El País, Viena, 03.04.84
Los misiles nucleares soviéticos que se instalan actualmente
en Checoslovaquia y en la República Democrática Alemana apuntan exclusivamente
a objetivos militares norteamericanos en Europa occidental, incluidas las
rampas de lanzamiento de misiles de la Alianza Atlántica. Este dato fue
revelado por el jefe del Estado Mayor y viceministro de Defensa checoslovaco,
Miroslav Blahnik, en una entrevista publicada este fin de semana por el órgano
del partido comunista de este país, Rude Pravo.
Blahnik anunció asimismo una modernización y mejora del
sistema de defensa antiaérea checoslovaco. Si bien reconoció la carga que
supone el rearme para la economía de Checoslovaquia, manifestó que las medidas
son imprescindibles para garantizar "la seguridad nacional". El pasado
día 21 de marzo el primer ministro checoslovaco, Lubomir Strougal, confirmó,
por primera vez de forma oficial, el despliegue de misiles soviéticos en su
territorio, en el marco de las medidas de represalia del bloque del Este por la
instalación de los misiles Pershing 2 y de crucero en Europa occidental.
Agresión verbal a Occidente
El rearme del territorio checoslovaco ha ido acompañado en
las últimas semanas de una gran agresividad verbal de las autoridades de Praga
contra Occidente. Las protestas iniciales de la población contra este despliegue
fueron silenciadas por completo tras unos primeros momentos de relativa
tolerancia hacia las mismas. Objeto de los ataques de las autoridades
comunistas de Praga no fueron esta vez sólo las bestias pardas tradicionales,
es decir, Estados Unidos y sus aliados de la Alianza Atlántica, sino también el
papa Juan Pablo II -calificado como el papa más reaccionario de la historia de
la Iglesia- e incluso, y esto es más significativo, algunos países hermanos, miembros
de la comunidad socialista.
Con el perceptible acercamiento entre las dos Alemanias,
evidenciado por la proliferación de permisos de emigración a Occidente para
ciudadanos de Alemania Oriental; el nuevo énfasis de Bulgaria por destacar el
carácter nacional de sus relaciones exteriores, demostrado en la
conferencia del partido comunista búlgaro a finales de marzo en Sofía; el
tradicional neutralismo de la Rumanía de Nicolae Ceaucescu; la ya
asentada vía autónoma de Hungría, y una Polonia a la defensiva,
Checoslovaquia parece quedarse sola en sus violentas diatribas contra
Occidente.
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