bulgaria.
Al congreso asisten 5.400 psiquiatras de 73 sociedades nacionales de
psiquiatría. Están anunciados más de 150 simposios y cerca de 2.000
conferencias.
La sociedad de neuropatología y psiquiatría de la Unión
Soviética anunció el 31 de enero pasado su retirada de la asociación, "en
protesta por la campaña de difamaciones contra la psiquiatría soviética que,
con fines políticos, se lleva a cabo en la asociación". Las difamaciones a
que se refiere el comunicado de renuncia soviético son las que desde hace diez
años, y con creciente fuerza, implican a la psiquiatría soviética en la
represión de disidentes políticos en su país. Checoslovaquia y Bulgaria
siguieron los pasos de la URSS, en señal de solidaridad. Con estos abandonos la
Asociación Mundial de Psiquiatría ha perdido un tercio de los 61.000 miembros
con que contaba.
La retirada soviética, a pocos meses del congreso de Viena,
ha sido interpretada en medio occidentales como una "huida hacia
adelante" para evitar su condena y posible expulsión durante la reunión en
la capital austriaca. Nueve sociedades de psiquiatras de países occidentales ya se habían comprometido a apoyar medidas en este sentido durante el VII
Congreso.
Por otra parte, como indicó recientemente Michail Volsensky,
ex profesor de Filosofia e Historia en la universidad Lumumba, de Moscú, y tras
la publicación en Occidente de su libro Nomenklatura, considerado
como uno de los más profundos conocedores de la mecánica del poder en la URSS,
el hecho de que las autoridades soviéticas prefirieran abandonar la asociación
a someterse a críticas y a una posible investigación parece confirmar su
determinación a no renunciar a esta forma de persecución de los opositores al
régimen.
Lavado de cerebro
La pasada semana, el profesor Volsensky presentó en Viena el
libro Lavado de cerebro
en Moscú, de Ewgenilj Nikolajew, un científico
disidente que pasó 10 años internado en clínicas psiquiátricas soviéticas por
sus actividades políticas. Nikolajew, uno de los fundadores de los sindicatos libres de
la URSS, Smot, describe los pormenores de su internamiento forzoso a instancias
del KGB y su cautiverio con detalles sobre la medicación a que fue sometido y
sobre su relación con los médicos y las intimidaciones y amenazas de que fue
objeto. En el aspecto de la medicamentación, tanto Nikolajew como Yuri Below,
otro disidente que antes de emigrar a Occidente pasó largas temporadas de
internamiento forzoso en psiquiátricos, destacaron el hecho de que gran parte
de los fármacos utilizados en el tratamiento de
disidentes proceden de países occidentales, como son Estados Unidos, Francia,
Suiza y Reino Unido. Below citó a la compañía Sandoz como una de las
suministradoras. Según Below, algunos fármacos se utilizan casi exclusivamente
en la medicamentación forzosa de los disidentes, mientras los enfermos reales
padecen una escasez crónica de productos farmacéuticos.
En el VI Congreso de la Asociación Mundial, celebrado en
Honolulú en agosto de 1977, la psiquiatría soviética ya fue objeto de una condena
de la asamblea general, que se basó en gran parte en el informe titulado Medicina penal, elaborado
por un grupo de médicos soviéticos integrados en la comisión para la
investigación del abuso de la psiquiatría con fines políticos. Todos los
miembros de la comisión se encuentran actualmente en prisión. El informe daba
cuenta de varios centenares de casos documentados de tratamiento psiquiátrico
forzoso a personas sanas con posturas críticas hacia el régimen soviético.
Desde prisión
El psiquiatra Anatolij Korjagin, último detenido por
pertenecer a la citada comisión investigadora ¡legal, fue condenado en junio de
1981 a siete años de prisión y cinco de destierro por "propaganda
antisoviética". Desde el campo de internamiento en que se encuentra recluido,
en Perm, el psiquiatra soviético logró hacer llegar a Occidente una carta donde
pedía a sus colegas occidentales la expulsión de la sociedad soviética de
psiquiatras de la Asociación Mundial, apelando a la ética médica, y describía
el proceso que culminó con su detención y los descubrimientos que había hecho
sobre el internamiento sistemático de disidentes en clínicas y la implicación
de los psiquiatras soviéticos en su tratamiento. Según la secretaría general del
congreso, éste presentará algunas novedades tanto en el campo de la
farmacoterapia como en el del tratamiento no medicamentoso de las enfermedades
nerviosas. Entre otros, se tratarán los nuevos métodos para el tratamiento de
la depresión, los aspectos transculturales y sociológicos, la psiquiatría infantil
y el tratamiento ambulatorio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario