EL PAÍS Viena, 25.04.83
El canciller austriaco considera los resultados de las
elecciones como 'una derrota personal'
El canciller Bruno Kreisky anunció ayer su dimisión como
jefe del Gobierno austriaco tras conocer los resultados de las elecciones
generales, en las que su partido perdió el 3% de los votos y la mayoría
absoluta de que gozaba en el Parlamento. Kreisky ha gobernado Austria durante
13 años, 12 de ellos con mayoría absoluta. Tras estas elecciones se abre en
Austria un período de incertidumbre en el que los socialistas, como mayor
partido, deberán negociar con liberales y conservadores la creación de una mayoría
estable para formar un nuevo Gobierno en el país.
El canciller austriaco compareció poco después de las 10 de
la noche de ayer ante las cámaras de televisión para anunciar su retirada de la
presidencia del Gobierno. Con rostro cansado y serio, Kreisky manifestó que,
como ya había anunciado durante la campaña electoral, extraía las consecuencias
de los resultados de las elecciones que supone la pérdida de la mayoría
absoluta de su partido y que él consideraba "una derrota
personal". Los resultados, aunque provisionales ya prácticamente seguros, dan
90 escaños al partido socialista (SPOE), que en la anterior legislatura obtuvo
95. El Partido Popular de Austria (democristiano) ha conseguido 81 escaños,
cuando en el pasado Parlamento contaba con 77, y el Partido Liberal ha logrado
12, uno más de los que tenía antes de los comicios. La participación electoral
ha sido del 88,6%.
Aunque, según se ha sabido,
varios dirigentes socialistas intentaron, al conocer los resultados, convencer
al canciller para que no presentara la dimisión de forma inmediata, Kreisky
anunció a la dirección del partido que su decisión era irrevocable. El canciller
manifestó ante las cámaras que la pérdida de un 3% de votos por parte del
partido socialista, después de llevar gobernando ininterrumpidamente durante 13
años, se debe al lógico desgaste de las tareas de gobierno, pero que esto no es
óbice para que él cumpla su decisión, repetida varias veces durante las últimas
semanas, de no gobernar en coalición con nadie.
Según Kreisky, conseguir una
mayoría absoluta es muy dificil, pero mantenerla lo es mucho más. El partido
socialista austriaco, encabezado por él, ha conseguido mantenerla durante 12
años. El canciller ha anunciado que seguirá siendo, al menos durante unos
meses, presidente del partido, en el seno del cual ha anunciado que se
verificará una profunda reforma. Es previsible que los cambios dentro del
partido socialista no se hagan esperar y que se registre en los próximos meses
un rápido relevo de los miembros de la vieja guardia socialista,
coetánea de Kreisky, y que ocupa puestos clave, tanto dentro del partido como
en los sindicatos.
El canciller insistió en el
hecho de que el SPOE sigue siendo, con el 48% de los votos, el partido
mayoritario del país, a pesar del incremento de votos logrado por los
democristianos, que se sitúan en el 43%. Kreisky se negó a designar un
sustituto, ya que, según dijo, no es competencia suya sino del comité central
del partido.
No obstante, los socialistas
austriacos mantienen en el Ayuntamiento de Viena la mayoría absoluta (55,4% de
los votos, pero perdiendo un 2,5%), según los resultados de las elecciones
municipales, que eran paralelas a las legislativas. También en la capital
austriaca el partido popular ha conseguido en las municipales sólo un 34% de
los votos.
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