El País, Madrid, 28.02.85
El tráfico de fetos humanos procedentes de abortos con
destino a la industria cosmética es una macabra realidad que ha adquirido
dimensiones internacionales. El 9 de mayo de 1984, Le Quotidien de París publicaba
un anuncio publicitario que elogiaba las cualidades de una crema facial
producida con Helichrysum, un producto extraído de embriones
humanos. La revista vienesa Ikarus recuerda que la compañía norteamericana
Flow Laboratories Incorporated recibió en Estados Unidos en 1975 y 1976 4.000
fetos humanos por año que, procedentes de Corea del Sur, le eran suministrados
congelados en botes de plástico por la compañía aérea Japan Airlines. Cada feto
le costó a la compañía norteamericana 25 dólares.
En 1981, agentes aduaneros franceses encontraron la cámara
frigorífica de un camión repleta de fetos humanos destinados a una compañía
francesa de cosmética. En 1982, se descubrieron en un contenedor metálico en
California 500 fetos humanos en formol.
Un parlamentario belga denunció en 1982 la existencia de
mujeres encinta que no quieren tener el hijo y reciben dinero por no
interrumpir el embarazo hasta el sexto o séptimo mes para cederlo después, lo
más desarrollado posible, a la ciencia o a la industria cosmética.
No hay comentarios:
Publicar un comentario