viernes, 23 de septiembre de 2016

EL TRÁFICO DE EMBRIONES HUMANOS, UNA MACABRA REALIDAD

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Madrid, 28.02.85


El tráfico de fetos humanos procedentes de abortos con destino a la industria cosmética es una macabra realidad que ha adquirido dimensiones internacionales. El 9 de mayo de 1984, Le Quotidien de París publicaba un anuncio publicitario que elogiaba las cualidades de una crema facial producida con Helichrysum, un producto extraído de embriones humanos. La revista vienesa Ikarus recuerda que la compañía norteamericana Flow Laboratories Incorporated recibió en Estados Unidos en 1975 y 1976 4.000 fetos humanos por año que, procedentes de Corea del Sur, le eran suministrados congelados en botes de plástico por la compañía aérea Japan Airlines. Cada feto le costó a la compañía norteamericana 25 dólares.
En 1981, agentes aduaneros franceses encontraron la cámara frigorífica de un camión repleta de fetos humanos destinados a una compañía francesa de cosmética. En 1982, se descubrieron en un contenedor metálico en California 500 fetos humanos en formol.

Un parlamentario belga denunció en 1982 la existencia de mujeres encinta que no quieren tener el hijo y reciben dinero por no interrumpir el embarazo hasta el sexto o séptimo mes para cederlo después, lo más desarrollado posible, a la ciencia o a la industria cosmética.

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