martes, 11 de febrero de 2014

EL PARTIDO COMUNISTA DE HUNGRÍA ABRE LAS PUERTAS A NUEVAS REFORMAS ECONÓMICAS

Por HERMANN TERTSCH
EL PAÍS Viena, 17.04.83


Ninguna mención a los supuestos cambios en la cúspide del Estado húngaro y una profunda y sobria autocrítica de la gestión económica y política son los aspectos más destacados de la resolución aprobada durante la reunión del Comité Central del Partido Comunista de Hungría, celebrada en Budapest. A juicio de los observadores, la referencia del documento a la economía planificada, a la de mercado y a la necesaria independencia de las empresas deja abiertas las puertas a futuras reformas.

Las expectativas de algunos observadores sobre el posible relevo, durante esta reunión del comité central, celebrada el martes y el miércoles, de Janos Kadar en la jefatura del partido y de Grygory Lazar en la del Estado han demostrado ser infundadas y, aunque la sustitución de Lazar se hace inevitable, ya que su grave enfermedad le impide ejercer sus funciones, probablemente no se producirá hasta después del verano. La resolución, de 35 páginas, dada a conocer de forma resumida por la agencia húngara NTI, estudia la evolución de Hungría en los dos últimos años, desde la celebración del último congreso del partido, y tiene como objetivo la revisión de puntos de vista tanto en el terreno político como en el económico. En el aspecto económico, destaca la importancia de la descentralización de los mecanismos de mercado y de la autogestión, aunque en el marco de un sistema de economía planificada. Entre los aspectos negativos, el comité central critica duramente la "falta de flexibilidad de los gerentes de empresas" y la lentitud de la economía centralizada en adecuarse a la evolución de la economía internacional, la escasa productividad y falta de rigor en el puesto de trabajo y el desprecio hacia la propiedad común así como el parasitismo, la corrupción y el consumismo.

Respecto a la falta de productividad de la industria, el comité central anuncia un proyecto por el cual se pagarán los sueldos de acuerdo con las prestaciones reales de cada individuo y se distribuirán los puestos de trabajo por criterios de capacidad y sin consideración a la militancia del solicitante.

La resolución ratifica los objetivos de la economía húngara para 1985, y muy especialmente el mantenimiento de la solvencia del país y la reducción de la deuda exterior, que ronda los 8.000 millones de dólares.

Combatir el nacionalismo

En una clara advertencia a los disidentes, la resolución critica a ciertos círculos de intelectuales por su postura conservadora y su apego a "viejos sistemas". Además, ataca duramente el resurgir del nacionalismo, "al que hay que combatir con el patriotismo socialista y el intemacionalismo proletario", sin citar expresamente, sin embargo, los conflictos de las minorías húngaras en Rumanía y Checoslovaquia. Respecto a la política exterior, el comité central reafirma su incondicional adhesión a la Unión Soviética y a la retirada de todos los misiles de Europa, y califica como una amenaza para los intereses húngaros la instalación de misiles norteamericanos de alcance medio en Europa Occidental. 

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