EL PAÍS Viena, 05.04.83
A tres semanas de las elecciones generales del próximo 24 de
abril se multiplican en Austria las especulaciones sobre nuevas fórmulas de
Gobierno ante la posible pérdida de la mayoría absoluta del partido socialista
(SPOE), que encabeza el canciller Bruno Kreisky. Forzado, al parecer, por su
partido, que no quiere ni puede prescindir de la enorme popularidad del viejo
canciller, éste ha matizado su rotunda negativa a encabezar un Gobierno que no
sea monocolor y basado en una mayoría absoluta.
Kreisky ha manifestado que
estaría dispuesto a formar un Gobierno socialista minoritario como solución
transitoria hasta la convocatoria de nuevas elecciones. Sin embargo, y a pesar
de las recomendaciones en sentido contrarío de otros miembros de la vieja guardia del
partido socialista, Kreisky ha ratificado su intención de no participar en un
Gobierno de coalición con los democristianos. En caso de que la correlación de
fuerzas en el nuevo Parlamento hiciera necesario una coalición de este tipo,
Kreisky ha anunciado su retirada de la vida política activa.
La jubilación de Kreisky, con
trece años en el poder, el jefe de Gobierno democrático más veterano de Europa,
haría necesaria una profunda reestructuración del partido socialista, cuyos
éxitos en los últimos años se han debido en gran medida a la personalidad de su
dirigente.
Liberales y 'verdes'
Otra posibilidad, en caso de
que los socialistas perdieran la mayoría absoluta, la de una coalición con el
pequeño partido liberal (FPOE), que no ha sido descartada en un principio por
Kreisky, choca con el peligro que corren los liberales de no acceder al nuevo
Parlamento, debilitados como están por la irrupción de los verdes en
el escenario político austríaco. En el partido verde, que
ideológicamente se encuentra muy a la derecha de su homónimo alemán, nada más
constituirse han surgido los primeros enfrentamientos a causa del personalismo
de sus integrantes, y ya se han producido deserciones y expulsiones de varios
miembros fundadores. Este partido -que carece de programa político- aparte de
algunas consideraciones generales sobre el medio ambiente y ciertas propuestas
claramente conservadoras, como la limitación del derecho al aborto, puede quitar
a los liberales los votos que éstos necesitan para alcanzar una representación
parlamentaria. La otra formación política que se presenta por primera vez a las
elecciones austríacas es la Lista Alternativa, formada por pacifistas y
ecologistas de izquierda e ideológicamente afín a los verdes de
la República Federal de Alemania.
Es posible, que las elecciones
del 24 de abril supongan el fin de la era Kreisky, aun
cuando los socialistas sigan siendo el partido mayoritario, y que se registre
un profundo cambio en el escenario político austríaco. A falta de sondeos
fiables, el resultado de los comicios es más ímprevisible que nunca. Es tan
posible que el próximo Parlamento austríaco cuente con la presencia de cuatro
partidos -socialistas, democristianos, liberales y verdes- como que sólo
alcancen representación parlamentaría los dos grandes partidos.
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