EL PAÍS Viena, 17.06.83
Las autoridades checoslovacas han desatado una campaña de
intimidación contra círculos disidentes de Praga para prevenir posibles
manifestaciones de protesta contra el régimen durante el Congreso por la Paz y
contra la Guerra Nuclear, que se celebrará del 21 al 26 de junio en la capital
checoslovaca. El congreso ha sido preparado por el Gobierno checoslovaco con un
enorme despliegue de medios, y marca un punto culminante en la campaña de los
países socialistas en contra de la instalación de misiles nucleares
norteamericanos en Europa occidental. Los Gobiernos occidentales, incluidos los
que mantienen reservas hacia el estacionamiento de los misiles de crucero y los
Pershing, han boicoteado los actos por entender que se trata de una plataforma
propagandística del Pacto de Varsovia. Según los organizadores, acudirán al
mismo cerca de 3.000 invitados de 150 países.
Rafael Alberti, Armando López Salinas y Juan Antonio Bardem son, según los organizadores, los únicos españoles que han anunciado su
presencia en el congreso de Praga.
Ante esta afluencia de extranjeros, en gran parte
occidentales, y de la Prensa internacional, la policía checoslovaca está
citando en los últimos días a personas conocidas por su postura crítica hacia
el régimen de Gustav Husak y les "aconseja" ausentarse de Praga
durante toda la segunda quincena de junio. En caso contrario, los disidentes
han sido advertidos de que podrían dictarse medidas para aislarlos, según
informaron fuentes de la oposición checoslovaca en Viena a este diario.
Se sabe que el sacerdote y crítico Vaclav Maly ha sido
convocado para servir en el Ejército durante las citadas dos semanas.
Por otra parte, los organizadores del congreso han negado la
invitación solicitada por el grupo disidente Carta 77. Firmada por Jan Kozhk,
Marie Rut Krizkova y Anna Marvanova, aludía al carácter abierto a "todos
los grupos y movimientos amantes de la paz" que, según los organizadores,
tiene el congreso de Praga.
Cierre
de fronteras
El hecho de que estas medidas represivas hayan trascendido a
la Prensa occidental y la repercusión del cierre de las fronteras checoslovacas
al tránsito hacia Polonia con motivo de la visita del papa Juan Pablo II a este
país son, según todos los indicios, la causa real de la suspensión de la
conferencia de Prensa que hace dos días iban a celebrar los organizadores del
congreso en Viena.
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