El País, Budapest, 26.03.85
El máximo dirigente húngaro, Janos Kadar, inauguró ayer el
XIII Congreso del Partido Socialista Obrero Húngaro (PSOH, comunista) con una
firme defensa de las reformas económicas y políticas realizadas en los últimos
años y del derecho de cada nación a buscar sus propias vías hacia el
socialismo, incluida la del pluripartidismo. Kadar, de 74 años (los últimos 29
en el poder), líder indiscutido dentro y fuera del partido, bajo cuyo mandato
Hungría se ha convertido en el país con mayor flexibilidad económica e
iniciativa privada del Pacto de Varsovia, manifestó que el marxismo-leninismo
tiene "fuertes fundamentos, pero no dogmas", y pidió nuevas
respuestas a los nuevos problemas para construir el socialismo.
El dirigente húngaro, que habló hora y media en tono
muy distendido y se mostró en excelente estado físico, animó al congreso a
confiar en el pueblo, "maduro políticamente", y defendió la nueva ley
electoral, que elimina las listas únicas del partido en las elecciones
generales. El próximo día 8 de junio, los húngaros podrán votar por primera vez
entre, al menos, tres candidaturas, que ya no tendrán que ser comunistas. Grandes
especulaciones provocó ayer, entre una multitud de periodistas extranjeros
llegados a Budapest al congreso, una frase de Kadar que negaba la necesidad del
partido único para el progreso hacia el socialismo. Según manifestó, "el
sistema del partido único no es un principio inmutable, sino que obedece más
bien a cuestiones prácticas". También existen fórmulas pluripartidistas
para lograr el mismo objetivo, según añadió.
El discurso fue una defensa de su política, que últimamente
ha sido criticada por sectores ortodoxos en el partido y en los sindicatos, que
ven en las reformas económicas de liberalización una desviación de los
principios ideológicos del marxismo-leninismo y un crecimiento de las
diferencias entre las clases sociales.
En el recién estrenado Palacio de Congresos, donde se
celebra la reunión, le escucharon los 935 elegidos de 87.000 miembros del
partido -en un país de algo más de 10 millones de habitantes-, invitados y
delegaciones extranjeras, entre las que destacaba la presencia de Grigori
Romanov, miembro del Politburó del Partido Comunista de la Unión Soviética, en
su día considerado en Occidente como candidato a la dirección del Kremlin, en
rivalidad con Mijail Gorbachov.
Romanov y Bilak, ortodoxos
Romanov es un firme defensor de la ortodoxia
marxista-leninista, partido único incluido. También parece significativo que el
hombre que dirige la delegación del vecino del Norte, Checoslovaquia, sea Vasil
Bilak, el representante más duro de la ortodoxia del régimen de Praga, que en
los últimos años ha criticado, en ocasiones abiertamente, la política húngara,
tanto en su vertiente económica como en las relaciones de Budapest con Europa
occidental.
Romanov estuvo sentado a la diestra de Kadar durante la
ceremonia de apertura y pronunciará hoy un discurso que se espera con gran
interés, ya que supondrá la primera toma de posición pública de la URSS
respecto a la política húngara después del relevo en la cúpula del Kremlin.
Precisamente a los delegados soviéticos y de otros países
aliados en el Pacto de Varsovia se dirigía el líder húngaro cuando subrayó,
quizá en la única ocasión en que puso un especial énfasis retórico, que
"Hungría es un país estable". Por la fidelidad a la política exterior
soviética y la garantía de que en Hungría no existen tendencias
"antisocialistas" organizadas, sino fuerzas que buscan el socialismo
por medios diversos en el partido, Budapest ha logrado un gran margen de
confianza en Moscú, que ha permitido las reformas.
Kadar hablaba, por otra parte, a los ortodoxos en el propio
partido cuando aseguró que se mantendrá el pleno empleo, a pesar de la
necesaria reestructuración industrial, para cuya realización no se duda en
cerrar empresas no rentables. Respecto a la autonomía empresarial, manifestó
que el director deberá responder ante el Estado de sus actos, pero deberá tener
libertad de decisión para ello.
Se renueva el Pacto
En relación a la alianza militar del mundo socialista, Kadar
anunció ayer que la Unión Soviética y sus aliados europeos acordaron el pasado
día 13 de marzo, "por unanimidad", renovar el Tratado de Varsovia,
que expira el próximo 14 de mayo. El dirigente húngaro señaló que ante la
negativa occidental a una disolución simultánea de los bloques militares,
propuesta por el Pacto de Varsovia, los máximos dirigentes de los miembros de
la alianza socialista, reunidos con el nuevo secretario general del PCUS,
Mijail Gorbachov, tras los funerales de su antecesor, decidieron renovar el
tratado, sin que se conozca el nuevo plazo de vigencia. Kadar calificó el encuentro
de "muy positivo".
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