El País, Madrid, 12.03.85
El precipitado retorno a Moscú de altas delegaciones
soviéticas que se encontraban el domingo en el extranjero fue uno de los
indicios más consistentes de que, tras un mandato de 13 meses jalonado por
rumores sobre un inminente desenlace, el máximo dirigente del Kremlin había
muerto. La interrupción de visitas oficiales de miembros del Politburó como
Vladimir Serbitski, que se hallaba en Estados Unidos, y de Vital¡ Vorotnikov,
en Yugoslavia, sólo podía ser interpretada como síntoma de una situación
absolutamente extraordinaria en Moscú, dado el proverbial rigor de las
autoridades soviéticas en el desarrollo del protocolo establecido en actos
oficiales.
Serbitski dio por finalizada ayer, tres días antes de lo
previsto, su visita oficial al frente de una delegación del Parlamento
soviético, que era la misión de la URSS de más alto nivel que realiza un viaje
a Estados Unidos en el último decenio.
El consejero de Seguridad de la Casa Blanca, Robert
McFarlane, a quien Serbitski solicitó una aceleración de los trámites para el
regreso, informó inmediatamente al presidente Ronald Reagan sobre esta
interrupción de la visita, absolutamente inhabitual en funcionarios soviéticos.
La delegación no dio motivos para su abrupto regreso a
Moscú. Otro miembro del Politburó, Vital¡ Vorotnikov, interrumpió el domingo su
visita oficial a Yugoslavia y regresó asimismo a la capital soviética.
Una delegación del Soviet Supremo que, invitada por el
Parlamento de Alemania Occidental, el Bundestag, llegó el domingo a Hamburgo,
interrumpió también su viaje y regresó ayer a Moscú sin cumplir ninguna de las
visitas previstas. Un avión especial soviético, que salió de madrugada de
Moscú, recogió poco antes de las ocho de la mañana a la delegacion.
Ésta, integrada por los primeros parlamentarios soviéticos
que visitaban la República Federal de Alemania desde hace nueve años, iba a
visitar Bonn, Düsseldorf, el Ruhr y Maguncia.
Luto en las embajadas
En todas las embajadas y representaciones de la Unión
Soviética en el mundo ondea desde ayer la bandera de la URSS con crespón negro
a media asta.
En Madrid, un portavoz del gabinete de prensa de la Embajada
anunció que ayer había quedado abierto el libro de condolencias para todo aquel
que desee testimoniar su pésame al pueblo soviético por el fallecimiento de su
máximo dirigente, Konstantín Chernenko.
Entre los primeros en expresar su condolencia figuró el
Partido Comunista de Ignacio Gallego (formado a raíz de una escisión en el PCE
de Gerardo Iglesias y Santiago Carrillo). En su nota de pésame, esta
organización política, considerada prosoviética, lamenta la pérdida de Chernenko
y expresa su confianza "en el funcionamiento democrático y eficaz de las
estructuras del PCUS, garantía de que esta pérdida será cubierta por la persona
adecuada".
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