El País, Madrid, 10.04.85
'CUMBRE' SOCIALISTA EN MADRID
El presidente del Gobierno español, Felipe González, pidió
ayer un último esfuerzo a los partidos socialistas europeos para que
contribuyan a que la integración española en la Comunidad Económica Europea sea
una realidad el 1 de enero de 1986, en la inauguración del congreso que ha
reunido en Madrid a los principales líderes socialistas de Europa. González
expresó esta petición tras pronunciar palabras de agradecimiento a los partidos
socialistas europeos por su apoyo y solidaridad en el proceso de integración de
España en la CEE.
El presidente del Gobierno español destacó la aportación del
jefe de Gobierno italiano, Bettino Craxi, y su ministro de Asuntos Exteriores,
Giulio Andreotti, desde la presidencia semestral de la Comunidad. La
satisfacción por el acuerdo para la adhesión de España y Portugal a la
Comunidad Económica Europea y el llamamiento a un esfuerzo común para construir
una Europa integrada política y económicamente, marcaron ayer la apertura de
este XIV Congreso de la Unión de Partidos Socialistas de las Comunidades
Europeas. El congreso, que se clausura hoy en Madrid, trata fundamentalmente
sobre las perspectivas de la economía europea y sobre la elaboración de una
política exterior propia del viejo continente.
González recordó, en sus palabras de bienvenida a los
delegados de Europa e Israel, los últimos 10 años del Partido Socialista Obrero
Español, desde la clandestinidad del congreso de Suresnes, en el exilio, a su
actual papel de anfitrión de este congreso en Madrid, y calificó esta etapa
como "una de las experiencias más singulares que un partido socialista haya
recorrido jamás en Europa".
Un proyecto de largo alcance
El jefe del Gobierno español manifestó que el ingreso de
España en la CEE "es un proyecto de largo alcance tanto en su vertiente
nacional como en su vertiente europeísta". En España, todas las fuerzas
políticas han asumido la integración como una prioridad en las relaciones
exteriores y, a largo plazo, de la política interior.
En el aspecto europeísta, la adhesión de España y Portugal
contribuye, en opinión de González, a perfilar una cierta unidad política,
geográfica y social con grandes dosis de estabilidad. "La Europa
comunitaria se completa con la inclusión de dos de sus miembros más
genuinamente europeos".
El presidente de la Unión de Partidos Socialistas Europeos,
Joop den Uyl, que fue reelegido ayer, se felicitó por el hecho de que el
congreso se celebire con el acuerdo sobre la adhesión de España y Portugal a la
CEE ya consumado. "Esta integración", manifestó Den Uyl, "no
sólo favorece a los nuevos miembros, sino que repercutirá muy favorablemente en
la Comunidad, tras varios años difíciles con la aparición de signos de
desintegración".
El primer ministro italiano, Bettino Craxi, comenzó su
alocución ante el pleno felicitándose por el acuerdo logrado en Bruselas que
"demuestra la visión de futuro y la madura conciencia de la Comunidad
sobre el papel que le espera en el mundo entero". Craxi hizo una encendida
defensa del proyecto común que es Europa, "un gran taller de construcción
humana para el bienestar y la civilización del hombre", y pidió ilusión y
voluntad política para profundizar en la integración y cooperación en aras de
una gran identidad común de los pueblos que la componen, uno de cuyos eslabones
es la adhesión de sus dos nuevos miembros.
Aumentar la eficiencia
Respecto a los actuales problemas a que se enfrenta la
Comunidad, el jefe del Gobierno italiano pidió un esfuerzo común para llegar a
un acuerdo en el Consejo de Europa de Milán, en junio próximo, para aumentar la
eficiencia y agilidad de las instituciones, restablecer la capacidad de
decisión del Consejo y fortalecer el papel del Parlamento "garante del
carácter absolutamente democrático del sistema europeo que construimos".
Al igual que otros participantes, Craxi se refirió al grave problema del
desempleo que hoy afecta ya a 12 millones de personas en el ámbito comunitario.
El informe económico ante el congreso, presentado por Willy
Claes, vicepresidente de la Unión, supuso un duro ataque a la política
económica de Estados Unidos, y calificó de "serie de mitos" los
fundamentos de la política económica del presidente Ronald Reagan y el
dinamismo que esta supuestamente engendra. Claes atacó a la política económica
norteamericana por las consecuencias que esta tiene especialmente para los
países en vías de desarrollo, en África y Latinoarnérica, pero también para
Europa.
También el presidente de la Comisión Europea, Jacques
Delors, pidió para Europa una "política distinta", basada en la
reestructuración industrial y agrícola, en el avance de las nuevas tecnologías,
pero siempre manteniendo la esencia de la seguridad social y del carácter
solidario que caracterizó siempre la política de los socialistas europeos y
que, según manifestó, provocó el auge europeo de la posguerra. Delors hizo un
llamamiento a construir una Europa competitiva, pero no una sociedad basada en
la victoria del fuerte sobre el débil.