El País, Viena, 09.02.84
El ministro de Industria Química de Rumania, Gheorge
Caranfil, y el viceministro Ion Bivolaru han sido destituidos de sus cargos por grave
negligencia en relación con la explosión que hace dos meses provocó más de
160 muertos y un centenar de heridos en una refinería petroquímica. La decisión
fue tomada por el Comité Ejecutivo del Partido Comunista de Rumanía, reunido el
martes bajo la presidencia del jefe del Estado y del partido, Nicolae
Ceaucescu, y fue hecha pública ayer en el órgano oficial, Scinteia. Según
informó este diario, una comisión investigadora de los hechos llegó a la
conclusión de que la catástrofe se debió a graves errores en la organización y
dirección del complejo petroquímico.
Al ministro y a su delegado se les acusa de no haber tomado
las medidas necesarias para garantizar la "total seguridad" de las
instalaciones. Además de estas dos destituciones, el comité ejecutivo adoptó
medidas disciplinarias contra altos dirigentes del partido y mandos técnicos de
la refinería.
El viceprimer ministro, Ion Bivolaru, recibió una censura
oficial por su actuación en estos hechos, al igual que el primer secretario del
partido en la región de Prahova, Virgil Cazacu. Dos directores de la factoría y
varios responsables técnicos fueron "castigados según las disposiciones
legales", señala Scinteia, sin especificar el tipo de sanciones
aplicadas.
El accidente que ha provocado este paquete de medidas
disciplinarias tuvo lugar en la noche del 6 de diciembre de 1983. Por causas no
especificadas, se registró una explosión en la refinería petroquímica de
Teleajen, en las cercanías de la localidad rumana de Ploiesti.
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