martes, 11 de febrero de 2014

FUERTE POLÉMICA EN AUSTRIA EN TORNO A LA CONMEMORACIÓN DEL CENTENARIO DE WAGNER

Por HERMANN TERTSCH
EL PAÍS Viena, 15.02.83


La celebración, el domingo pasado, del centenario de la muerte de Richard Wagner ha desatado en Viena una fuerte polémica y duros enfrentamientos verbales entre los partidarios y adversarios del compositor. Durante una lectura matinal en la ópera de Viena del texto de Los maestros cantores de Nurenberg, Marcel Prawy, autor de una biografía y ferviente admirador del genio de Bayreuth, criticó duramente los ataques a Wagner aparecidos en la Prensa alemana y en la austriaca en los últimos días y rompió ostentosamente la focotopia de un artículo del conocido crítico literario vienés Hans Weigel.

El texto de Weigel, publicado recientemente en el diario muniqués Merkur, definía a Wagner como "el sarampión de los aficionados a la ópera", "fase que hay que pasar en la infancia, pero que en la madurez es insoportable". Según Weigel, que no escatimaba improperios contra el compositor, los Maestros cantores es una obra aún pasable, pero Parsifal es un somnífero insufrible.

El gesto de Prawy ante una audiencia que llenaba la sala, y en la que se encontraban, además del canciller austriaco, Bruno Kreisky, y el director de la Opera, Lorin Maazel, muchos profesionales de la ópera, provocó reacciones encontradas, que demuestran la gran carga emocional que aún arrastra la polémica en torno a Wagner. Mientras la mayoría aplaudía entusiasmada y se escuchaban gritos de bravo, otros espectadores guardaban silencio, y alguno incluso optó por dejar la sala. El hecho de que tanto Weigel como Marcel Prawy sean judíos no ha hecho sino enconar el conflicto.

"Ritual del odio"

El antisemitismo de Richard Wagner, autor de un panfleto titulado Los judíos y la música, y ya utilizado como bandera de la lucha aria contra el judaísmo por la propaganda del Tercer Reich, es uno de los factores extramusicales más discutidos de su obra. Así, el diario vienés Die Presse ha calificado el suceso del domingo como "la imitación de una práctica nacionalsocialista de un judío contra otro", y acusa a Prawy de realizar ante el público un ritual del odio. El diario critica duramente al director de la Opera, Lorin Maazel, asimismo judío, que no intervino para evitar o condenar la destrucción del texto de Weigel, a pesar de su notoria costumbre de tachar de actitudes antisemitas todas las críticas que recibe en su gestión como dirigente de una de las principales óperas del mundo.

Respecto al incidente, Weigel ha declarado a la radio austríaca que "el haber estado presente de alguna forma en la celebración del centenario de la muerte de Wagner es un broche de oro para su carrera como enemigo de la obra wagneriana". Según Weigel, la obra de Wagner "destila el carácter despreciable de su autor".

Marcel Prawy, por su parte, ha pedido disculpas por su arrebato al romper el texto del crítico antiwagneriano, pero insiste en condenar los ataques que, en el centenario de su muerte, se han publicado contra Wagner, "un hombre que con su magistral obra ha legado tanta belleza y arte a todos los pueblos, países y razas".

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