sábado, 24 de septiembre de 2016

LA FIGURA DE GORBACHOV DESPIERTA UN OPTIMISMO MODERADO EN EL ESTE

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Budapest, 30.03.85


El acceso de Mijail Gorbachov a la jefatura del Partido Comunista de la Unión Soviética ha producido, cuando no ha transcurrido aún un mes desde la muerte de su antecesor, un claro cambio en el estado de ánimo de las autoridades y poblaciones del Este de Europa. Por primera vez desde hace muchos años -exceptuando quizá el breve lapso entre el nombramiento y los primeros síntomas de incapacidad física de Yuri Andropov- en Europa oriental se percibe un prudente pero notorio optimismo respecto al futuro.
La falta de coordinación y de una dirección firme y segura por parte soviética provocó políticas contradictorias y conflictos entre estos países. Praga acusó a Budapest y a Bucarest de llevar a cabo una política egoísta de acercamiento a Occidente para lograr ventajas económicas en detrimento de la comunidad socialista. En Hungría resurgió con fuerza la animadversión hacia Rumanía por el trato que este país dispensa a la minoría húngara. Alemania Oriental defendió públicamente a Hungría de las acusaciones de Checoslovaquia sobre su supuesta larvada occidentalización.
La llegada de Gorbachov a la dirección soviética parece haber puesto fin a estas actitudes erráticas. Durante el congreso del Partido Socialista Obrero Húngaro (PSOH, comunista), celebrado esta semana en Budapest se han percibido claramente nuevos tonos. Autoridades húngaras e invitados de los países hermanos lo atribuyen sin dudar a la nueva situación en el Kremlim y al nuevo estilo que se perfila en las relaciones en la comunidad socialista.

El miembro del Politburó soviético Grigori Romanov habló en Budapest de relaciones sin sumisión, dependencia o imposición. Elogió el desarrollo hacia el socialismo acorde con las peculiaridades nacionales de cada miembro de la alianza y expresó el rotundo apoyo de la URSS al reformismo húngaro. En medios políticos húngaros se respira enorme satisfacción. Se habla de un nuevo estilo sin retórica trasnochada y excesos ideológicos, pero ausente de complejos de inferioridad ante Occidente. Se saluda la nueva firmeza y la intención declarada de primar la efectividad, que reabre las posibilidades de que la integración económica de la alianza avance y todos se beneficien de ella.

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