El País, Viena, 20.02.84
Una carta recibida en el Ministerio austriaco de Defensa, y
filtrada posteriormente a la prensa vienesa, que lleva el membrete de la
embajada norteamericana en Viena y la supuesta rúbrica de la embajadora Helene
von Damm, ha creado un gran revuelo en medios políticos de la capital
austríaca, ya que en la misma se hacen sugerencias para una cooperación militar
entre Austria y la OTAN que violan la neutralidad constitucional de este país.
Fuentes norteamericanas en Viena han negado que la carta proceda de la
embajada, y manifiestan que se trata de una falsificación cuyo objetivo es
deteriorar las relaciones entre ambos países. Este desmentido ha sido
ratificado, si bien de forma muy tímida, por el Ministerio de Defensa
austriaco. El Departamento de Estado norteamericano ve detrás de la carta
"un paso más de la campaña de desinformación que llevan a cabo los servicios
secretos soviéticos". En la carta, fechada el pasado 26 de enero, se
solicita al ministro que estudie fórmulas de conectar el sistema austriaco de
vigilancia de su espacio aéreo al de la OTAN "para el caso de un ataque
nuclear soviético" y se indica que "otro país neutral" ha
respondido afirmativamente a esta solicitud. Este "otro país neutral"
sólo puede ser Suiza, tal como señala la prensa vienesa. La cooperación militar
de Austria con cualquier pacto está prohibida en el acuerdo de Estado que tiene
carácter constitucional.
En Viena se manejan tres hipótesis sobre la verdadera
procedencia de la carta. Una es que la embajadora la escribiera realmente y se
desdiga ahora, consciente de haber tenido una grave falta de tacto hacia la
neutralidad austriaca que ha provocado gran disgusto en el Gobierno de este
país. Otra posibilidad es que efectivamente se trate de una falsificación -muy
bien realizada- con objeto de socavar las relaciones entre Austria y Estados
Unidos.
La carta podría ser también parte de una intriga interior de
la embajada norteamericana con el fin de dañar la imagen de Helene von Damm,
una estrecha colaboradora del presidente Ronald Reagan. Antes de apostar
decididamente por la segunda hipótesis, la embajadora reconoció la posibilidad de
que alguien le hubiera pedido la firma para documentación rutinaria,
ocultándole el contenido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario