El País, Viena, 11.04.84
La coalición socialista-liberal del Gobierno austriaco
encajó un nuevo y duro golpe en las elecciones sindicales, celebradas el
domingo y el lunes, que la sume en su primera crisis cuando aún no se ha
cumplido un año desde la retirada del que fuera el gran artífice de la casi
proverbial estabilidad gubernamental austriaca, el ex canciller Bruno Kreisky.
El descenso de la popularidad de la coalición que preside Fred Sinowatz ya
había quedado patente en las derrotas de los dos partidos que la integran -el
socialista (SPOE) y el liberal (FPOE)- en las elecciones de la Baja Austria y
Salzburgo. Estos comicios supusieron sendas victorias del Partido Popular
Austriaco (OEVP), que dirige el democristiano Alois Mock. El Partido Popular
gobierna ya en seis de los nueve Estados federales austriacos. En las elecciones
sindicales, aunque pudo mantener su mayoría absoluta, la fracción sindical
socialista perdió un promedio del 6% de los votos en todos los Estados
federales menos en uno, en Vorarlberg.
La amenaza de huelga de los altos funcionarios en protesta
por una nueva ley que establece topes para sus ingresos adicionales, el
malestar de los obreros siderúrgicos por la reconversión del sector y la lucha
abierta entre el sindicato socialista y la patronal por la implantación o no de
la semana laboral de 35 horas han supuesto un grave deterioro del clima
político.
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