Por HERMANN TERTSCH
El País Miércoles,
18.12.02
COLUMNA
Biljana Plavsic ha sido una de las mujeres más admiradas en
los Balcanes. No era para menos. En aquel mundo de hombres rudos, esta mujer
volteriana rompió moldes. Por desgracia. Nadie más lejano al campesinado sin
escrúpulos y sin compasión que en aquellas montañas considera cualquier
tragedia un vulgar incidente. Ella era una serbia que sabía de poesía, quería a
la ciencia e interesante y elegante, conmovedora e inteligente, nadie que la
conociera se explicaba, al principio de la década de los noventa, su
irresistible conversión en matarife junto a personajes fascistas y
etnoparanoicos, como Radovan Karadzic, poeta enfermo, y Radko Mladic, general
sanguinario, en la guerra en Bosnia. Algo había sucedido con aquella profesora
de la comprensión. De repente, la musa intelectual justificaba las explosiones
de balas dum-dum en las cabezas de quienes habían podido ser sus
alumnos más queridos y aventajados.
Plavsic disfrutaba de los muertos musulmanes. Mladic los
generaba. Moría la gente y la musa no despertaba. Más de siete mil en
Srebrenica, en Foca varios cientos masacrados y decapitados, siempre
justificados por una mujer que quería a Shakespeare y recitaba a Byron, que conocía
a los clásicos griegos y habría sido capaz de llorar con Lorca o Cernuda.
Ahora, Plavsic ha retornado a la dignidad. Y llora aunque haya quien piense que
sólo recorta su pena de prisión. Plavsic da un corte de mangas a quienes
desacreditaron a la Corte Penal Internacional, otro a su compañero de prisión,
Slobodan Milosevic, pero también a Washington, que desprecia las leyes más que
los sátrapas junto al Adriático. Plavsic ha dicho que es culpable. Que existió
la limpieza étnica y los asesinatos selectivos. Supo de ellos. Nunca en
Núremberg hubo testigo así. Plavsic ha recuperado su dignidad al contarnos lo
que muchos sabíamos y otros negaban con obscenidad. El éxito de La Haya es
magnífico. Y Plavsic ha recuperado, con todos sus pecados, el honor perdido.
Presa pero libre al fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario